Vista de un típico tramo de la Ruta 66

María Adell y Pau Llavador hacen un recorrido cinéfilo por el corazón de Estados Unidos en Ruta 66: coches, moteles y canciones de película.

Los americanos han sabido hacerlo extremadamente bien. Hollywood mediante, llevan años vendiéndole su cultura popular a todo el mundo. Hoy nos detenemos en un icono universal de lo estadounidense: la Ruta 66. ¿Quién no ha deseado alguna vez atravesar en un Cadillac o a lomos de una Harley esa interminable carretera que une Chicago con Los Ángeles? La hemos visto en cientos de películas y anuncios, hemos oído sobre ella en miles de canciones. Esa América de gasolina, moteles, paisajes inabarcables y puestas de sol increíbles que se condensa en los márgenes de la Mother Road, como la llamó John Steinbeck en su novela Las uvas de la ira, que John Ford llevó a la gran pantalla en 1940. Para acercarse un poco a ese viaje soñado en este sofocante verano, llega Ruta 66. Coches, moteles y canciones de película (editorial Lunwerg), uno de esos libros que refrescan la imaginación y además quedan de muerte en la estantería del salón. Sus autores, María Adell y Pau Llavador, ofrecen exactamente lo que prometen en el título: un recorrido virtual por el espinazo geográfico y sentimental de América, que es también un viaje por la historia de la cultura popular del siglo XX.



La Ruta 66 tenía originalmente unos 4.000 kilómetros de largo y transcurría por los estados de Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California. Inaugurada en 1926, sufrió cambios de trazado en varios puntos y fue la vía que usaron muchos granjeros del Medio Oeste americano cuando tuvieron que emigrar hacia California por culpa de la crisis y de las tormentas de polvo de los años 30, que arruinaron su medio de vida. La ruta, que vivió su máximo esplendor en los 50, mejoró la economía de las localidades por las que discurría, fomentando el nacimiento de comercios, restaurantes, moteles, gasolineras y talleres mecánicos.



A partir de 1956 comenzó el declive de la carretera con el auge de las autopistas interestatales, más modernas, amplias y seguras. En 1985, la ruta 66 fue finalmente descatalogada de la Red de Carreteras de Estados Unidos. En 1990 surgieron varias asociaciones para promover su resurgimiento y varios tramos fueron rehabilitados bajo el nombre "Historic Route 66". Actualmente, no puede recorrerse de punta a punta, pero sí en tramos, algunos de los cuales sobrepasan los 200 kilómetros de longitud.



Los autores del libro se han centrado en los tramos de la Ruta 66 más representados por la cultura popular. Así, dividen el libro en seis capítulos dedicados a Los Ángeles, California, Arizona, Nuevo México y Texas, y, desviándose de la ruta, Nevada, Colorado y Utah.




Escena de la carrera de coche ilegal de la película Grease (1978)

Los Ángeles

En la ciudad más importante de la Costa Oeste moría el trazado inicial de la carretera, aunque nunca llegó a desembocar, como mucha gente cree, en el océano, sino en la entrada de la ciudad. Más tarde, el final de la ruta se trasladó unos kilómetros hasta Santa Mónica, un poco más al sur del estado de California. En Los Ángeles, los autores del libro comienzan su lista de películas sobre la Ruta con dos road movies urbanas. La primera es la más reciente de las que aparecen en el libro: Drive (2011), de Nicolas Winding Refn. En "la fábrica de los sueños", Adell y Llavador recomiendan visitar el centro de la ciudad emulando al lacónico protagonista de la película, interpretado por Ryan Gosling. Aunque más vale hacerlo con una conducción un poco más ortodoxa que la del temerario conductor a sueldo de unos ladrones. Si las escenas del cine traspasaran el tiempo y la pantalla, quizá se cruzarían con el secuestrador Tom Cruise y el taxista Jamie Foxx dando tumbos por la ciudad como hacían en Collateral (2004), de Michael Mann.



Tampoco puede faltar la visita al cauce seco del río de Los Ángeles, un amplio canal de hormigón donde se rodó la famosa carrera de coches de Grease (Randal Kleiser, 1978). En la radio podría sonar, por ejemplo, Thunder Road, de Bruce Springsteen.




