José Tomás en la mañana de su rotundo triunfo en Nimes. Foto: Andrés Lorrio.



El universo taurino vive este mes su periodo más intenso de la temporada. Como cada mes de mayo. La Feria de San Isidro eleva la temperatura de la fiesta y el albero de las Ventas se convierte en la tierra promisoria para tantos matadores que sueñan con conquistar allí la gloria taurina. Cada tarde, a las siete, la suerte queda echada para ellos. Es un buen momento para que corra también la tinta. Y no sólo la de las crónicas en los periódicos. También la de libros en torno a la tauromaquia.



El más llamativo de la temporada lo publica Espasa. Y trae su origen en el discurso pronunciado por José Tomás el año pasado tras recoger el Premio Paquiro de El Cultural. Tras el atril y con unos folios en la mano que no miró en ningún momento, cuajó una faena literaria a la altura de relatos firmados por plumas notables. El diestro se atrevió a imaginar un diálogo con Navegante, el toro que casi lo desangra en Aguascalientes. Ningún reproche para el astado. Al contrario. "Tengo asumido por mi educación taurina que os debo pagar un tributo", le decía José Tomás a Navegante.



Aquella pieza ha sido recogida en el libro Diálogo con Navegante, que incorpora además textos de Zabala de la Serna, Luis Abril, Paco Aguado... Y nada menos que de Vargas Llosa. El escritor peruano, que también recibió el Paquiro en 2011 por su defensa de la tauromaquia cuando fue abolida en Cataluña, se mete en la piel del morlaco y desde esa perspectiva escribe Mónologo del toro: "Ser bravo, para mí no es una mera posibilidad, como lo es para los seres humanos. Es la razón de mi existencia, lo que constituye mi esencia y mi vocación. Vivo para enfrentarme a un adversario y derrotarlo".



En este volumen José Tomás figura pues bien acompañado, nada menos que con un Nobel de literatura. Pero en el anfiteatro de Nimes estaba solo aquella mañana del 16 de septiembre frente a seis morlacos. Una encerrona a las que no se suele prestar el matador madrileño. De hecho, luego reconoció que no las tenía todas consigo cuando se rompió el paseíllo. "Seis toros son muchos toros", dice el maestro. Pero todos los factores se confabularon esa jornada para que los espectadores que abarrotaron los tendidos vieran un espectáculo de esos que se quedan grabados en la memoria para siempre.



El fotógrafo Andrés Lorrio fue uno de los privilegiados que presenciaron in situ la gesta. Y con su cámara captó los instantes en que el genio y la estética de José Tomás se desbordaban. En el volumen ilustrado José Tomás en Nimes (Esfera de los Libros) recoge una selección de ese material: inspiradísimas verónicas, profundos derechazos, gaoneras de mármol... El libro viene comentado por Lorenzo Clemente, autor de La tauromaquia a través de sus conflictos y autor del blog La gran temporada. En el prólogo inscribe la actitud templada de José Tomás en la filosofía zen.



La mañana de Nimes quedará registrada para la historia del toreo con carácter indeleble. Un capítulo sustancial. Pero esos anales también se alimentan, en gran medida, de la anécdota. Bien lo sabe Lucas Pérez, redactor de la sección de Cultura del diario El Mundo, autor de Manzanares. Heredero de leyenda. En 300 anécdotas taurinas (Esfera de los Libros) comprime el lado más morboso, excéntrico y humorístico de la fiesta.



Stone defendiendo la tauromaquia frente a un antitaurinista reconocido como Jorge Javier Vázquez, ¡en su propio programa y sin cortarse! José Tomás vestido de corto luciendo la elástica rojiblanca en un partido benéfico en el Bernabeu para recaudar fondos, el pique entre Joselito y Enrique Ponce, la irrupción de Juncal en los carteles de Las Ventas... Así hasta cuajar tres centenares de textos cortos y precisos que delinean el sustrato único e instransferible sobre el que orbita el planeta taurino.



En ese territorio lleva mandando casi dos décadas Enrique Ponce. El catedrático de literatura, crítico taurino y teatral Andrés Amorós firma la biografía Enrique Ponce. Un torero para la historia (Esfera de los Libros), un matador que susurra a los astados (proverbial es su capacidad para acoplarse y sacar lo máximo de sus oponentes en la plaza). El libro tiene otro aliciente de peso. Nuevamente aparece Vargas Llosa, volcado con el toreo, que lo prologa: "En estas páginas vemos revivir la historia, el misterio, la belleza, el riesgo, la gracia y la vitalidad que tienen las corridas de toros y la manera como ellas se encarnan en un diestro que, desde su más tierna infancia, comprometió su vida en esa vocación que lo ha llevado a enfrentarse y lidiar más de dos mil corridas". Se dice pronto.