A Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935), uno de los más grandes poetas del siglo XX, le encantaban las novelas policíacas. Las de Conan Doyle, las de Arthur Morrison. “Tal vez para estos señores sea motivo de asombro, no que éstos sean mis autores predilectos y de cabecera, sino que confiese que lo son”, escribió en uno de sus textos de reflexión personal. Es más, consideraba que la lectura de novelas policíacas es “uno de los pocos divertimentos intelectuales que persisten en lo que aún le queda de intelectual a la humanidad”. Pero no sólo se dedicó al género como lector entusiasta, sino también como creador, aunque todos estos relatos quedaron incompletos. No obstante, la mayoría de los estudiosos de su obra ha obviado esta faceta suya para concentrarse en su poesía, por la que fue encumbrado póstumamente.
Ahora se publica en España, por primera vez, el conjunto de sus novelas policíacas, reunidas en el volumen Quaresma, descifrador (Acantilado). Su protagonista es Abílio Fernandes Quaresma, “médico sin clínica y descifrador de enigmas”. Así se presentaba siempre el propio personaje, asegura Pessoa en el prefacio, que finge su existencia real y una larga amistad entre ambos.
Lo cierto es que Quaresma es, como los frecuentes heterónimos de Pessoa -Álvaro de Campos, Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Bernardo Soares- un desdoblamiento más de la propia personalidad del autor de El libro del desasosiego. “Espectador de la vida, descifrador de enigmas, un hombre sin sentimientos..., son expresiones que Pessoa emplea para definirse y que encontraremos, aplicadas a Abílio Quaresma, en las novelas policíacas”, explica la artífice del volumen, Ana Maria Freitas (Lisboa, 1948), del Instituto de Estudos Sobre O Modernismo de la Universidade Nova de Lisboa.
Quaresma vivía en un cuarto pequeño y desordenado, “en un indefinido estado semienfermizo, vegetando, envuelto en una manta y leyendo. Un ligero temblor de las manos y unos dedos amarillentos sugerían sus dos vicios: el alcohol y el tabaco”, explica Freitas. “Como muchos personajes pessoanos y como el propio autor, nos encontramos ante un hombre incompetente para la vida, una persona aparentemente corriente pero que posee la capacidad para transformarse a través del razonamiento”.
Freitas llevó a cabo una ardua y extensa labor de búsqueda, reconstrucción y reordenación de cientos de textos del legado del autor, la mayoría inéditos, hasta completar la antología, que se publicó originalmente en Portugal en 2008. De este modo, se cumplía a medias el proyecto de Pessoa de reunir todas sus novelas policíacas en una sola colección, que se vio truncado por su muerte en 1935. Entre la multitud de esquemas, apuntes y ordenaciones que concibió para esta empresa, el caótico autor sólo tuvo claro el título que debería llevar: Quaresma, descifrador.
Dejar obras inacabadas fue una constante en la carrera del escritor luso. A sus novelas policíacas les dedicó varias décadas y no terminó ninguna. Sin embargo, llegó a equipararlas en importancia con el resto de su obra, como demuestra esta carta a su amigo Adolfo Casais Monteiro: “Cuando a veces pensaba en una futura publicación de mis obras, nunca pensé que un libro del estilo de Mensaje fuera el más importante. Dudaba de si debería comenzar con un libro de versos extenso -un libro de unas 350 páginas- que englobara las diversas personalidades de Fernando Pessoa, o si debería empezar con una novela policíaca que aún no he conseguido terminar”.
Aunque nació y vivió casi toda su vida en Lisboa, Pessoa pasó su infancia en la ciudad surafricana de Durban, donde recibió una educación británica. Allí se aficionó a la novela policíaca, escribió sus primeros relatos del género en inglés y forjó su obsesión por los heterónimos, personalidades literarias ficticias a las que atribuía la autoría de sus obras. En estos relatos tempranos, creó al personaje del ex sargento Byng, ensayo del futuro Quaresma.
El proyecto Quaresma, descifrador engloba las novelas El caso Vargas, El pergamino robado, Tale X / La muerte de don João, La carta mágica, El robo en la Quinta das Vinhas, La desaparición del doctor Reis Gomes, El caso del triple cierre o el robo en el Banco de Galicia, El caso de la habitación cerrada, El caso de la ventana estrecha, El caso del Banco de Viseu o el cajero invisible, Crimen, Cómplices o tribunal y El robo en la Rua dos Capelistas.