Famosa escena de Con la muerte en los talones (1959)

California

El "estado dorado" es mucho más que Los Ángeles. El tramo de la Ruta 66 que lo atraviesa recorre parte del desierto de Mojave. En Lucerne Valley se encuentra el lecho de un inmenso lago seco en el que se rodó una escena en la que los indios atacan el convoy de John Wayne en La diligencia (1939), de John Ford. Un poco más al norte, en la localidad de Gorman, se encuentra uno de los moteles que aparecen en Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991), en el que las dos fugitivas discutían sobre la posibilidad de entregarse a la policía. Cerca de allí se encuentra, en el mismo borde de la carretera, la pequeña iglesia en la que ocurrió la masacre que dio origen a los deseos de venganza de Uma Thurman en Kill Bill, de Quentin Tarantino. En la película se sitúa la acción en El Paso, Texas, pero la capilla se encuentra realmente en la localidad californiana de Lancaster.



La cercanía de esta zona a Hollywood ha hecho que otros muchos parajes sean utilizados como decorados naturales para multitud de películas. Es el caso del Parque Nacional de Vasquez Rocks, con puntiagudas formaciones rocosas que aparecieron hasta la saciedad en la serie original de Star Trek, en Starship Troopers y en la versión en carne y hueso de Los Picapiedra. Cerca del lugar en el que James Dean repostó por última vez antes del accidente de coche que le costó la vida en 1955 se encuentra una estrecha carretera rodeada de campos de cultivo donde se rodó la famosísima escena en la que Cary Grant es perseguido por una avioneta en Con la muerte en los talones (Alfred Hitchcock, 1959).



Palm Springs, a 170 kilómetros de Los Ángeles, es un oasis para famosos en medio del desierto de Sonora. Desde los años 30, muchas estrellas de Hollywood han encontrado allí el descanso y la paz espiritual que buscaban, como Marilyn Monroe, Frank Sinatra o Liz Taylor.



Otro icono de la Ruta 66 en el tramo californiano es el Wigwam Motel de San Bernardino, donde las habitaciones son tipis indios gigantes. El motel es tan conocido que los creadores de la película de Pixar Cars (toda ella un homenaje a la Ruta 66), le hicieron un guiño al introducir un motel en el que las habitaciones, en lugar de ser tipis, eran conos de tráfico.




Esecna de Easy Rider (1969), que transcurre en gran parte en el estado de Arizona

Arizona

Ahora toca poner a todo volumen Born to Be Wild y tomar la interestatal I-40, sustituta de la vieja Ruta 66 que atraviesa "el estado del Gran Cañón", que se apellida "del Colorado" por el río pero no está en el estado homónimo, como muchos creen. La canción de Steppenwolf está estrechamente ligada a la cultura motera desde que apareció en los títulos de crédito de Easy Rider (Dennis Hopper, 1969), que transcurre en gran parte en el estado de Arizona. En las páginas centrales del libro, los autores proponen un road trip alternativo para seguir los pasos de sus protagonistas entre Los Ángeles y Nueva Orleans.



Entre los pueblos de Kingman y Seligman (localidad consagrada a la memoria de la Ruta 66), sigue en perfecto estado un tramo de la carretera original, en cuyos paisajes se inspiró la mencionada Cars. El libro recoge algunas localizaciones más de Arizona que aparecían en Easy Rider, en la que también sonaba Wasn't Born to Follow, de The Byrds, con el impresionante paisaje del volcán Sunset Crater al fondo.




Miedo y asco en Las Vegas, de Terry Gilliam, inspirada en el libro de Hunter S. Thompson

Nevada

En este capítulo, Adell y Llavador proponen un desvío de la Ruta 66. Está más que justificado. Sería un pecado recorrer el oeste de los Estados Unidos sin pasar por la auténtica ciudad del pecado, Las Vegas. Imposible hacer un balance de las películas que hacen referencia a Las Vegas y no acordarse de la lisérgica Miedo y asco en Las Vegas, de Terry Gilliam, inspirada en el libro del padre del periodismo Gonzo, Hunter S. Thompson, y protagonizada por unos desquiciados Benicio del Toro y Johnny Depp. Tampoco faltan en la memoria otras películas fundamentales del género de los casinos, como Ocean's Eleven, tanto la original de 1960 protagonizada por Frank Sinatra como el remake de Soderbergh protagonizado por un reparto de lujo en el que figuraban George Clooney, Brad Pitt, Julia Roberts, Andy García y Matt Damon, o Casino, de Scorsese, que retrataba la época de decadencia de la ciudad que comenzó en los 70. Y, por supuesto, Viva Las Vegas, una de las comedias musicales más celebradas de Elvis Presley.



