José María Castellet. Foto: Quique García

Josep Maria Castellet Díaz de Cossío, que nació en Barcelona el 15 de diciembre de 1926 y acababa de cumplir 87 años, ha muerto este jueves en la Ciudad Condal. Fue editor, crítico literario, ensayista, y uno de los literatos más influyentes en la renovación de la crítica catalana y española gracias a la introducción de las corrientes europeas.



Entre ellas destaca el realismo histórico, del que se le considera coautor de su manifiesto gracias a la antología Poesia catalana del segle XX (1963), que escribió junto a Joaquim Molas, con quien se publicó la edición bilingüe catalán-castellano Ocho siglos de poesía catalana (1969).



También es el responsable de otras antologías de referencia: Veinte años de poesía española (1960) y Nueve novísimos poetas españoles (1970), libro que contribuyó a impulsar a Pere Gimferrer, Félix de Azúa, Manuel Vázquez Montalbán, Vicente Molina Foix, Anna Maria Moix, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez, Guillermo Carnero y Leopoldo María Panero.



Entre sus ensayos cabe destacar Notas sobre literatura española contemporánea (1955), La hora del lector (1957), Poesia, realisme, història (1965) y Lectura de Marcuse (1969).



La poesía de Salvador Espriu ocupó parte de su obra, con la que pasó del Realismo histórico al analisis estructuralista. Otras de sus obras destacadas son Ocho siglos de poesía catalana (1969), Nueve novísimos poetas españoles (1970), Qüestions de literatura, política i societat (1975).



Otro de los autores catalanes que ocupó buena parte de sus críticas fue Josep Pla, al que analizó en Josep Pla o la raó narrativa (1978), con el que ganó el premio que lleva el nombre del autor.



En su juventud, se licenció en Derecho mientras se empezaba a relacionar muy estrechamente con los entonces jóvenes miembros de la generación de los 50 en Barcelona, como Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y José Agustín Goytisolo, a través de los cuales también se relacionó con Jaime Salinas, Gabriel Ferrater y otros nombres importantes de la literatura.



Después, y durante 33 años (1964-97), fue el director literario de Edicions 62; al jubilarse pasó a ocupar el cargo de consejero de la empresa (1996), y en 2000 fue nombrado presidente del consejo de administración de Grup 62, hasta su muerte.



Desde 1962 también se hizo cargo de Ediciones Península, sello en castellano surgido en 1964 y dedicado al ensayo y el pensamiento.



También apoyó la literatura desde las asociaciones: formó parte del jurado del Prix International de Littérature (Premio Formentor) y fue el fundador y primer presidente de la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana (AELC), entre los años 1978 y 1983.



Formó parte del consejo directivo de la Comunità Europea degli Scrittori, y en 2006 le nombraron decano de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC).



Memorias y premios

A través de su participación en estas organizaciones internacionales de escritores, propició el contacto entre autores catalanes y del resto de Europa, muchos de los cuales aparecen en Memòries poc formals d'un director literari (1987) y en Els escenaris de la memòria, con la que ganó el Premi Joanot Martorell (1987), la Lletra d'Or (1989) y el Premi de la Crítica Serra d'Or (2010).



Esta obra son las memorias del autor, en las que repasa todos los años dedicados a la crítica literaria de muchos y diversos autores, junto a Dietari de 1973 (2007), Seductors, il lustrats i visionaris (2009) y Memòries confidencials d'un editor. Tres escriptors amics (2012).



Entre los principales galardones que consiguió durante su carrera son la Creu de Sant Jordi de la Generalitat (2002), la Medalla d'Or de la Generalitat (2003), el Premio Nacional de Cultura (2009) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (2010).