Ramiro Pinilla. Foto: Iñaki Andrés

El escritor vasco fue uno de los renovadores de la narrativa española en la década de los sesenta con Las ciegas hormigas y resugió en el siglo XXI con una obra superlativa Verdes valles, colinas rojas.

El escritor bilbaíno Ramiro Pinilla ha fallecido este jueves en Bilbao, a los 91 años de edad, tras permanecer más de dos semanas hospitalizado, según han informado a Europa Press fuentes de la editorial Tusquets, editora de sus trabajos. Los mismos medios han asegurado que la muerte de Pinilla, que residía en la localidad vizcaína de Getxo, se ha producido de madrugada. Aunque Pinilla no padecía ninguna enfermedad grave que hiciera temer por su vida, una complicación en su estado de salud obligó a su hospitalización en un centro vizcaíno durante, al menos, dos semanas. Tras él quedan 24 obras narrativas, un ensayo y nueve premios de literatura.



Pinilla nació en Bilbao el 13 de septiembre de 1923 y su nombre siempre ha estado vinculado con la narrativa en castellano. Comenzó trabajando como marino mercante pero le bastaron dos años para darse cuenta que aquello no era lo suyo. Su idea era convertirse en escritor. Sin embargo, el camino del oficio de las letras no fue sencillo. Tuvo que repartir su jornada laboral en una fabrica de gas mientras redactaba biografías de encargo.



Desde que en 1960 ganó el Premio Nadal y el Premio de la Crítica con la novela Las ciegas hormigas, Ramiro Pinilla, nacido en Bilbao en 1923, se convirtio en un referente de la renovación literaria de la narrativa española. En esta obra aparecían los gérmenes de lo que sería la obra posterior del novelista: la preocupación por el mundo rural vasco y su transformación progresiva -que ciertos sectores interpretan como decadencia y pérdida de identidad- debida a las inmigraciones, y la utilización de perspectivas diferentes, mediante la yuxtaposición de monólogos interiores, para presentar esa realidad fragmentada, de apariencia laberíntica, técnica que debe mucho al Faulkner de Mientras agonizo y de Intruso en el polvo, sobre todo.



En una entrevista a El Cultural reflexionaba así sobre el éxito inesperado de su primera novela: "Por entonces, casado y con hijos, trabajaba en la Fábrica Municipal de Gas por las mañanas y en la editorial Fher por las tardes. Escribía en míseros tiempos muertos. Así escribí Las ciegas hormigas, incluso en impresos de la propia fábrica y en fugaces tiempos robados al horario de trabajo, en siete meses. Vivía ya en Getxo, adonde, en cierto modo, había ido a retirarme, a esconderme. Y, de pronto, el premio me desnudó, me sacó a la luz. Mi deseada vida oscura se iluminó y hube de salir del agujero. Fue duro. Yo no estaba aún formado o endurecido y sufrí marejadas. Me habían precipitado al oficio de escribir. Me desperté pronto. Siempre tuve por cierto que para escribir en libertad hay que vivir de otro trabajo".



Decepcionado por la industria editorial de la época, durante décadas se mantuvo recluido en la provincia. Pese al éxito de critica de su primera novela y al hecho de ser finalista del Premio Planeta con Seno en 1971, el escritor bilbaíno pasó a publicar fuera de los circuitos comerciales a través de Libropueblo, una pequeña editorial artesanal fundada por él mismo y que sólo distribuía en Bilbao y a precio de coste. Algunos de los títulos fueron Recuerda, oh recuerda (1974), Primeras historias de la guerra interminable (1977), Andanzas de Txiki Baskardo (1980), Quince años (1990) y Huesos (1997).



Hasta que reapareció en el siglo XXI. Verdes valles, colinas rojas, dividida en tres partes (La tierra convulsa, Los cuerpos desnudos y Las cenizas del hierro y galardonada con el Premio Nacional de la Crítica y el Nacional de Narrativa en 2006, es sin duda una de las obras mayores de la literatura española y devolvió al autor a la palestra. El crítico de El Cultural, Ricardo Senabre, calificaba esta obra como "la empresa narrativa más considerable que ha surgido entre nosotros en estas últimas décadas, al menos desde Los gozos y las sombras, de Torrente Ballester. Una novela fundamental".



Desde entonces ha publicado La higuera (2006), Antonio B. el uso, ciudadano de tercera, Sólo un muerto más (2009), Aquella edad inolvidable (2012) o sus narraciones breves, Los cuentos (2011). Su ultima novela Cadáveres en la playa se acaba de publicar y es el tercer caso del singular detective y librero Getxo Sancho Bordaberri en el que trata de resolver en 1972 un asesinato cometido treinta y cinco años antes, al amparo de las represalias y venganzas perpetradas durante la guerra.