Gonzalo Torné. Foto: Luna Miguel
Se filtró el nombre de un tal Álvaro Abad que sacaba novela negra en la colección que al género dedica Penguin Random House. Luego supimos que se trataba de Gonzalo Torné, aunque él guardaba un misterioso silencio sobre el asunto. Más tarde reconoció su autoría. El desdoblamiento cobra sentido al escuchar sus razones: "Se trata de marcar de entrada que mis otras novelas y ésta son proyectos estéticos distintos con objetivos distintos", dice el escritor catalán, que califica su decisión como "una cortesía hacia el lector".Tan interiorizado tiene Torné que ahora son dos los que le habitan que solicita que la entrevista se haga por escrito, pues no se fía, dice, de alguien tan poco experimentado como Abad. Pero no es nuevo este Torné desdoblado, pues ya firmó el escritor sus primeras publicaciones con distintas variantes de su nombre: los primeros tebeos con su nombre de pila sin más, la primera novela, Lo inhóspito, con los dos apellidos y los últimos dos libros, Hilos de sangre y Divorcio en el aire, con su nombre y su primer apellido. Así que pocas opciones le quedaban.
Se presentó la oportunidad cuando la editorial le propuso escribir un noir. "Estoy bastante implicado en las traducciones de Divorcio en el aire, el nuevo libro avanza despacio y siempre me he sentido atraído por la ficción de aventuras y el entretenimiento. Así que dije que sí". Aunque no diría, como Banville, que las novelas serias son algo así como una tortura y que las otras (ésta) son un mero entretenimiento. O como dice el irlandés a veces, como tomarse unas vacaciones pagadas. "Banville tiene toda una retórica del padecimiento con la que no simpatizo mucho. Yo también disfruté muchísimo escribiendo Hilos de sangre y Divorcio en el aire. Como este era un empeño menos personal y menos complejo pensaba que estaría menos tenso, pero al final quieres hacerlo bien y te tensas igual".
Torné pensó una historia conforme al patrón del género. De partida necesitaba un muerto y se le apareció el cuerpo sin vida de Norberto Obanos, un importante bodeguero de La Rioja. Y a continuación dos muertos más, con lo que se despliega la trama. Y apareció Trejo, un policía retirado. ¿Cuáles son sus referencias de la literatura criminal? "No he leído mucho género negro, la verdad. Me gustaban las novelas de Montalbán. Me gustan las series de televisión que escribe Steven Moffat y me gustaban mucho los tebeos de superhéroes".
¿Y cuánto se cuela de Gonzalo Torné en Álvaro Abad? "Es inevitable que haya rasgos y manías y cosas que se le contagien... pero tampoco soy yo quien para juzgarlo. No sé". ¿Y en cuanto a los temas? Alguien ha señalado que es visible en esta novela cierta inclinación, ya presente en las anteriores, hacia los asuntos familiares: "Es un poco raro eso -responde-, porque nunca había escrito sobre las relaciones de un padre con su hija, y menos en una clave tan cómica. Aunque quede poco épico, me siento por encima de mis temas. No me veo arrastrado nunca por obsesiones ni nada de eso. Los temas son una conquista deliberada".
Si se le pregunta si tiene alguna intención (social, de denuncia) más allá de la de entretener al lector, Gonzalo Torné responde que no. Y que no cree, como tanto se dice, que el género sea el vehículo propicio para este tipo de objetivos: "Creo que el género negro fue durante un tiempo en que la literatura artística tendía a la abstracción y al ensimismamiento una suerte de escaparate de cosas que sucedían en la sociedad sencillamente porque estaban ambientadas en el presente. Esto tiene un mérito, pero reducido. Valoro poco la "novela social". Me parece mucho más importante la novela política que analiza (a veces de manera muy indirecta) las circunstancias que se exponen en la novela social y que se aventura a imaginar escenarios y soluciones posibles. Creo que la única novela política en un sentido amplio que he escrito es Hilos de sangre".
Alguna vez había confesado Torné que es caótico escribiendo, que no sigue muchos planes ni guarda, de inicio, un esquema demasiado estricto. "Con este libro he descubierto que me cuesta escribir en orden y presentar de manera cortés a los personajes", comenta. "Al género le beneficia que te apoyes en sus convenciones. Lo más difícil probablemente sea construir una trama atractiva, un suspense, pero eso me divierte". Y por último afirma que no sabe si escribirá más novela negra. "Me lo he pasado muy bien, pero que lo vuelva a hacer dependerá del tiempo, las circunstancias, la oportunidad..."
@albertogordom