Ya que estamos por la zona, no debe faltar en la ruta la misteriosa Área 51, la base militar que fascina a los conspiranoicos y a los ufólogos de todo el planeta por su supuesta vinculación con visitantes extraterrestres y experimentos secretos de alta tecnología. En sus inmediaciones, la carretera 375 se ha ganado el nombre popular de Extraterrestrial Highway, que recorren dos nerds ingleses en la reciente comedia Paul (Greg Mottola, 2011).



Muy cerca de allí, entre Nevada y California, está el desértico Parque Nacional de Death Valley. En el pequeño pueblo de Death Valley Junction, que pertenece a California, se rodó parte de la angustiosa Carretera al infierno (Robert Harmon, 1986).




Texas fue escenario de la huida de Bonnie y Clyde, llevados al cine por Arthur Penn en 1967

Nuevo México y Texas

Nos encontramos más o menos en la mitad de la vieja Mother Road y cerca del extremo oriental del viaje propuesto en Ruta 66. Coches, moteles, coches y canciones de película. El icono más reconocible de Nuevo México desde hace unos años es, sin duda, Walter White, el protagonista de la exitosa serie de televisión de la HBO Breaking Bad. Rodada en Albuquerque, no es difícil encontrar las locacalizaciones más emblemáticas de la serie, como la casa de la familia White, el restaurante Los Pollos Hermanos y el gigantesco lavadero de coches en el que trabajaba Walter al principio de la serie, antes de convertirse en el mayor capo de la droga de Nuevo México. A una hora de Albuquerque está Santa Fe, la capital del estado. De camino, los autores del libro proponen escuchar, por ejemplo, Country Road de James Taylor y New Mexico de Johnny Cash.



Después llegaremos a Las Vegas. No, no estamos conduciendo en círculos. Nos referimos a una pequeña ciudad de Nuevo México en la que Javier Bardem, con el peinado más ridículo de la historia del cine, perseguía a su antagonista armado con un mortífero y silencioso rifle de gas en No es país para viejos, de los hermanos Coen.



Entramos en Texas, la tierra de los cowboys y los steakhouses y también el escenario de huidas de fugitivos amantes, como Bonnie y Clyde, personajes reales llevados al cine por Arthur Penn en 1967, o los protagonistas de La huida (1972), de Sam Peckinpah. Texas es también la tierra del director Richard Linklater, fundador de la Austin Film Society. Su aclamada Boyhood, rodada en tiempo real a lo largo de doce años, se desarrolla en varias ciudades del estado. El viajero puede aprovechar para reponer fuerzas en dos localizaciones de Paris, Texas (1984), de Wim Wenders, como el motel Marathon o el hotel Double Tree de Houston.




El épico final de Thelma y Louise (1991) se filmó en Utah, no en el Gran Cañón, Arizona

Colorado y Utah

Segundo y último desvío de la ruta: las Montañas Rocosas y los valles monumentales de los estados de Colorado y Utah, dos estados que aglutinan un sinfín de paisajes que han aparecido en todo de tipo de películas, sobre todo westerns. La conquista del Oeste se rodó en los alrededores de SIlverton y Durango, al igual que Colorado Jim, Dos hombres y un destino y Valor de ley (la original, interpretada por John Wayne y dirigida por Henry Hathaway; la de los Coen se rodó en Nuevo México y Texas). En Colorado filmó también Terrence Malick Malas tierras (1973), protagonizada por Martin Sheen.



Cambiando radicalmente de tono, la disparatada comedia Dos tontos muy tontos, el debut de los hermanos Farrelly protagonizado por Jim Carrey y Jeff Daniels. El Aspen (Colorado) que aparece en la película es en realidad, sin salir del estado, la localidad de Breckenbridge.



Susan Sarandon y Geena Davis, es decir, Thelma y Louise, aparecen a lo largo de todo el libro y vuelven a hacerlo aquí, en el último capítulo, ya que el épico final que supuestamente tiene lugar en el Gran Cañón, en Arizona, se filmó "entre California y Utah, y es en este último estado donde se encuentran los exteriores más espectaculares". Concretamente, el final se rodó en Dead Horse Point, donde muchos años después, Ethan Hunt (Tom Cruise) se entrenaba en la secuencia inicial de Misión Imposible 2.



A unos 300 kilómetros al norte se encuentra Monument Valley, uno de los parajes naturales más filmados de todo el planeta, y gran parte de culpa la tiene John Ford, que lo utilizó como escenario de muchas de sus películas. Y muy cerca está la impresionante Horseshoe Bend, un pronunciado meandro que el río Colorado ha excavado en la frágil roca durante millones de años. Un paraje único en el que se estrelló la nave de Charlton Heston al comienzo de El planeta de los simios (Franklin Schaffner, 1968).