El escritor cubano Leonardo Padura ha sido galardonado este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, imponiéndose en las últimas votaciones a Haruki Murakami y al poeta de origen sirio Adonis, los otros dos favoritos a llevarse el galardón. Padura, un referente de la generación de escritores surgida en los noventa, durante el llamado Periodo Especial, en Cuba, se hace así con los 50.000 euros y la escultura de Joan Miró con que está dotado el premio, que recogerá el próximo otoño.
Nacido en La Habana en 1955, Leonardo Padura es licenciado en Literatura Hispanoamericana por la universidad de esa misma ciudad, y a lo largo de su carrera ha trabajado como periodista y cultivado, además de la novela y el relato corto, el ensayo y la escritura de guiones. En los ochenta hizo sus primeras tentativas literarias. Escribió su primera novela corta, Fiebre de caballos, entre 1983 y 1984, y los seis años siguientes trabajó de periodista al tiempo que escribía su primera novela policiaca protagonizada por Mario Conde, el ya célebre protagonista de sus ficciones de género.
Lo cierto es que Padura, pese a la amplitud de registros de su obra, es conocido, sobre todo, por ese tipo de novelas, las policiacas, y ganó en 1998 el premio Dashiell Hammett (organizado por la Asociación Internacional de Escritores Policiacos) con Paisajes de Otoño. Esta novela pertenece a su tetralogía de las "Cuatro estaciones", formada por cuatro obras cuyo protagonista es Mario Conde. Completan la tetralogía Pasado perfecto, de 1991; Vientos de cuaresma, de 1994; y Máscaras, de 1997. Además, es autor de Adiós, Hemingway (2001) y La neblina del ayer (2002).
Figura tolerada por el régimen de Fidel Castro, la voz de Padura, sin embargo, se ha alzado en numerosas ocasiones contra la falta de libertad en su país, aunque su relación con la censura ha pasado por distintas etapas. En su última entrevista con El Cultural, el pasado 6 de febrero, el escritor mostró su malestar con las autoridades de la isla, que tenían, dijo, retenida la publicación de su última novela, Herejes. A diferencia de otros escritores cubanos, Padura sale y entra de Cuba con libertad, pasa la mitad del año fuera y posee el altavoz nada desdeñable de sus libros. En Cuba, además, su obra es leída, esperada y apreciada por los lectores cubanos, y hasta recibe premios importantes, como el Nacional de Literatura en 2012. En la misma entrevista calificó de "extraño" ese equilibrio. "Yo también recibo ataques -dijo-, a veces bastante duros y arteros, pues a algunos les molesta que no piense igual que ellos o no escriba lo que ellos suponen que debería escribir. Y a veces recibo silencio y mi trabajo no es reseñado ni informado".
Como ensayista, Padura ha estudiado las obras de autores como el Inca Garcilaso de la Vega o Alejo Carpentier, y ha escrito también un libro sobre el género policiaco, La cenicienta de la novela. Además ha publicado el libro de entrevistas con grandes figuras del béisbol El alma en el terreno, y El viaje más largo, en donde recrea y revive ambientes, tipos, leyendas, costumbres que forman parte de la pequeña historia de Cuba.
Sobre esta Cuba en particular, la del ciudadano de la calle, y también sobre la brecha, por momentos insalvable, entre el que se va y se queda, trataba su último libro publicado en España, Aquello estaba deseando ocurrir (Tusquets), en donde reunía relatos de los últimos treinta años acerca de una vertiente concreta de la política en Cuba: la que marca el destino del ciudadano. "Un destino que, por razones políticas, sentimentales o geográficas lo supera y, de alguna forma, lo somete", nos dijo. Unos relatos en los que el escritor retrocedía hasta el llamado Periodo Especial (años en los que, en medio del desastre económico cubano que propició la caída de la URSS, surgió una fantástica generación de artistas, la de Padura) y a la guerra de Angola, en donde el propio escritor estuvo destinado. Sobre el cuento como género escribió El submarino amarillo, en donde ofrecía una muy personal visión del relato cubano entre 1966 y 1991. Otras de sus últimas novelas fueron El hombre que amaba a los perros, también en Tusquets, acerca del asesinato de Trotski; o La cola de la serpiente, en donde Mario Conde se internaba en el decaído Barrio Chino de La Habana para resolver un asesinato.
En su edición de 2015, el jurado del Princesa de Asturias de las Letras ha estado integrado por Xosé Ballesteros Rey, Xuan Bello Fernández, Blanca Berasátegui Garaizábal, José Manuel Blecua Perdices, Luis Alberto de Cuenca y Prado, José Luis García Martín, Berna González Harbour, Álex Grijelmo García, Beatriz de Moura, Rosa Navarro Durán, Carme Riera i Guilera, Fernando Rodríguez Lafuente, Fernando Sánchez Dragó, Ana Santos Aramburo, Sergio Vila-Sanjuán Robert, Darío Villanueva Prieto, Juan Villoro Ruiz y José Luis García Delgado (secretario).