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En Valladolid, cerca de la Universidad, se planta desde hace once años El Árbol de las Letras, una pequeña librería especializada en atender tanto a estudiantes y catedráticos como al público general y letraherido, al que procuran aconsejar con complicidad. Todo empezó en 2001, cuando dos hermanas (Soraya, licenciada en Arte, y María José, Filología Hispánica) que trabajaban en una librería cercana se encontraron en la calle: el nuevo dueño del local quería despedir a una y se fueron las dos. Entonces, pasaron junto a lo que antes había sido una librería médica, vieron que estaba en venta, y se lanzaron a la aventura, apoyándose sobre todo en un gran catálogo especializado en primer lugar en la librería universitaria. “El vértigo de las novedades -explica María José- impide que lo tengamos todo, pero si alguien necesita un libro reciente, en pocos días se lo encontramos”. No se trata, en ningún caso, de una librería de viejo. Sobre todo apoya la literatura de calidad “y a las editoriales minoritarias”, y sus clientes, muchos de los cuales las conocían de la librería anterior (que, por cierto, cerró), son sus mejores cómplices. Algunos clientes fieles les aconsejan lecturas, que ellas comparten con otros cuando vale la pena. Compensan la falta de espacio con la renovación casi semanal de los cuatro escaparates y organizando presentaciones y recitales. Lo suyo, insisten, “es vocacional, exigente y divertido, lleno de descubrimiento y desasosiego. Seguimos aprendiendo”. Por eso, quizá, han echado raíces.