Fernando Aramburu.
Elena Poliatowska, Javier Calvo, Rosa Regás... y Fernando Aramburu. El jurado del Premio Biblioteca Breve que concede Seix Barral, uno de los grandes clásicos de nuestra geografía de premios literarios, ha galardonado al escritor donostiarra afincado en Alemania por Ávidas pretensiones, una novela que urde una atrevida sátira en torno a una sociedad literaria. La novela aterrizará en las librerías el próximo 4 de marzo.El jurado del Premio Biblioteca Breve lo han integrado en esta edición José Manuel Caballero Bonald, Pere Gimferrer, Eduardo Mendoza, Elena Ramírez y Carme Riera. Un total de 945 manuscritos se han presentado en esta edición, de los que 491 provienen de España, 159 de Argentina y 61 de México. También llegaron originales desde Colombia, Alemania, Brasil, Estados Unidos, China e Israel.
Unas jornadas poéticas, unos rapsodas en desvarío, sexo, juerga, gloria literaria y pisotones al contrario. Está claro, el género de la sátira regresa con nuevos bríos a nuestras Letras. Caballero Bonald, que se ha declarado atento seguidor de la trayectoria literaria de Aramburu desde Fuegos con limón por su "prosa eficiente, limpia y con injertos castizos", ha mostrado su grata sorpresa ante esa novela cuyo giro satírico la hace "casi insólita". A Carme Riera, por su parte, los poetas de Aramburu le han recordado a "aquella golfemia de poetas del pasado que no tenían donde caerse muertos" y la ha calificado de "muy divertida, con esa lengua con tintes valleinclanescos". Eduardo Mendoza ha constatado la evidencia de una "sátira salvaje que plantea todo el rato la pregunta: ¿qué está pasando aquí? ¿Realmente este mundo es así? Porque aquí el escritor no puede quedar peor. Esta novela divierte pero también te deja una sonrisa torcida". Gimferrer, por último, se ha mostrado "cómodo e incómodo ante esta novela". Porque este libro trata de la poesía pero, también, "de las ávidas pretensiones de la vanidad humana".
Fernando Aramburu (1959) cree que hay sueños cuyo cumplimiento llevan la vida entera de un hombre, que le dan sentido y dirección: "Al adolescente que yo fui el sueño se formulaba así: con quince años me propuse ser escritor. Y luego futbolista, ajedrecista y lanzador de jabalina. Cuando fracasé en todo ello el campo quedó despejado para ser escritor. Han transcurrido unas cuantas décadas y continúo atrapado en la obstinación, en el capricho de aquel muchacho. Y aún no estoy seguro de haber llegado al final. Pero es que tampoco quiero llegar. Pero sí me apetece llegar de vez en cuando a una compensación, a una posada en el camino como este premio Biblioteca Breve. Estoy muy alegre y desmesuradamente honrado de añadir mi pobre y defectuoso nombre a la lista de escritores que han obtenido este premio antes que yo".
Aramburu ha explicado que el humor es una de los asuntos más importantes de su vida, que utiliza "para no sucumbir al fanatismo. Y es que además, lograr que un lector sonría es como un calambre de gusto, lo más parecido a la felicidad. Ahora bien, reconozco que es un humor un tanto cruel. Celebro que mi novela sea divertida pero, cuidado, esa diversión parte de una paradoja. Las vidas de los personajes son dramáticas pero están contadas por un gamberro. Y es que el que narra se toma toda clase de licencias, especialmente aquellas que se deben desaconsejar". Finalmente Aramburu ha descubierto la portada que le ha inspirado estas Ávidas pretensiones: el grupo del 47 alemán.
Aramburu, columnista de El Cultural, ganó el Premio Tusquets de Novela y el del Gremio de Libreros con su anterior libro, Años lentos, en el que retrocedía desde la ficción a su infancia donostiarra y los comienzos del terrorismo de ETA.