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Letras

Páginas con mucho gusto

Literatura y gastronomía se unen este fin de semana en el festival Archigula de Madrid. Eduardo Mendoza, Carmen Posadas y Mercedes Castro seleccionan para El Cultural sus pasajes culinarios favoritos

6 febrero, 2015 01:00

Ilustración del cartel del Festival Archigula.

La gastronomía ha estado presente en la literatura desde tiempo inmemorial, pero esta relación rara vez abandona los confines de las páginas. Por eso, resulta interesante la propuesta del Centro Cultural del Gusto A Punto de Madrid, que organiza este fin de semana el festival Archigula, donde se festejará la fusión de ambas artes entre tertulias y fogones. Los escritores Eduardo Mendoza, Maruja Torres, Carmen y Gervasio Posadas, Dolores Redondo, Juan José Millás, Mercedes Castro y Almudena Grandes participarán en él junto a reconocidos chefs de Madrid como Sacha Hormaechea, del restaurante Sacha, Miguel López Castanier, de El Chiscón de Castelló, Xabier Gutiérrez, chef responsable del laboratorio del restaurante Arzak, Iñaki y Unai Camba, del restaurante Arce, Abraham García, del Viridiana, Jesús Almagro, del Piñera, y José Luque, chef del Hotel Intercontinental Madrid.

El programa comienza el viernes por la tarde con un homenaje a la memoria de Manuel Vázquez Montalbán, padre literario del detective Pepe Carvalho, apasionado de la gastronomía. La periodista, escritora Maruja Torres, charlará con Xabier Gutiérrez, sobre la importancia de lo culinario en las novelas negras de Vázquez Montalbán, mientras que en los fogones Sacha Hormaechea recreará algunos de los platos que aparecían en ellas, como los crepes de pies de cerdo con alioli.

La mañana del sábado un tercer ingrediente se añade a esta relación entre cocina y literatura: la magia. Dolores Redondo, Carmen y Gervasio Posadas, Mercedes Castro e Ismael Díaz Yubero despacharán sobre pócimas, conjuros y alquimia en la historia de la literatura. En la cocina, Iñaki y Unai Camba ilustrarán la conversación con escabeche de sardinitas, tartaletas de setas "y otros regalos del bosque" y una peculiar receta de strogonoff en versión bocadillo.

Por la tarde, la protagonista será la literatura latinoamericana, siempre tan rica en olores y sabores, en una tertulia con Eduardo Mendoza y el crítico gastronómico Luis Cepeda. Abraham García y José Luque transportarán a los asistentes al otro lado del océano con platos como chiles en nogada, mole poblado, langostinos al azafrán y chocolate a la taza.

El domingo cierra el festival una tertulia entre Juan José Millás y Almudena Grandes, que recordarán los sabores de la infancia, con Jesús Almagro entre las cacerolas, estimulando la memoria gustativa del auditorio con un cocido madrileño, unas "migas ilustradas", albóndigas de rape y langostinos, pimientos rellenos de carne y la "torrija perfecta".

Aprovechando su inminente participación en el festival, le preguntamos a Eduardo Mendoza, Mercedes Castro y Carmen Posadas por sus platos literarios favoritos. Al hilo de la pregunta, Posadas cae en la cuenta de que, inconscientemente, siempre ha incluido menciones a la gastronomía en todas sus novelas. "Se me ocurre que tal vez sea porque escribir consiste, en gran parte, en recrear los cinco sentidos y entre ellos los más literarios son para mí el gusto y el olfato". Por ejemplo, Pequeñas infamias, la obra con la obtuvo el Premio Planeta en 1998, comienza con este párrafo, donde crimen y gastronomía aparecen entrelazados:

"Tenía los bigotes más rígidos que nunca; tanto, que una mosca podría haber caminado por ellos igual que un convicto sobre la plancha de un barco pirata. Solo que no hay mosca que sobreviva dentro de una cámara frigorífica a treinta grados bajo cero: y tampoco Néstor Chaffino, jefe de cocina, repostero famoso por su maestría con el chocolate fondant, el dueño de aquel bigote rubio y congelado".

Por su parte, Mendoza, que ganó a su vez el Planeta en 2010 con Riña de gatos, se queda con la Última Cena, quizá el pasaje literario gastronómico más célebre de la cultura occidental: "En los evangelios, Jesús y sus discípulos siempre están comiendo, por lo general, de gorra. La presencia de la comida seguramente deriva de la preocupación mosaica por los alimentos inmundos, cuyo consumo está castigado de un modo atroz y que todavía hoy hace que los judíos practicantes sean muy conscientes de lo que comen".

Por último, a Mercedes Castro, autora de Mantis, novela protagonizada precisamente por una chef que oculta secretos en sus fogones, se le viene a la cabeza la gastronomía británica, tan diferente a la nuestra, presente en las novelas de Enid Blyton y A.S. Byatt: "De niña devoraba los libros de Enid Blyton, pero más que sus tramas me intrigaba la comida que describía: refrescos de zarzaparrilla, roastbeef, malvaviscos y protagonistas que merendaban té y pudin en vez del Cola-Cao de toda la vida. Quizá por eso, de entre muchas descripciones culinarias, me quedo con la que, en su novela Posesión, hace mi adorada A. S. Byatt de un sándwich de pepino: toda la sencillez de la para mí tan misteriosa cocina inglesa entre dos rodajas de pan".