Jorge Zepeda Patterson. Foto: Planeta.
Jorge Zepeda Patterson (Mazatlán, 1952) es mexicano, es periodista y tiene más de 20 años de experiencia en la profesión. Fundador de dos periódicos - Siglo 21 y Público- y ex director de El Universal, queda garantizado de antemano el interés de cualquier cosa que tenga que contar sobre su país. Estos días está en España promocionando su primera novela, Los corruptores (Destino), un intenso thriller político con el que radiografía la corrupción y los códigos ocultos con los que operan las altas esferas del poder en México.El protagonista es, cómo no, un periodista. Tomás, que hace tiempo perdió la ilusión por su trabajo, escribe un artículo sobre el asesinato de una famosa actriz y en él revela un dato que, sin saberlo, apunta como sospechoso al temible secretario de Gobernación, brazo derecho del presidente en el primer año del regreso del PRI -el todopoderoso partido que gobernó durante 70 años- tras doce años de mandato del PAN -el partido de la derecha-.
Desde ese momento, en su carrera por mantenerse vivo y descubrir quién y por qué le ha tendido la trampa, irá descubriendo la magnitud del caso, con miembros del gobierno y del cártel de Sinaloa implicados. Le ayudarán en todo momento tres amigos de la infancia, con los que formaba el "grupo de Los Azules", entre los que se encuentran la presidenta del PRD -el partido de oposición de la izquierda- y un alto cargo de los servicios de inteligencia. Entre las pesquisas y las huidas, se intercalan viejos recelos, asuntos amorosos, cuentas pendientes y los intereses particulares de cada uno.
Zepeda escribió el libro para dar salida a tantos hechos y anécdotas acumulados que han ido conformando "una gaveta de asuntos no publicables sobre personas de poder. Gran parte de las situaciones aquí descritas son absolutamente ciertas", aunque haya cambiado nombres y lugares geográficos. Aunque la corrupción y la violencia son especialmente brutales en México, el autor está convencido de que muchos lectores encontrarán paralelismos con la situación de sus respectivos países:
- El ejercicio del poder es más duro y cruel en México porque el tejido institucional es débil. En México, Rusia, Argentina y otros muchos países la democracia es un tema más discursivo que operante. Ahí es donde estos hombres de poder encuentran un margen de maniobra más amplio. No estamos a años luz de la Marbella de Gil o de la Italia de Berlusconi. Es algo común a aquellos lugares donde surgen caudillos que se sienten por encima de la ley y las instituciones.
- Con tanta corrupción alrededor, ¿es fácil mantener la integridad moral?
- La corrupción no solo comprende el cohecho. Los mejores periodistas de mi generación no perdieron el criticismo o la independencia por un sobre de dinero o por negocios, sino por el simple hecho de ser admitidos en la sobremesa del señor ministro. - ¿Qué grado de libertad de prensa hay en México?
- Hay que diferenciar entre la prensa del interior y los grandes medios nacionales. Los colegas del interior enfrentan situaciones decimonónicas frente a gobernadores que ejercen su cargo como virreyes absolutos o en zonas donde el narco está presente y practica una violencia brutal. México es el país con más riesgo para ejercer el periodismo sin contar a los que están en guerra. Hemos tenido 70 casos de periodistas asesinados o desaparecidos en los últimos años. Por otra parte, en la capital los periodistas de medios fuertes tenemos una gran visibilidad y los márgenes para hacer periodismo crítico son enormes.
Booktrailer de Los corruptores.
- El tema del narcotráfico es grave pero está acotado. La mayoría de las notas sobre la vida pública que escriben los periodistas no tienen que ver con el crimen organizado. Desde fuera parece que todos vivimos con una Kalashnikov apuntándonos, pero la vida cotidiana no es así. Nunca he visto una situación en la que se dispare un arma, ni he visto cadáveres en los sitios por los que he pasado. La mayor parte de la información que publicamos tiene que ver con el ejercicio del poder. Temo más al déspota con poder político que a un narco molesto o frustrado por una nota periodística. Ahora bien, en lugares como Ciudad Juárez o Tamaulipas, que son regiones por el narco, un periodista se la juega en su labor diaria.
- ¿Cree que esta novela enojará a alguien en México?
- Eso espero, si no sería un fracaso. No es el propósito principal de la novela, pero espero que sacuda la opinión pública.
- Ha cambiado los nombres de los políticos que participan más directamente en la trama. ¿Cree que se reconocerán?
Yo creo que sí y el lector mismo jugará al ¿Dónde está Wally? en este fresco de la escena pública mexicana.
La esperanza de México, el ciudadano
- ¿Hay solución para la corrupción en México?- Si hay una zona de reserva y esperanza, tiene que ser el ciudadano común y corriente. En los últimos meses hemos visto en México y en España una proliferación de momentos en los que la gente sale a la calle para expresar una indignación creciente apuntalada por las redes sociales. En mi novela, un personaje dice que los políticos temen más a un hashtag que a una crítica de la oposición. En su manual del usuario no viene cómo responder a un trending topic. Con todos los excesos que puede haber, pienso que las redes sociales son un viento fresco positivo.
