Una ilustración de Robert Crumb. El padre del cómic underground es el gran protagonista de la cuarta edición de La Risa de Bilbao.
Hablamos con Nazario Luque, Juan Bas, Borja Crespo, Marta Sanz y Kiko Amat, algunos de los protagonistas de la cita
El humor underground es maestro en esta cualidad. A pesar de que el concepto entraña en origen una distribución al margen de la industria, su fuerza comunicativa, sanadora, ácida e impía ha coronado cimas muy altas. El festival literario La Risa de Bilbao, que inaugura este lunes su cuarta edición, analizará esta corriente cultural desde distintos prismas y con la presencia de su máximo gurú, el mítico Robert Crumb, uno de los dibujantes más geniales de la historia del cómic y uno de los artistas más brillantes de la segunda mitad del siglo XX. Nacida en plena crisis, esta cita única en Europa ha logrado consolidarse y alcanza su cuarta edición con un suculento programa. Junto a Crumb, al que le dedican una retrospectiva y al que conceden el premio La Risa de Bilbao, que antes recogieron Ibáñez, Tom Sharpe y Imaíl Kadaré, pasarán por Bilbao Nick Hornby, Javier Mariscal, Fernando Trueba, Ignacio Echevarría, José Luis Cuerda, Kiko Amat, Marta Sanz, Manuel Vilas, Nazario Luque, Santiago Segura, Sabino Méndez...
El escritor Juan Bas, director de la propuesta, confiesa que el tema de la edición les vino dado después de que Crumb confirmara su asistencia, pero luego vieron que casaba muy bien con la actualidad: "En este expolio generalizado, la contracultura es resistencia y el humor políticamente incorrecto y crítico, un arma. Hemos procurado elaborar un programa muy variado sobre el underground que está presente en encuentros como La movida madrileña, Cuando Barcelona era una fiesta o en otro sobre el rock radical vasco de los años 80", enumera.
A su juicio, el underground ha resurgido con fuerza durante los últimos años debido al fin de las formas de producción tradionales y al empleo de internet como medio de expresión para el arte. "Aunque es un bosque denso en el que cuesta distinguir los árboles con buenos frutos, se pueden ver cortos, web series, cómics... muy interesantes, muy libres".
El también escritor Kiko Amat, que participará en una charla junto a Nick Hornby, reconoce que sus referentes literarios, entre los que se encuentra el novelista británico, comenzaron como autores underground pero luego lograron llegar a públicos muy variados, como le pasó a él: "Alta fidelidad fue un éxito en todo el mundo, Hornby dice que lo escribió pensando que lo leería un puñado de majaras pero acabó siendo un bestseller. El underground en la literatura no es como el punkrock, ha acabado siendo compatible con el público. Los autores que lo han practicado han descubierto que, de pronto, lo suyo era un humor internacional". Este factor, prosigue el autor de Eres el mejor, Cienfuegos, es algo deseable para un novelista: "Los fanzines están bien pero la voluntad es trascender y que no te lean sólo 100 personas, pero lo cierto es que la voluntad de ser leído sin perder los principios es un malabarismo imposible", reflexiona.
Por otra parte, también los públicos han cambiado. Cuando Burroughs escribió Yonqui, ejemplifica Amat, sólo se lo publicó una editorial pulp, dedicada a la pornografía, mientras que hoy puede escribirse sobre pedofilia en una gran corporación. De este modo, ¿tiene sentido seguir hablando de underground en un mundo en el que es el propio mainstream el que sale a la caza de los productos culturales más transgresores? Para Amat el adjetivo en el caso del humor se hace necesario en un país como España, en el que si se dice humor a secas, sin el apellido underground, uno piensa de inmediato en Cruz y Raya o "en un monólogo del Club de la maldita comedia".
Para la escritora y colaboradora de El Cultural Marta Sanz, que dialogará en el festival con Pilar Andón en torno al glamour, el underground se ha convertido en un fetiche y, en ese sentido, se ha desactivado como arma de resistencia: "Ya no se trata de que el glamour pueda ser underground -como en el caso de Jane Bowles o de Dorothy Parker- sino de que el underground ha quedado reducido sólo a glamour: de la Velvet Underground queda un terciopelo que se desgasta a marchas forzadas. Los hijos del conde Lequio dicen que se dedican a la música underground. Con esto creo que está casi todo dicho". Preguntada por el humor en las letras españolas, Sanz responde con sorna: "En las letras no sé, pero los escritores cada vez tenemos menos".
Una ilustración de Nazario Luque, el padre del underground español. Incluida en La Piraña Divina. Autoedición clandestina. 1975. Barcelona
En cuanto a las letras españolas, el artista está de acuerdo con Marta Sanz en el sentido de afirmar que falta un poco de chispa, de autocrítica, de capacidad para reírnos de nosotros mismos: "No creo que la literatura española, más bien adusta, se haya caracterizado por el sentido del humor. Los autores que sí lo practicaron, como Jardiel Poncela, Ramón Gomez de la Serna y Miguel Mihura, han estado bastante menospreciados", lamenta.
También pasará por el festival Borja Crespo, director, productor, dibujante y uno de los mayores divulgadores del cómic en España. Su nombre está asociado al underground desde los primeros noventa, cuando lanzó distintos fanzines y revistas y dirigió hitos de la cultura del momento como el cortometraje Snuff 2000, basado en el cómic de Miguel Ángel Martín. Crespo celebra que en la actualidad, "mal que les pese a algunos", estemos volviendo al underground, un retorno que califica de necesario en los tiempos que corren, pues significa "independencia, autogestión, alternativo, transgresión...".
Crespo no duda a la hora de describir este tipo de humor como un artilugio de resistencia: "Poner entredicho el sistema y cuestionar nuestro comportamiento es su razón de ser, además de hacernos pasar un buen rato. Reír por no llorar, y si encima es con sustancia, mejor que mejor... En la cultura española hay humor, lo hay, pero, desgraciadamente, no hay un ejercicio sano de la autocrítica... No se cultiva apenas la ironía, triunfa la corrección política y el humor negro molesta... Afortunadamente, para eso está el underground, lo alternativo. Es un modo de expresión esencial para aliviar nuestra existencia", expone. Además, insiste en el aumento de manifestaciones culturales que pueden enmarcarse en el underground: "Hay ramas del humor, como el esperpento o el absurdo, muy propias de nuestras fronteras, que nunca desaparecen y que en momentos como el que vivimos son un soplo de aire fresco en una situación de angustia. Sin humor nuestras penurias pesan más. Hay que reírse de todo y de todos, incluido uno mismo", recomienda.
Amat coincide con Crespo y concluye: "El humor es la gran arma para comunicar ideas políticas, para luchar contra la solemnidad y contra la soledad. Es una de las herramientas más elevadas para un escritor para vencer a la pomposidad, para hablar de emoción y de sentimiento".