Incapaz de medir la felicidad, el poeta, narrador y diarista José Carlos Llop (Palma de Mallorca, 1956) sabe que es imposible comparar la que le suponía "el regalo paterno de cada álbum de Tintín, por ejemplo, con la que me produjeron, al leerlos, los Diarios de guerra y ocupación, una antología jungeriana que me regaló Cristóbal Serra en los 70, cuando Radiaciones aún no se había publicado en España". Sin embargo, el libro que conserva como un tesoro en su biblioteca es "la edición de Striyenski del Diario de Stendhal, cuando él ya había muerto". Fue un regalo, pero en este caso lo que lo hace más especial es que se trata "de la primera edición completa del Journal. Luego, el género: la literatura diarística hace compañía y la de Stendhal, desde el origen de la conciencia sentimental del hombre contemporáneo".
No sabe cuántos títulos tiene en casa, pues nunca los ha contado "y además hago expurgos (no los que debería: el papel se reproduce por esporas y con nocturnidad)". La inició hace muchos años, "tantos que me parece que ya estaba empezada cuando la comencé, y sin conciencia de armar una biblioteca, sino como una prolongación de mí mismo". Tampoco tiene pasiones bibliófilas ocultas, "y si la tuviera no la confesaría, pero como no soy bibliófilo -otra cosa es que me guste poseer algún manuscrito o ejemplar firmado de escritores a los que admiro- no tengo estas pasiones y lo siento: no está uno para perder pasiones por ahí."
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