Care Santos con el galardón en compañia de Artur Mas. Foto: Santi Cogolludo

Care Santos ha ganado hoy el XXXIV Premio de las Letras Catalanas Ramon Llull, dotado con 60.000 euros, con Desig de xocolata (Deseo de chocolate), la historia de una chocolatera de porcelana blanca, que comienza cuando se rompe, a inicios del s. XXI, y retrocede hasta su fabricación en el XVIII. La escritora mataronense, que ya tiene en su haber otros premios literarios como el Gran Angular o el Joaquim Ruyra, se ha mostrado muy feliz por "el gusto literario" del jurado ante una obra en la que una vasija en la que se sirve chocolate tiene una gran importancia. También la tiene la peripecia vital de tres mujeres, Sara, Aurora y Mariana, la primera del momento actual, la segunda del siglo XIX y la tercera de la Barcelona del XVIII.



A partir de un objeto cotidiano con el que estas tres mujeres tienen una especial relación, la autora catalana pone, asimismo, el foco en la ciudad de Barcelona y en su trayectoria de siglos como capital chocolatera, aunque, ha reconocido, no tiene en este apartado el renombre de otras como Bruselas, París o Viena.



La obra ganadora estará en las librerías el próximo 6 de marzo en catalán y, posteriormente, se editará en castellano (Planeta) y en francés (Robert Laffont). Para el miembro del jurado Pere Gimferrer se trata de una novela estructurada en tres actos, de la que resalta "su particular ligereza, en el buen sentido del término", así como su elegancia, mientras que el escritor y diplomático Carles Casajuana ha sostenido que "sorprende por el tratamiento de las tres épocas que aparecen". A su lado, una sonriente Gemma Lienas, que acaba de abrir una tienda de chocolates en Barcelona, ha apuntado que es un título que "engancha y emociona, ágil y muy transparente" y ha agregado que no la ha votado como jurado por ser ahora propietaria de una chocolatería.



Care Santos ha rememorado que empezó a dar forma al relato después de encontrar, mientras se documentaba para otro libro, la historia de un chocolatero llamado Fernández, en la Barcelona del XVIII, inventor de una máquina para poder fabricar el mejor chocolate. Sin embargo, ha advertido, se trata de una ficción en la que las tres mujeres protagonistas son las propietarias de una chocolatera blanca de porcelana -una de ellas la ha obtenido tras robarla- y mantienen con este objeto una relación especial ligada con su intimidad.



Mientras Sara es una mujer de hoy, "que no quiere renunciar a nada", Aurora, a la que ha dicho tener mucho cariño, es muy del siglo XIX, una época que le encanta y que ya aparece en otras obras suyas como Habitaciones cerradas. Por su parte, Mariana es la más joven de las tres, "y es un poco como el personaje simpático de la novela, tomando decisiones que alguien mayor nunca tomaría". La obra comienza en el presente, cuando la chocolatera se rompe, y va hacia atrás, hasta que esta vasija se fabrica. Preguntada por cómo definiría su obra, Santos ha indicado que, cuando escribe, de lo que más se ocupa es de que el texto "emocione" y, si puede ser, "que dispare los latidos del corazón".



La entrega del premio Ramon Llull, cuyo jurado estaba formado por Antoine Caro, Carles Casajuana, Pere Gimferrer, Gemma Lienas y Emili Rosales, que ha actuado de secretario con voto, ha tenido lugar en el Palau de la Generalitat, en un acto presidido por el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Otorgado por primera vez en 1981, este galardón literario es el mejor dotado de las letras catalanas, junto con el Sant Jordi, y está convocado por editorial Planeta. Care Santos se suma a una lista en la que también se encuentran Joan Perucho, Pere Gimferrer, Carme Riera, Terenci Moix, Néstor Luján, Baltasar Porcel, Màrius Carol, Alfred Bosch, Imma Monsó, y, el año pasado, Sílvia Soler.