Jesús Ulled. Foto: Santi Cogolludo
- Sus hijos apenas sabían nada de la juventud de Leonard, porque era un hombre hermético, pero habían encontrado unas cuartillas que contenían unas notas biográficas sin cronología, repetitivas y desordenadas. Busqué la manera de darles coherencia y fui completándolas con información que iba recavando. Al final, salió mi libro.
El libro del que habla y que ahora publica Destino es una suerte de biografía novelada aunque fiel a los hechos sobre la vida de Leonard, hombre nacido en el seno de una acaudalada familia parisina que se educó entre caballos y criadores gitanos y que creció viajando por el mundo. De París a La India, Australia, Portugal, Madrid y finalmente Barcelona, donde se asentó tras encontrar el amor. A Ulled le fascinó la capacidad del personaje para zanjar una vida e iniciar otra, así como su espíritu aventurero y su obsesión con el pueblo gitano:
- Él era medio gitano por parte de padre, así que tengo una teoría un poco romántica de las razones que le llevaron a cambiar tantas veces de vida. Creo que era un nómada espiritual. Me fascina cómo habiendo vivido en un mundo de caballos y naturaleza pudo pasarse al mundo del cine, tan opuesto, donde fue además muy respetado. Y cómo más adelante, por un encontronazo sentimental, volvió a dejarlo todo para iniciar un nuevo camino con una mano delante y otra detrás. Todo este tiempo, el payo Chac, como le llamaban los gitanos, estuvo buscando sus orígenes y los encontró al casarse con su mujer.
Tras ese encuentro con su segunda mujer y su gran amor, Rosario Amaya, Leonard se convirtió en el retratista de la Barcelona calé, dejando a la posteridad un copioso material fotográfico que destaca por su naturalidad, pues él, aunque nunca reveló sus raíces gitanas, entraba en todas las escenas de esta cultura como uno más:
- Durante su juventud, Leonard trató con gitanos más románticos, con los de carromato que iban de feria en feria. En Barcelona se encuentra con el gitano paria de la sociedad que vive en condiciones infrahumanas. Es ahí donde vive su mujer, una flor en el barro: pulcra, limpia, independiente, bien relacionada y admirada, que mantiene su soltería y su virtud con más de 20 años. Y sorprende que a este hombre, que ha vivido siempre con posibles, no le importe relacionarse con su nueva familia política, gitanos que se acogían a unas lonas que montaban por la noche desde un muro al suelo para dormir. Esto hasta que alguien les cede un espacio para construir una barraca, que les parece un lujo. Los hijos me explican que para ellos, que vivían en Gracia, su ilusión era pasar el fin de semana en la barraca del abuelo. Gracias a su familia política entra a fotografiar a los gitanos como uno más, en sus retratos se nota una naturalidad que no tienen, por ejemplo, las fotos de Catalá Roca.
A su manera, el libro es también la historia de una Barcelona que es la de la infancia del autor y la de sus propios progenitores. Gracias a sus recuerdos o a los relatos de su padre pudo reconstruir algunos ambientes del libro. Una Barcelona, eso sí, en la que no era habitual un ser tan romántico como el Payo Chat, que vivió encandilado con la etnia gitana, a la que criticaba, en cambio, por haber abandonado su nomadismo, práctica sin la que, creía, había perdido su esencia. "El libro habla mucho de los gitanos, quiero que sus hijos, que han quedado muy contentos con el resultado, lo muevan por asociaciones de esta etnia, porque toda su vida fue una defensa de ella", expone el autor.
En cuanto al estilo, Ulled ha buscado la sencillez, limitarse a la exposición de unos hechos que ya de por sí contenían literatura y contarlos en tercera persona: "He debido haber escrito miles de folios de cosas serias por mi trabajo. Informes, dictámenes y proyectos donde hay que explicar las cosas a un señor al que se las tienes que vender o que las tiene que entender. Eso es lo que he hecho. No soy literato, aunque he escrito mucho como periodista de joven, he procurado ser objetivo y me he divertido mucho investigando, buscando antecedentes. El propio Leonard era muy púdico y en su manuscrito, apenas describe un par de escenas sobre encuentros amorosos, a pesar de que tras 40 años soltero por el mundo tuvo que conocer a muchas señoras. Yo también soy muy púdico, así que lo he respetado", puntualiza.
Tiene razón, la vida relatada no necesita añadidos. Para ilustrar este asunto, el autor recuerda una anécdota que define muy bien al personaje: "Con 18 años conoció a una gitanita preciosa que trabaja con su familia en la finca. Tras un encuentro entre ambos, la familia de ella lo sospecha y desaparecen de allí. Él le sigue el rastro y acaba en Madeira, donde una hermana de la chica le amenaza de muerte con un cuchillo. A los 20 años recibe una carta de su antigua enamorada, residente entonces en Londres, donde se ha convertido en una especie de top model. Acude a visitarla y ella le cuenta que se va a casar con un médico americano al que ve poco y que parece estar poco interesado en el sexo, así que le pide un hijo. Pasan tres días en la cama y luego él se marcha. A los nueve meses recibe un tarjetón en el que se le comunica el nacimiento de su hijo. Es una historia tan de novela, tan romántica...
Espera Ulled que el lector se apasione tanto con la lectura como él escribiéndola. Si el libro va bien, avanza, ya tiene en mente otro personaje de Barcelona con una vida altamente novelable.