James Salter. Foto: Archivo

El escritor estadounidense James Salter ha fallecido a los 90 años en Sag Harbor (Nueva York), según ha informado el diario The New York Times. Hace unos meses, Salter fue sometido a un baipás sin mayores complicaciones y, desde entonces, acudía a rehabilitación. Se estaba recuperando bien e, incluso, había recuperado las ganas de escribir; pero el pasado viernes sufrió un infarto que le provocó la muerte, como ha confirmado su esposa, la también escritora Kay Eldredge, al diario neoyorquino.



A Salter, maestro de las relaciones humanas admirado por su cuidada y sofisticada prosa y uno de los más grandes escritores americanos de la segunda mitad del siglo XX, el reconocimiento le llegó muy tarde. Miembro de la misma generación que Richard Yates, considerado un maestro por Richard Ford y estudiante en la escuela militar de West Point (Nueva York) dos cursos por detrás de Jack Kerouac, Salter no fue el más popular de todos ellos, pero el tiempo lo revalorizó y cada vez más autores lo citaban como referencia.



Casado dos veces y padre de cinco hijos, Salter descubrió que quería ser escritor durante su tiempo en el Ejército estadounidense, que abandonó en 1957, años después de graduarse en la academia militar West Point y de ser piloto de combate durante más de 10 años en los cuales participó en la guerra de Corea.



Quizás por esta entrada tan pintoresca en la literatura, lejos de obsesionarse con ser prolífico, Salter trabajaba despacio y con cuidado, y a lo largo de su vida solo publicó seis novelas y dos colecciones de relatos. Ejemplo de esta filosofía es su última novela, Todo lo que hay, publicada en 2013 tras casi 35 años de silencio editorial, obra en la que se deshizo de la carga de preciosismo presente en sus obras más conocidas, logrando el punto de mayor depuración de su larga trayectoria literaria.



Aún así, su novela más famosa sigue siendo A sport and a pastime (Un deporte y un pasatiempo), una novela corta publicada en 1967 sobre una intensa aventura amorosa ocurrida en Francia que a día de hoy ha alcanzado el grado de clásico de la literatura erótica.



A lo largo de su vida, recibió diversos galardones por sus relatos cortos: ganó el PEN Book Award por la colección Dusk y otros relatos (1988) y recibió dos homenajes por las historias breves escritas a lo largo de su carrera: el Premio Rea y el Premio PEN/Malamud. También recibio en 2013 el Premio Windham-Campbell Literature Prize, por la novela anteriormente citada. En 2014, Salter fue, junto al japonés Murakami, candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Letras, que finalmente fue a parar al irlandés John Banville.