Mariano Rajoy, en una sesión de control del congreso de los Diputados

Destino. Barcelona, 2013. 304 pp., 18'50 euros. Ebook: 12'34 €.

El percutor de este volumen hay que buscarlo en el demoledor artículo que César Molinas publicó el 9 de septiembre de 2012 en el diario El País. Ni el título, "Una teoría de la clase política española", ni la biografía profesional de su autor dejaban entrever la onda expansiva de un texto que montado en la crítica más feroz a la política española afirmaba, entre otras lindezas, que nuestros políticos han conformado una "élite extractiva" cuyo objetivo primordial radica en explotar a los ciudadanos para su propio beneficio.



Aunque en un primer momento la consigna de los partidos fue ‘quietos y cuerpo a tierra hasta que escampe', el texto comenzó a circular por los departamentos universitarios y, a través de la web, por la masa crítica española hasta alcanzar una resonancia imposible de ignorar en las centrales de la política. Molinas comenzó a cosechar críticas desde todos los ángulos, compensados en buena medida por una lluvia de invitaciones para participar en tertulias, foros y medios de comunicación. Aquí y allá dejaba caer que estaba preparando un libro sobre España. Cumplió su aserto, y desde su salida, Qué hacer con España va por la segunda reimpresión.



Hasta su artículo de 2012, Molinas (Barcelona, 1950) era conocido sobre todo en círculos especializados. Licenciado en Matemáticas y doctor en Economía por la Universidad de Barcelona, cursó un master en Econometría y Economía Matemática en la London School of Economics. Su variada vida profesional discurre por distintos espacios y cometidos que van desde la docencia a la gestión de fondos. En Londres fue director gerente de Merrill Lynch, responsable de la estrategia de renta fija para Europa y de la estrategia global de asignación de activos. En Madrid pasó por el Ministerio de Economía como Director General de Planificación, por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y fue economista jefe en FG Inversiones Bursátiles. Ha sido consejero de RENFE, de Correos y del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). En la actualidad es socio fundador de la consultora Multa Paucis, consejero de Cross Road Biotech, SCR, SA (capital riesgo en medicina) y promotor de CRB Inverbío (sociedad gestora de fondos de capital riesgo).



La construcción de este volumen se apoya sobre un plano sustentado por tres patas. La primera presenta un recorrido histórico que arranca con una interesante reflexión en torno a las consecuencias de la caída del Imperio romano y se prolonga en el tiempo hasta llegar a la actual Unión Europea. Apoyado en Francis Fukuyama -The Origins of Political Order- Molinas contempla el poder de la iglesia feudal como un peso muerto que apenas puede sostener una sociedad convencida de que el "Reino de Dios" debía encarnarse en un imperio cuyo emperador era la autoridad de Cristo en la Tierra. Pese a todo, el inexorable proceso civilizatorio sigue su curso y el año 1077 marca un punto de inflexión. En el castillo de Canossa, próximo a la ciudad italiana de Parma, se establece que todo cristiano tiene una doble lealtad, la incardinada en los poderes terrenales y la de la Iglesia y sus representantes. Para nuestro autor este hecho significa el nacimiento del individualismo y del pensamiento independiente. Quinientos años más tarde, en 1517, el reformismo religioso de Martín Lutero y la invención de la imprenta por Gutenberg tienen como consecuencia que las tasas de alfabetización crecen más en los países protestantes que en los católicos. Banderín del catolicismo, España quedará descolgada de la Ilustración y del progreso. Apoyado en este supuesto, Molinas salta en el tiempo hasta la actualidad y afirma que en la zona euro el diseño económico tropieza con un modelo en el que chocan los países con productividad muy alta derivada de un gran capital humano y aquellos con productividad más baja a causa de un capital humano menos capacitado. Se cierra este panorama histórico subrayando la tesis hegeliana del Fin de la Historia con mayúsculas. En consecuencia, abandonadas las grandes teorías, de lo que se trataría ahora -en España y en Europa- es de intentar entender la globalización para adaptarse a ella y obtener el beneficio máximo. El camino es muy claro para Molinas: invertir en capital humano, en I+D, en innovación y en fomento del emprendimiento.



La segunda parte de este volumen conforma una polémica reflexión sobre España como anomalía. Arranca señalando el error histórico que supuso, en el reinado de Felipe II, desconsiderar a ciudades como Sevilla, Lisboa o Barcelona e instalar la capital del imperio en Madrid. A partir de ahí acuña el término "capitalismo castizo" para designar un modelo de negocio en el que la hibridación entre administración pública y empresarios se expresa a través del Boletín Oficial del Estado (BOE) y se reúne en el palco Bernabeu. Tras criticar, por centralista y borbónico, el sistema radial de transporte, Molinas pone el acento en el efecto disgregador de las guerras civiles sufridas en España durante los siglos XIX y XX y cierra esta segunda parte con una crítica a la clase política. La élite extractiva, es decir, "los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de las infraestructuras innecesarias".



La tercera parte cierra este volumen presentando, en un primer tránsito, a España como el escenario de una profunda crisis moral, ética e institucional. "No funciona la Corona, no funciona la Justicia, no funciona el Parlamento, no funcionan los llamados agentes e interlocutores sociales y no funcionan los (mal) llamados organismos reguladores independientes".



En un segundo tránsito, Molinas ofrece al lector los cambios que necesita España. Evitar que los partidos políticos se autorregulen modificando para ello la actual Ley de Partidos, cambiar la Ley Electoral en la dirección de un sistema mayoritario en el que los políticos se disputen la elección en circunscripciones uninominales y poner a los sindicatos en su sitio constituyen algunas de las reformas que deberían acometerse con urgencia. Pensiones, vivienda y mercado laboral también deben pasar por el quirófano. Con todo, sin mejoras sustanciales en educación, investigación y emprendimiento toda reforma quedaría condenada a cojear de por vida.



Tan tajante volumen no podía ser recibido más que con pitos y aplausos. El término "élite extractiva" viene de Daron Acemoglu y James Robinson (Por qué fracasan los países. Deusto, 2012) y, en realidad es un concepto que deriva de los textos de Douglass North, premio Nobel de Economía. Hacerlo encajar en la totalidad de los políticos españoles es forzar su significado. En política "cuecen habas" hasta en la Cámara de los Comunes del Reino Unido. Casi uno de cada cuatro miembros tiene como empleado a un familiar en su oficina parlamentaria, según el informe anual del organismo encargado de fiscalizar el gasto de los parlamentarios británicos. Por otro lado, el planteamiento histórico de Molinas es tan discutible como su catastrofismo. Pero lo cierto es que con este libro, más su presencia en los medios y su participación en el Manifiesto de los 100 por la reforma de los partidos políticos Molinas está marcando la polémica sobre la reforma política. No es el único: magníficos textos, como, entre otros, el de Santiago Muñoz Machado, Informe sobre España, repensar el Estado o destruirlo, (Crítica, 2012) están también en la primera fila de un debate com- plejo y difícil.