Imagen de la portada de El Tesorero de Franisco Ibáñez
"Está usted de un tonto subido que marea", puede que sea una de las frases más populares de Filemón. Claro que "¡Corra, jefe, corra!", de Mortadelo puede ser la más repetida en cada historieta y cada aventura de los dos detectives secretos más populares del mundo del cómic. Las cifras dan vértigo: 200 álbumes, 12.000 páginas editadas, 29 millones de ejemplares vendidos, 60 años de travesía. Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936) está a punto de cumplir una nueva efeméride, la de los 30 millones de copias, con la publicación de un nuevo tomo: El Tesorero. Aún no se ha puesto en venta (sale el miércoles) y ya va por la segunda edición."Esto de hacer una reedición antes de ponerse a la venta es increíble", comenta risueño el autor. En esta ocasión Mortadelo y Filemón persiguen al tesorero del Partido Papilar cuando el responsable de economía del gobierno requiere de un dinero para determinados actos y descubre que alguien ha robado los fondos de la tesorería. Pero "no se trata de una crítica política ni social sino que este personaje sirve para que Mortadelo y Filemón tengan su aventura y sus gags", comenta Ibáñez. No obstante, el creador de esta curiosa pareja de agentes está de acuerdo en que a través de las historias que ha ido creando se puede entender la realidad española buscando siempre el lado más cómico de los sucesos.
Ya son 60 años de andadura y Mortadelo y Filemón han hecho crecer a diversas generaciones. "Cuando se creó la historieta era de una página y tenía que tener su final en ese espacio", comenta. "Luego pensé en recrear escenas de la actualidad como las Olimpiadas, el fútbol, la gasolina o el ordenador con personajes que ocupaban la actualidad del momento". Claro que la realidad española ha cambiado y su carrera, dice, ha tenido dos etapas. Durante la primera el autor tenía que "andar con pies de plomo" pero después ha podido hacer de todo. "No hago críticas sangrientas pero sí que una vez nos censuraron", comenta.
Para el tomo 200 decidió que fuera Bárcenas quien diera pie a las disparatadas anécdotas de Mortadelo y Filemón pero sin un papel protagonista. "Determinados personajes tienen un peligro. Una vez creé a un político de 200 kilos y un día vi que había muerto. Empecé a hacer caras nuevas, a pegarlas encima. También me ha pasado con algún político soviético, por eso no quiero incidir mucho en los personajes reales". Al fin y al cabo son historias para que la gente desconecte con las hazañas de los dos agentes secretos que traen de cabeza al Súper. De la misma manera, cuenta que ya no sabe si los personajes hablan como la gente de la calle o si es la gente de la calle la que habla como sus personajes. Lo que sí sabe, y tiene en cuenta, es que "la gente se ríe cada vez más con los políticos" que con los tebeos. "Me hacen la competencia", dice socarrón el creador.
Y esa perspicacia la emplea en cada una de sus nuevas historias. De hecho, ya está preparando el siguiente tomo que llevará por título Sueldecitos más bien bajitos donde sus dos preciados hijos se verán sometidos a una reducción de sueldo. A ocho euros. ¿La hora? No, la semana. "Se verán en el oficio de enterrador, ayudarán al cultivo, etc. Lo bueno es que los temas me los dais vosotros, yo los cojo y no tengo que pagar derechos de autor".
A pesar de todos los premios que lo han consagrado como uno de los autores de tebeo español más importantes, de los años en la brecha y la prolífica carrera, Franciso Ibáñez opina que tiene miles de premios. "La alegría principal es cada historia pero para mí un premio es el niño que viene con los ojos abiertos a que le firme el cómic". Aunque Mortadelo y Filemón no le hacen caso. "Me quiero jubilar pero no me dejan", concluye sonriendo.