Juana Salabert
La escritora debuta en el género con un trepidante libro, La regla de oro, en el que un asesino en serie pone en su punto de mira al gremio de los comprooro, una excusa perfecta para elaborar un fresco sobre la España al borde de la explosión social en 2012. Salabert lo presenta hoy en la librería Cervantes y compañía con el periodista Manuel Marlasca.
"A mí siempre me ha ocurrido que la idea central para una novela me surge a partir de la foto de un periódico o de algo que ves en la calle", explica Salabert. En esta caso el estímulo que dio lugar a La regla del oro (Alianza Negra) fue un hombre con un llamativo cartelón publicitario a la espalda que rezaba 'Compro su oro al máximo precio'. Esta encuentro prendió en la autora la llama de una idea: las crisis también son épocas de oportunidades y siempre hay alguien que saca partido de las desgracias ajenas. "No es mi intención demonizar al gremio de los joyeros, seguro que hay muchos muy decentes, pero les vino a ver la diosa fortuna cuando quebró el sistema porque el patrón oro siempre se mantiene estable y la gente que tenía problemas económicos no tenía mas remedio que vender".
La regla del oro arranca en las Navidades de 2012 de Madrid cuando un joyero centrado en la compraventa del modesto oro familiar, aparece degollado con un acusador mensaje encima. Semanas antes, otro comprooro había sido asesinado de modo similar en medio de una ciclogénesis social a punto de estallar por el miedo al porvenir inmediato de los ciudadanos. "La titulé justamente La regla del oro el día que por 2012 se decidió en las Cortes que primero el déficit y después el resto". Salabert, nacida en París y licenciada en Letras Modernas por la Universidad de Toulouse-Le-Mirail, dice ser admiradora de Pierre Mendès France, un político francés de entreguerras que votó en contra de la creación de la Comunidad Económica Europea porque pensaba que tarde o temprano un país impondría al resto políticas económicas. "Es lo que ha pasado. De pronto Europa es una especie de madrastra espantosa con tipos a los que nadie había votado como Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional...", explica Salabert. "Si le quitan la posibilidad a un parlamento de hacer sus presupuestos, te quitan la posibilidad de hacer política. No soy nacionalista pero si soberanista en cuestión presupuestaria".
La investigación corre a cargo del inspector Alarde, un joven y perspicaz policía empeñado en darle la espalda a sus propios fantasmas y traumas del ayer. Abierto e intuitivo, sensible y observador, Alarde no desdeña tirar de ningún hilo que le conduzca a la verdad. "A mí Alarde me caía muy bien. Un novelista tiene que decidir comprender a sus personajes sin juzgarlos pero lógicamente unos te caen fatal y otros muy bien. Alarde es de esos tipos que te gustaría tener de amigo". Tan bien le ha caído el personaje a Salabert que ya ha ideado una serie de entre 8 y 10 novelas con él de protagonista. "Quiero que vaya cambiando, cumpliendo años, que evolucionen las circunstancias de su vida. Siempre me da pena despedirme de los personajes por eso siempre he metido alguna referencia en mis nuevas novelas sobre personajes que aparecían en novelas anteriores".
La escritora afirma que no se ha documentado en exceso para la creación de la novela."Me basta con cuatro pinceladas que me pueda dar el pulso de una profesión. No me interesan esas novelas que parecen CSI, con una carga excesiva de detalles técnicos". En este sentido, Salabert no ha querido elaborar una novela ni de ideas ni de militantes ni de tesis, La regla del oro es una novela de personajes, y ninguno en blanco y negro. "Las personas no son planas", dice la autora. "Hasta el que peor nos cae puede tener aspectos que nosotros desconocemos y que lo convierten en entrañable".
El objetivo de la autora era hacer "una historia que pudiera leer todo el mundo y que después cada uno pudiera sacar sus propias conclusiones". Esa es la regla de oro para la nueva novela de Juana Salabert.