James O'Barr

Cuando en 1989 una oscura editorial publicó El Cuervo, nadie sospechaba que había nacido un nuevo mito de la cultura popular, llevado al cine en una película que costaría la vida a su protagonista. Su creador, el carismático James O'Barr, fue invitado en las recientes Jornadas del Cómic de Avilés, donde tuvo la oportunidad de desvelarnos los misterios de uno de los héroes más inquietantes del cómic.



Si Flaubert podía decir "Madame Bovary soy yo", y Mickey Spillane interpretar a Mike Hammer, sin duda James O'Barr, más cerca del segundo que del primero, gorra de visera y mandíbula cuadrada al frente, puede afirmar que Eric Draven, El Cuervo, es su alter ego, formato cómic. De hecho, esta trágica figura justiciera que retorna del más allá para vengar el asesinato de su prometida, nació de la no menos trágica muerte de la novia de O'Barr, atropellada por un conductor borracho, en 1978. Así surgió, fénix oscuro, El Cuervo: "Quedé destrozado. Después de haberme criado en un orfanato, cuando creía encontrar la felicidad, me la arrebataban sin motivo. El tipo que la atropelló salió de la cárcel a los seis meses. Yo estaba furioso con la vida. No es que quisiera morir, pero no me importaba. Así que me alisté y me mandaron a Berlín".



Eran tiempos duros. En las largas noches de cuartel, en el gélido y gris Berlín de la Guerra Fría, O'Barr concibió El Cuervo: "Era algo personal. Un diario. Creí que funcionaría como una especie de catarsis, pero era hurgar más en la herida. La gente me decía que tenía que superarlo, pero, ¿cómo puedes superar algo así? No puedes: aprendes a vivir con ello. Y mi forma de aprender fue El Cuervo, sin pensar que alguien pudiera leerlo".





Portada del primer número de El Cuervo, publicado en 1989.



Caliber Press publicó el primer número de El Cuervo, por casualidad, para utilizar papel sobrante... Y se convirtió en éxito: "Al editor ni siquiera le gustaba la serie, no creo que la leyera o entendiera, pero eso me dio libertad total para hacer lo que quisiera". El resultado fue el primer héroe de cómic gothic, adoptado por la subcultura gótica: "Cuando empecé no había gothic. No lo llamábamos así. Es cierto que la música que me gustaba, que citaba en el cómic, era de grupos oscuros y deprimentes de los 70 y 80, y de repente empezó a venderse más en tiendas de música que en las de cómic". O´Barr fue miembro de una banda de metal, Trust Obey, producida por Trent Reznor: "Era pura furia y ruido, casi inaudible, aunque sé cómo tocar una guitarra eléctrica".



La consagración llegaría con la película de 1994 El Cuervo, de Alex Proyas, cuyo protagonista, Brandon Lee, hijo del célebre Bruce, falleció misteriosamente durante su rodaje: "Me gusta la película. Creo que con los medios que tenían se hizo lo mejor que podía hacerse. Alex y Brandon eran fans del cómic, contaron conmigo desde el principio. Brandon se convirtió en una especie de hermano pequeño para mí". Después de la nueva tragedia, O´Barr no quiso saber nada de Hollywood: "Nunca más volvieron a llamarme para colaborar en la franquicia. Y yo no quería. Me dije: coge el cheque y corre. Desde hace años hablan del remake... Yo no quise tener nada que ver".





Brandon Lee encarnó al personaje en la película de 1994 y falleció por un accidente durante el rodaje.



Pero hace poco, las cosas cambiaron: "Recibí la llamada de un español, Javier Gutiérrez. Me dijo: 'Hola, soy el que han escogido para dirigir de nuevo El Cuervo'. Quedé con él, pensando quitarle la idea de la cabeza... Y fui yo el que cambió de idea: no quería hacer un remake, sino filmar de nuevo el cómic. Hacer lo que no se pudo hacer, contando conmigo para introducir todos los elementos originales. Eran las palabras mágicas". Pronto, El Cuervo volverá a volar para vengarse, proyectando su silueta negra y trágica sobre un mundo oscuro y desesperanzado: "Eric Draven es mi alma rota y hecha pedazos", concluye O´Barr... Y añade: "Pero también puedo ser un tipo divertido, de veras".