"En Cataluña no hay ningún problema". Con esta frase y un gesto de la mano, Henry Kamen (Rangún, Birmania, 1936) le quita importancia al conflicto territorial que mantiene ocupadísimos a políticos y periodistas a dos meses del referéndum convocado por Artur Mas para decidir si los catalanes quieren o no ser independientes de España.



El historiador británico -casado, por cierto, con una catalana-, ha comparecido en la sede de la editorial La esfera de los libros, en Madrid, para presentar su último ensayo, España y Cataluña. Historia de una pasión, un repaso a la relación entre ambas desde la Edad Media y una desmitificación de los motivos históricos -de los económicos se desentiende el historiador por no salirse de su especialidad- en los que se sustenta el separatismo catalán. "Este libro es una reflexión sobre la totalidad de la relación entre ambos territorios. No obstante, dedico dos capítulos a desarmar las mentiras oficiales con que los líderes catalanes han tergiversado la historia con ayuda de la prensa", explica el historiador, que ha sido profesor en varias universidades de España, Gran Bretaña y Estados Unidos, así como del CSIC. Como ejemplo de esta supuesta estrategia, Kamen destaca: "Los que dirigen la parte histórica de la exposición que han montado en el mercado del Borne de Barcelona sobre 1714 no son historiadores, sino periodistas".



La derrota de Barcelona en septiembre de 1714, durante la Guerra de Sucesión, es un punto de referencia histórico para el nacionalismo catalán, que conmemora este año su tricentenario, y sobre él se ha generado, según Kamen, una mitología que no se corresponde con la realidad. Barcelona fue el escenario final de la guerra que enfrentó a los Borbones contra los Austrias y que acabó con el cambio de dinastía en España en favor de los primeros. Cataluña, que se alió con el bando del archiduque Carlos de Austria, fue derrotada, pero "no quedó aplastada ni reducida a la nada, sino que siguió siendo una región importante, próspera y floreciente, el territorio más rico de España", explica el historiador.



Por este motivo, Kamen rechaza el término "expolio" que el separatismo catalán ha empleado a menudo al referirse a su relación económica con España. "Esta palabra se repitió mucho sin dar una justificación, y finalmente ya nadie la usa porque se han dado cuenta de que no tenía fundamento histórico". El actual separatismo catalán es, continúa Kamen, un invento minoritario de los dos últimos siglos. "El 90% de los políticos catalanes desde el siglo XVIII ha sido nacionalista, pero no separatista", afirma.



Poco eco internacional

"El problema catalán suscita poco interés fuera de España", asegura Kamen. "No ocupa mucho espacio en la prensa de Estados Unidos, ni del Reino Unido ni de ningún otro país, porque no es considerado un tema importante. El separatismo de Escocia, de Quebec o de Flandes, sí. Pero Cataluña no tiene interés político ni económico en el ámbito internacional", sentencia.



El historiador ve difícil comparar el inminente referéndum catalán con los de Quebec -que ya ha celebrado varios en los que la independencia ha sido rechazada- y Escocia -que celebra el suyo el próximo 18 de septiembre-. "En los casos de Quebec y Escocia, las reglas que determinan el porcentaje necesario para la victoria del "sí" no están claras, y aquí menos todavía".



Con respecto a la consulta programada unilateralmente por el gobierno catalán para el próximo 9 de noviembre, Kamen se pregunta: "¿Y si los separatistas ganan la consulta, pero luego en unas elecciones generales pierden? ¿Entonces qué?" En cualquier caso, la respuesta no le importa mucho. "No hay ningún problema en Cataluña, no sé por qué se molesta tanto la gente". De todas formas, cree que el Gobierno central no actúa bien al intentar prohibir el referéndum: "Sería más sensato permitir que los catalanes se expresen en una consulta. Si quieren hacerlo, están en su derecho".



Por otra parte, el autor de España y Cataluña. Historia de una pasión considera anormal que hace cinco años el 16% de los catalanes fueran separatistas según las encuestas y ahora lo sea un 40%. "Eso demuestra que se están calentando los esppíritus de manera artificial".



Sea como fuere, al historiador le interesa la historia, y no la tensión política que se vive en estos momentos en torno a la cuestión de la soberanía catalana. "Nada de eso me interesa en absoluto. Es un juego que ahora fascina a los españoles, pero no pasa nada". Para él, que duda del éxito que pudiera tener una fórmula federal como solución al conflicto, "la mejor forma de convivencia entre Cataluña y el resto de España es la que tiene ahora. Es como cualquier matrimonio, donde también existen tensiones". Y como también las hay, asegura, "en cualquier país normal del mundo".