- ¿Y la solución al poder de los cárteles de la droga? La lucha frontal que llevó a cabo el PAN sacando el ejército a la calle en los últimos años no ha dado resultado.
- No ha dado resultado y difícilmente va a darlo. Hay varios niveles de solución: uno sería la legalización parcial del consumo de drogas, quitándole al crimen organizado el mercado negro con el que se financian gracias al sobreprecio que provoca el monopolio. Por otra parte, la solución sería mejorar el Estado de derecho. Mientras haya tal corrupción en la policía y en la justicia, no se podrá solucionar el problema del crimen organizado. Sacar el ejército a las calles es como dar palazos a nidos de avispa.
-¿Cuál debe ser el papel de la prensa en todo esto?
La prensa es importante porque en sociedades como las nuestras, las carencias del sistema judicial obliga a los periodistas a convertirse en fiscales. Hoy mismo en España, los medios que denuncian a las elites las obligan a fiscalizarse, no por gracia y virtud de la justicia sino a causa de la exposición pública.
El futuro del periodismo
- Uno de sus personajes compara la prensa con la Wells Fargo: haciendo mejores diligencias no se puede competir contra el tren. ¿Cómo ve el futuro de la prensa un profesional con tanta experiencia?- Tengo clarísimo que la prensa escrita está en proceso de jubilación. Hacer un mejor periódico es simplemente una búsqueda del buen morir, lo cual no es una cosa menor. Es una lucha justa y razonable, pero el final está definido. Quizá en 30 años siga habiendo prensa escrita para algunos sectores especializados. Esto no quiere decir que el periodismo sea anacrónico. Nunca como ahora ha sido tan necesario frente a la sobreabundancia de información, por lo que debe convertirse en su curador. Pero una cosa es la teoría, el wishful thinking, y otra cosa la realidad del mercado, que aún no ha confirmado esta presunción. Mientras no construyamos un modelo de negocio viable para el periodismo profesional en las plataformas digitales, no está asegurado el futuro.
Peña Nieto, con las manos atadas
- ¿Cómo ve la nueva etapa del PRI? ¿Se diferencia en algo del PRI que gobernó México durante 70 años?- Justamente ambienté la novela en noviembre de 2013 para que el PRI llevase un año gobernando desde su regreso al poder y los personajes pudieran debatir sobre esta pregunta. Muchos dicen que el PRI de ahora es el mismo de antes, con la cara lavada pero la misma alma del antiguo régimen. Otros dicen que después de 12 años de alternancia ineficaz, se necesita un PRI modernizado capaz de llevar a cabo las reformas necesarias para que México ingrese en el siglo XXI. Yo creo que las dos son ciertas. Creo que Peña Nieto, el actual presidente, quiere modernizar el país, pero introducir el estado de derecho en México y reformas para una economía competitiva es contrario a los intereses privilegiados de los poderes fácticos que lo han traído al poder.
- ¿A qué poderes se refiere?
A los grandes monopolios, a los grupos mediáticos, a los grandes millonarios, al crimen organizado, a gobernadores convertidos en virreyes, a los grandes líderes sindicales, a Televisa... Hay grupos que operan de forma semimonopolista en México, con enormes márgenes de beneficio gracias a la falta de competencia. La modernización requeriría transparencia y una regulación para que todos operasen bajo las mismas condiciones.
- ¿Entonces no hay avance posible para esa modernización?
- Ahora mismo la sociedad mexicana está en una encrucijada, todo el mundo es consciente de la necesidad de las reformas, pero nadie quiere perder sus privilegios. Aquí entran también en juego la oposición, las redes sociales y la opinión pública, que ha madurado bastante. Nadie sabe cuál será el resultado. México vive un momento muy interesante. Hace unos meses The New York Times y The Economist hablaban de the Mexican moment, pero cantaron victoria muy pronto.
- ¿Qué sensaciones ha experimentado con su primera novela?
- Daba por descontado que interesaría al público mexicano, pero ha sido una sorpresa muy gratificante que editores de otros países se interesaran por ella. Se está lanzando en ocho países de habla hispana incluido Estados Unidos, también en Brasil y Portugal y Mondadori lo publicará en Italia. Y hay otras ofertas que estamos estudiando. Que los editores extranjeros consideren que alguien en Nápoles o en Rosario querrá leer la novela significa que es una historia que se sostiene por sí misma más allá del contexto en el que se desarrollo, que puede ser leída como un thriller de suspenso con personajes entrañables y atractivos.
- Ya ha anunciado más entregas del grupo de Los Azules.
- Estoy construyendo una segunda novela, parte de la cual tiene como escenario Marbella, por lo que imaginarás que no abandono estos temas...