Image: El liberalismo. Una herencia disputada

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Letras

El liberalismo. Una herencia disputada

Manuel Santirso

4 julio, 2014 02:00

Alegoría de la Gloriosa Revolución Inglesa de 1688

Cátedra. Madrid, 2014. 358 páginas., 14'30 euros

La colección "La historia de..." se ha propuesto repasar conceptos fundamentales de nuestro pasado, algunos de los cuales han sido ya reseñados en estas páginas. Cuestiones como el feminismo, el anticlericalismo, el racismo, el republicanismo o el federalismo han sido ya abordadas en volúmenes anteriores. Se trata de una tarea muy oportuna porque, casi siempre, la comprensión de los fenómenos sociales depende, en muy buena medida, de una clarificación de esos conceptos y de no perder de vista las alteraciones que un mismo concepto ha podido sufrir a lo largo del tiempo. En este caso se trata del liberalismo, una corriente de pensamiento de larga duración en los países occidentales ya que hunde sus raíces en la tradición filosófica racionalista y en el individualismo que madura en el Renacimiento. Pero, como se señala en este libro, adquiere su plenitud política a partir de la "gloriosa revolución" inglesa del año 1688.

El encargado de guiarnos es Manuel Santirso, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona que conoce muy bien el liberalismo de la primera mitad del siglo XIX, ya que realizó su tesis doctoral sobre el enfrentamiento de esas doctrinas con las fuerzas conservadoras que representaba el carlismo español. Tiene razón Santirso cuando arranca su estudio con la constatación de la pluralidad de significados que, en la época actual tiene el adjetivo liberal, usado a veces para denominar posiciones políticas absolutamente incompatibles entre sí. Baste, como ejemplo, el muy distinto sentido que tiene ese término en EE.UU y en Europa.

Es bien conocido, en cualquier caso, que la utilización, en sentido político, de los términos "liberal" y "liberalismo" se produjo en España, durante los años de la revolución política que acompañó a la lucha contra Napoleón. En 1811 apareció un artículo en El Censor General, de Cádiz, en el que se aludía peyorativamente al "liberalismo regenerador a la francesa". En realidad, la doctrina liberal constituye una generosa utopía sobre la condición humana en la que se establece una clara distinción entre la sociedad y el Estado, a la vez que hace posible unos mecanismos para conciliar los diversos intereses de los individuos y regular los mecanismos de toma de decisión.

El autor hace un detallado recorrido por el largo periodo de persistencia de los valores que, en su opinión alcanzan su plenitud en torno a los años 70 del XIX y derivan, desde entonces, hacia formulaciones más acordes con las exigencias de las grandes transformaciones que se experimentaron en los años finales del siglo. La insistencia en la racionalidad humana, que se traduce en una afirmación optimista de las condiciones del individuo, y en la confianza en su capacidad para alcanzar la felicidad, se ven acompañadas de la seguridad de la armonía social espontánea y en la eficacia de unos medios de regulación del conflicto -constituciones y mecanismos de representatividad- que deben ser siempre el fruto de la confrontación de los intereses individuales.

Un discurso de amplísimos horizontes frente a los que Santirso se esfuerza en ofrecernos una imagen integradora, con una voluntad de erudición francamente encomiable. Las revoluciones francesa y la de las colonias americanas, de finales del siglo XVIII, encuentran aquí coherente continuidad con las acomodaciones que el movimiento liberal habría de experimentar en la primera mitad del siglo XIX, a través de las oleadas revolucionarias de 1820, 1830 y 1848. Ese proceso de evolución del liberalismo ha animado un permanente debate intelectual aún muy vivo en nuestros días y a los que el autor dedica el último capítulo de un libro que, sin duda, está llamado a convertirse en una guía muy imprescindible para la comprensión del fenómeno liberal.