Detalle de la obra de Rafel G. Bianci: En juego, 2002

Marcial Pons. Madrid, 2014. 320 páginas, 22 euros

En 1888 se fundó la Liga de Fútbol en Inglaterra. A lo largo del siglo XX el juego, tal como lo conocemos, se fue convirtiendo en algo más que una diversión con una pelota. En las últimas décadas su importancia política y económica se ha visto reforzada por su enorme potencia a la hora de conformar tanto la identidad personal como la colectiva. Esta centralidad del fútbol en el imaginario social tiene un reflejo evidente en el aumento exponencial de textos dedicados a su análisis.



A libros ya clásicos como Dios es redondo del mejicano Juan Villoro, se han venido añadiendo otros como el de Ricardo Gotta, Fuimos campeones, una aguda reflexión sobre el mundial de Argentina 78 o Fútbol, pan y circo de José Antonio Ruiz, una disección sin piedad de la utilización del F.C. Barcelona a manos del catalanismo independentista. Si del ensayo pasamos a novelas como La pena máxima de Santiago Roncagliolo o Saber perder de David Trueba se hace muy palpable la percepción del fútbol como uno de los grandes iconos de nuestro tiempo. Sólo así puede entenderse que uno de los grandes éxitos de ventas de libros en 2005 en EE.UU. fuera un volumen titulado How soccer explains the world (Cómo el fútbol explica el mundo) de Franklin Foer.



En un horizonte hispano que se va poblando de buenas publicaciones se echaba en falta un texto ahormado con el rigor de la investigación académica, y Alejandro Quiroga ha venido a llenar ese hueco con Goles y banderas. Joven profesor de Historia de España en la Newcastle University e investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Alcalá de Henares, tiene en su haber una buena ristra de investigaciones en torno a las identidades nacionales en la España del XX y el XXI.



Goles y banderas es la traducción del inglés de Football and National Identities in Spain, editado por Palgrave-Macmillan en 2013. Desde la introducción en primer lugar, que el contexto histórico determina la construcción de las narrativas nacionales. En esa arquitectura es de la máxima importancia la interacción entre la política en sentido amplio, el cambio social y los medios de comunicación de masas. La segunda idea radica en que la narrativa del fútbol y sus derivadas conforman un relato que ha ido constituyéndose en el curso de las últimas décadas a través de la retroalimentación de los medios de comunicación españoles y extranjeros. La revisión de cómo medios ingleses, franceses, alemanes e italianos manipulan los reportajes futbolísticos para presentar España a su público es de un interés máximo porque evidencia la estereotipia con la que se construye al "otro" y, al mismo tiempo, muestra cómo se construye el sí mismo personal y grupal. Por último, la tercera idea dominante es considerar que las tensiones inherentes a las narrativas identitarias que el fútbol contribuye a armar no son un fenómeno únicamente español, sino la expresión de algo global.



Ameno y ágil, Quiroga mezcla con habilidad el tiempo histórico con los temas centrales del fútbol como motor de la identidad social y del yo personal. Su investigación arranca con el nacimiento de la selección española en 1920 y llega hasta hoy. El hilo conductor es siempre la formación del discurso sobre España, aunque los dos últimos capítulos enfocan los discursos implementados por el nacionalismo catalán y vasco. Desde un punto de vista metodológico, estas páginas combinan con sabiduría el análisis de los medios de comunicación con el estudio histórico de las circunstancias concretas que conformaron el marco social e intelectual desde que se interpretan los hechos. Prensa, radio y televisión proporcionan el material para analizar cómo se ha construido el discurso sobre la identidad española desde la muerte de Franco en 1975. De este modo, el lector puede contemplar la visión que tienen de España ingleses, franceses, italianos o alemanes.



Uno de los instrumentos conceptuales que maneja Quiroga es el de hegemonía y contra-hegemonía. Conceptos acuñados por Gramsci que permiten aquí entender mejor la Transición, no ya como un pacto entre determinadas élites y las instituciones sino como un proceso en el que los políticos en el gobierno ejercen el poder no sólo desde la fuerza descarnada sino a través de las distintas formas culturales que conviven en los estados democráticos. De este modo, las líneas de fuerza que marcan los discursos ideológicos transmitidos a través de la cultura no son impuestas desde arriba sino que se conforman mediante una negociación en la que intervienen las élites, los medios de comunicación y una compleja y extensa red de grupos diversos que, a su vez, construyen discursos antagónicos o, en la terminología gramsciana, anti-hegemónicos. Manejada con habilidad, esta articulación permite entender muy bien la construcción del discurso nacional catalán a través del F.C. Barcelona, un equipo esencial en la construcción de un discurso que en el franquismo era antihegemónico y en la democracia se convierte en la narrativa de Cataluña.



Se cierra Goles y banderas con una breve referencia a la crisis financiera que cristaliza en el año 2008. La crisis es vista como un acelerador del conflicto de identidades y de las demandas de independencia de Cataluña y el País Vasco. La España empobrecida se contempla de otro modo. Desde Alemania resurge el estereotipo del español perezoso y fiestero. El 24 de septiembre de 2012, The New York Times publica un reportaje ilustrado con la foto de un hombre rebuscando en un cubo de la basura en el que, además de informar sobre el paro y las medidas de austeridad, se vierten afirmaciones como que la autoridad sanitaria ha impuesto la medida de cerrar con candados los contenedores para evitar problemas de insalubridad. Ese mismo día el Jefe del Estado, el rey Juan Carlos I, tenía previsto visitar el rotativo neoyorquino para promocionar la Marca España.



Al hilo de la transformación que ha cambiado la imagen de un fútbol español de furia y fracaso a la "narrativa del éxito"que se construye con el triunfo en las Copas de Europa de 2008 y 2012, más el Mundial de 2010, Quiroga ha logrado un retrato de la España postfranquista que sin duda queda como un punto de inflexión y una fuente ineludible de datos para futuros desarrollos. Excelente para futboleros y preocupados por España.