Hilary Mantel. Foto: Ioni Saizar

Traducción de José Manuel Álvarez. Destino, 2015. 200 páginas, 18€

Hilary Mantel (Glossop, Derbyshire, 1952) es la única mujer que ha recibido en dos ocasiones el Premio Booker. Las novelas galardonas -En la corte del lobo (Destino, 2011) y Una reina en el estrado (Destino, 2013)- pertenecen a un trilogía que relata el ascenso y la caída de Thomas Cromwell. El asesinato de Margaret Thatcher es una colección de once relatos que deslumbran al lector por su ingenio, su desgarro, su valentía y su prosa introspectiva, capaz de internarse en las regiones más oscuras del ser humano. Es imposible hablar de todos los relatos. Por eso, destacaré los más notables, al menos desde mi punto de vista.



"Perdone la molestia" recrea la breve relación entre un hombre de negocios paquistaní y una mujer británica que residen temporalmente en Arabia Saudí. En un país que no reconoce la igualdad de género, cualquier contacto entre desconocidos de diferente sexo constituye un desafío. En este caso, no hay adulterio, pero sí la frustración de los que se confiesan mutuamente su infortunio. "La coma" es una fantasía surrealista que convierte a un signo ortográfico en una presencia inquietante. Una coma no es un simple signo, sino un inciso que interrumpe cualquier frase, alterando o relativizando su sentido. Se puede afirmar -incluso- que es la palabra afligida, confusa y desesperanzada.



"Vacaciones de invierno" plantea el dilema moral de un atropello accidental. La víctima es un niño. Confesar es una obligación moral y legal, pero a veces el crimen escapa al castigo y el tiempo borra los remordimientos. Lo más ético nunca es lo más fácil y suele acarrear graves perjuicios. "La calle Harley" recrea el infierno que a menudo acontece en un ámbito laboral, donde los vínculos no surgen del afecto y el compromiso, sino del azar y la necesidad. La calle Harley se parece a la vida: "sin esperanza, muy larga, muy monótona". "¿Cómo la conoceré?" es una divertida narración sobre una escritora que imparte una insípida conferencia ante un provinciano club de lectura.



"El corazón falla sin avisar" es uno de los mejores cuentos del libro. Morna es una adolescente anoréxica con una hermana de doce años que observa su deterioro con una mezcla de estupor e insensibilidad. Su corta edad le impide apreciar la magnitud de la tragedia. Cuando un día las hermanas descubren pornografía en el ordenador de su padre, se quedan horrorizadas. El padre conserva la imagen de una mujer a cuatro patas y con el collar de un perro. Es una estampa sobrecogedora, con un mensaje muy claro: la mujer es un objeto al que se puede someter y humillar. "El asesinato de Margaret Thatcher", que da nombre al volumen, es un cuento excepcional, que narra el intento de matar a la primera ministra poco después de la huelga de hambre de Bobby Sands. Maggie es una mujer fría, ambiciosa, que rinde culto al dinero y desprecia a la clase obrera. "No hay ni una lágrima en ella", afirma un ama de casa convertida en cómplice involuntaria de un activista del IRA, que se ha atrincherado en su casa con un rifle de mira telescópica. Hilary Mantel no justifica la violencia, pero tampoco muestra ninguna simpatía hacia una mujer que ejerció la política con dureza, sin negociar ni ceder un ápice ante sus adversarios.



No es posible objetar nada a un libro de cuentos minucioso, poético, inquietante y, en algunos momentos, despiadado. No hay ni una brizna de moralismo o autocomplacencia. Muchos de los relatos están basados en experiencias autobiográficas, pero no se aprecia narcisismo ni victimismo en ellos, sino honestidad y un demoledor sentido del humor. A pesar de la diferencia de tema y extensión, los cuentos se comunican mediante una prosa elíptica, reflexiva y con grandes aciertos estéticos, que restan aristas a unos relatos con un trasfondo desolador. El ser humano fracasa una y otra vez, pero nunca cesa de buscar la felicidad. Poco antes de disparar, el francotirador del IRA contempla extasiado la quietud de una avispa suspendida en el aire.



Es imposible absolver al mundo como totalidad, pero siempre podremos rescatar los instantes de paz y belleza.