Jose C. Vales. Foto: Santi Cogolludo

El escritor y editor zamorano ha ganado el galardon decano de las letras españolas por Cabaret Biarritz, una obra que refleja la suntuosa forma de vida de las clases altas en los años 20 en una localidad costera del sur de Francia

El escritor zamorano Carlos C. Vales (Zamora, 1965) ha ganado el Premio Nadal por su novela Cabaret Biarritz, una obra que refleja la suntuosa forma de vida de las clases altas en los años 20 en una localidad costera del sur de Francia. El fallo de la 71 edición del galardón literario más antiguo de nuestro país se ha hecho público tras la tradicional cena de Reyes organizada por la Editorial Destino en el Hotel Palace de Barcelona. Carlos C. Vales se embolsará 18.000 euros y contará con el privilegio de engrosar una lista de premiados entre los que se encuentran autores de la talla de Carmen Laforet, Miguel Delibes, Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio o Ana María Matute.



Vales, que se había presentado al concurso con el seudónimo Gavroche y la novela Las noches de Lili Q., ha recreado en su historia la indagación del escritor George Miet encargada por su editor sobre el hallazgo en 1925 de una chica muerta. Las entrevistas a testigos de la época y toda la indagación conforman las paginas de esta novela ambientada en Biarritz. "Es una novela que transcurre durante la temporada de vacaciones y en la que se mezclan las grandes fiestas de los años 20 con asuntos como la pornografía o el consumo de cocaína", explicaba el autor al recoger el premio. "Los personajes son valientes y aprecian la libertad y la pasión".



El ganador es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y posteriormente se licencio en filosofía y estética de la literatura romántica en Madrid; su actividad profesional ha estado siempre vinculada al mundo editorial como redactor, editor y traductor para distintos sellos. En 2013 publico en Planeta la novela El pensionado de Neuwelke, una novela negra que rinde homenaje a la mejor literatura clásica, que cuenta la historia de una joven institutriz aquejada de una rara y terrible afección que la convierte en una proscrita. "La idea que me inspira cuando escribo es simple pero honesta y tiene su origen en Charles Dickens que solía reunir a peregrinos y vagabundos y les ofrecía un banquete y una buena historia", explicaba Vales.



Precisamente, el galardonado ha sido el responsable de la renovada edición de los Cuentos de Navidad de Dickens (Espasa, 2011) y también del clásico de Anthony Trollope Las torres de Barchester (Espasa, 2008), aparte de numerosos trabajos de información, documentación, corrección y edición de textos para diferentes editoriales. Entre sus trabajos de traducción y edición cabe destacar Orgullo y prejuicio de Jane Austen, para Austral (2013), la nueva publicación de Frankestein de Mary Wollstonecraft y Percey B. Shelley (Espasa, 2009), basados en los nuevos manuscritos hallados en la Bodleian Library de Oxford; y los clásicos de Wilkie Collins La piedra lunar y Armadale, publicados en 2007 y 2008 en Verticales de Bolsillo Belacqva.



Sus recientes traducciones para la editorial Impedimenta han merecido el reconocimiento de la crítica y el público, como La hija del optimista, de Eudora Welty; La hija de Robert Poste de Stella Gibbons; Reina Lucía, La señorita Mapp y Mapp y Lucía de E. F. Benson, y La juguetería herrante, El canto del cisne y Trabajos de amor ensangrentados de Edmund Crispin. Por otro lado, son habituales sus colaboraciones en distintas páginas culturales de internet, tanto de crítica como en creación literaria, y participa con frecuencia en medios de comunicación y en coloquios sobre literatura romántica y decimonónica. "Soy un novelista dormido y hacía años que el objetivo era despertar", explicaba Vales. "Dejé la escritura por cuestiones académicas pero como soy tenaz, o pertinaz, insistí y ahora ha dado sus frutos".



El escritor sucede en el palmares del premio decano de las letras a Carmen Amoraga que se hizo en la edición pasada con el galardón por su obra La vida era eso, una obra que retrata las relaciones humanas en la era de las redes sociales. El jurado, formado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Clara Sánchez, Andrés Trapiello y Emili Rosales, ha tenido que elegir al ganador entre las 335 novelas presentadas de muy diversa procedencia. Dentro del territorio nacional, Madrid ocupa un puesto destacado con 47 obras, seguido de Barcelona (13), Málaga (8) y Alicante (5). Pero también se han recibido obras desde países europeos y americanos como Alemania, Argentina, Bolívia, Chile, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Nicaragua, México, Puerto Rico y Venezuela.



La velada ha tenido muy presente el recuerdo de Ana María Matute. La escritora, fallecida el pasado junio a los 88 años de edad, había recibido el Premio Nadal en 1959 por su novela Primera Memoria y, en la edición anterior, había sido la encargada de entregar el galardón a Carmen Amoraga. Como homenaje, el actor y director teatral Josep María Pou ha leído para los comensales de la cena algunos fragmentos de la novela póstuma de la escritora, Demonios familiares.



También se ha dado a conocer el ganador del Premio Josep Pla de prosa en lengua catalana que ha ido a parar a manos de Andreu Carranza por su obra El poeta del poble, que versa sobre el poeta Jacint Verdeguer. El jurado de este premio, dotado con 6.000 euros, estaba formado por Sebastià Alzamora, Rosa Cabré, Antoni Pladevall, Àlex Susanna y Ester Pujol, y el año pasado ganó Albert Villaró por Els ambaixadors, una ficción basada en un desenlace diferente de los Hechos de Octubre de 1934.