Último otoño en París novela una materia muy poco trillada en nuestra narrativa, inédita si hablamos de literatura escrita por mujeres: la diplomacia internacional y los intríngulis de los despachos de los organismos europeos de alto nivel. Así, la treintañera protagonista, Eva, llega a la capital francesa como directora de un proyecto en el departamento de Lucha contra la Pobreza. De su mano conocemos los pormenores de un entorno laboral que es un mundo en miniatura -casi un universo- donde conviven gentes de todas las culturas, razas y creencias. Asistimos a reuniones de trabajo, viajes a países africanos donde las cosas distan mucho de ser como Occidente imagina, sabemos de qué se nutren los despachos de este tipo de organismos o qué se puede esperar de una recepción al jefe de la iglesia ortodoxa griega.
La autora nos cuenta con detalle -y enorme sentido del humor- las grandes gestas de los funcionarios europeos, pero también sus pequeñas miserias y sus anécdotas cotidianas. Desde lo difícil que es orientarse por un edificio laberíntico hasta las consecuencias del amor mal digerido entre una francesa y un ruso, ambos miembros del grupo de trabajo que debe abordar un importante proyecto. Milagros del Corral tiene el mérito de contarnos todo eso con el ritmo, la amenidad y el desparpajo de quien está narrando anécdotas en una velada entre amigos. Sin duda, la recreación de ese mundo cercano pero a la vez incógnito es lo mejor de esta historia.
Sospecho que en su voluntad de hacer este asunto algo más cercano, la autora entrevera una trama de amor y misterio en la narración. Eva encontrará al amor de su vida en esta etapa parisina. Un amor truncado, dramático, que vendrá aderezado con una buena dosis de misterio. Las correrías de la protagonista por la capital francesa, ya sea de compras en compañía de una amiga, de cóctel en cóctel, o en plena efervescencia amorosa no son el primer plano narrativo, pero están bien resueltas y sirven para redondear una novela que se lee con enorme agrado y que a muchos servirá para asomarse a un mundo fascinante.