Image: El Quijote apócrifo regresa con los mismos misterios

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Letras

El Quijote apócrifo regresa con los mismos misterios

18 febrero, 2015 01:00

La RAE presenta una nueva edición del Quijote del apócrifo Avellaneda en el año de su cuarto centenario

La Real Academia Española ha presentado hoy una nueva edición crítica del Quijote del apócrifo Avellaneda en el mismo año de su cuarto centenario. La obra, que supone la primera entrega de la serie de Anejos de la Biblioteca Clásica de la RAE dirigida por el académico Francisco Rico, ha sido editada por Luis Gómez Canseco. El resultado es un texto mejorado que pone en pie la singular historia de la impresión del libro y que recorre los entresijos y los misterios de que rodean a este importante segundón de las letras hispánicas. "Hay muchas razones para leer el Quijote de Avellaneda", comenta Gómez Canseco. "La primera de ellas es el cotilleo". Alrededor de esta obra se ha construido a lo largo de los años una especie de patio de vecinas literario para debatir quién fue ese autor que vertió tantísima mala baba contra Cervantes. "Ni siquiera en Sálvame Deluxe se puede encontrar tanta bronca, tan retorcida y tan malvada como hay en torno a Avellaneda y Cervantes", explica el editor. "Esa mala baba ha llegado incluso a los investigadores que se ocupan del tema". Sin embargo, el misterio del hombre que se esconde tras Avellaneda sigue sin ser resuelto pese al interés que aún hoy despierta el tema.

El Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (como se titula en realidad esta arma arrojadiza contra Cervantes) se publicó en 1614. A ese Alonso Fernández de Avellaneda que firma el libro no debieron de gustarle las ocurrencias del Quijote de Cervantes de 1605 ya que se rebelaban contra el orden establecido del mundo. De las paginas del libro apócrifo se desprende parte de la personalidad y creencias de Avellaneda: personaje leído, pelota de los nobles, valedor de la Iglesia y devoto del rosario. "A través del libro, del cuerpo del delito, podemos saber muchas cosas de este falso licenciado", explica Gómez Canseco. "Por ejemplo que era un pelota de Lope de Vega hasta la extenuación y que odiaba a Cervantes porque hay que odiar mucho a una persona para escribir casi 600 páginas con el único objetivo de darle en la cabeza con el libro".

Sin embargo, hoy la obra, lejos de ser una mera respuesta a Cervantes carente de interés, se muestra como una obra que se lee con gusto y que todavía guarda un buen saco de risas para los lectores del siglo XXI. "A pesar de haber sido mirado a lo largo de la historia con muchos reparos y desagrado, el libro está bien escrito, todavía se lee con gusto y a veces es verdaderamente desternillante", comenta el editor. "No es mera arqueología literaria". La reaccionaria obra de Avellaneda reduce la historia a los elementos más grotescos, a las quijotadas y porrazos, ya que eso era lo que más atraía a sus contemporáneos. Don Quijote aparece como un loco soberbio, desenamorado de Dulcinea, y un personaje tan complejo como Sancho es trazado como un tonto, un glotón malicioso que busca siempre el dinero. "Cervantes tenía una visión del mundo mucho más humana y amable, perdonaba los defectos de la gente", puntualiza Gómez Canseco.

Lo que parece claro es que esta obra influyó de manera definitiva en la creación de la segunda parte oficial del Quijote cervantino, publicada en 1915, y que funcionó de estímulo para su autor que en aquellos momentos probablemente tenía aparcada la obra y le interesaban más otros asuntos. "En manos de Cervantes el Quijote de Avellaneda se convierte en un instrumento totalmente excepcional para cambiar la historia de la literatura", explica el editor. "Se encuentra con un ejemplo para librarse de ataduras y para alcanzar un grado de libertad como narrador que hasta entonces nadie había logrado imaginar. Por eso se dice que la historia de la literatura moderna comienza en ese momento".

Juan de Lucena y una historia de los indios

Durante el acto en la sede de la Real Academia Española también se han presentado otros dos títulos de la serie de Anejos de la Biblioteca Clásica de la RAE. El primero de ellos, recoge las dos obras más relevantes de Juan de Lucena Diálogo sobre la vida feliz y Epístola exhortativa a las letras, editadas por Jerónimo Miguel. El poeta soriano, judeoconverso (1431-1504), es una de las voces literarias más singulares de nuestro siglo XV castellano. Por otro lado, también se ha presentado la Historia de los indios de la Nueva España de Fray Toribio de Benavente. Más conocido con el nombre "Motolonía" (palabra náhuatl que significa "el pobrecito"), el zamorano fue el primer etnógrafo del mundo azteca, uno de los misioneros franciscanos que, desde el territorio recién descubierto de la Nueva España, luchó por los derechos de los indios. "Sin duda, la historia más interesante y apasionante de la historiografía americana que nos ofrece el panorama diario de los indios", explica Francisco Rico.

Nueva distribución

Estas obras y las siguientes de la serie, entre las que se encontrarán títulos como El Peregrino en su patria, de Lope de Vega, El caballero puntual de A. J. de Salas Barbadillo y toda la obra poética del Conde Salinas; no van a salir a librerías y se ha diseñado una nueva estrategia para hacer más eficiente la distribución. De esta manera, la Fundación Aquae, que financia el proyecto, envía gratuita y directamente más de un centenar de ejemplares a las principales bibliotecas, universidades y centros de investigación de España y de todo el mundo. Otros los hacen llegar la RAE y la Centro para la Edición de los Clásicos Españoles a los estudiosos de la materia y a las revistas especializadas. Este modo de difusión, con tiradas relativamente cortas y una calculada estrategia de distribución, reduce los gastos y asegura que los libros llegan o son accesibles a sus destinatarios naturales, al tiempo que consigue a las publicaciones científicas un rendimiento óptimo. "Es un sistema valiente de afrontar la realidad", explica Francisco Rico. "De nada nos sirve hacer 1000 libros para que se vendan 500. La importante de este proyecto es el goteo de ejemplares y confiamos en que los títulos presentados lleguen al público a lo largo de los años ".

Por su parte, el director de la RAE, Darío Villanueva, se ha mostrado convencido de que esta colección "es necesaria e imprescindible y nace con la vocación que Antonio Machado atribuía a la poesía: la palabra esencial en el tiempo", en contra de "la moda del libro postmoderno" que se da en la actualidad. "Creemos que tenemos que dar la batalla en el libro de fondo, el libro que construye la memoria cultural de una lengua de un país o de una civilización", ha afirmado Villanueva.