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Desde hace doce años, la literatura infantil tiene refugio seguro en La Mar de Letras (Santiago, 18, Madrid), en la que Clara García, su actual propietaria, defiende el decálogo de la librería, con proclamas como que "los niños son lectores inteligentes y dignos de respeto", que "un libro infantil no es material pegagógico, sino una obra literaria y artística" y que "la buena literatura para niños es también buena literatura para adultos". Intentan asesorar a los padres en función de la calidad de los libros, sin complejos ni intolerancia: "Si una abuela pide ayuda porque está preocupada ya que su nieto no lee, le recomendamos el mejor libro posible para que se enganche a la lectura". Talleres de lectura y cuentacuentos "sin ánimo de lucro, sin intención de venta ni promociones encubiertas"completan una oferta que pone a disposición de padres y niños unos 50.000 títulos seleccionados por su calidad.



"Estos dos últimos años han sido tan duros como apasionantes -confiesa Clara García-, pero ya lo sabíamos cuando nos hicimos cargo de la librería. A veces pensamos que es una experiencia suicida, añoramos un sueldo fijo, la seguridad, aunque la diversión lo compense todo". También añora el éxito de Harry Potter, cuando los más jóvenes aguardaban horas y horas por un ejemplar, "pues el fenómeno no ha vuelto a repetirse", aunque ahora Geronimo Stilton, "que sigue arrasando", no le vaya a la zaga. ¿El futuro? "Soy optimista. Algún día habrá que remontar".