Ganador del Goncourt y candidato al Nobel, reescribió con ironía la historia de personajes míticos como Moisés, los Reyes Magos, Juana de Arco y Robinson Crusoe

Michel Tournier (París, 1924), uno de los escritores franceses más importantes de la segunda mitad del siglo XX, murió este lunes a los 91 años, según informaron sus allegados a la agencia AFP, en un antiguo presbiterio a las afueras de París en el que vivía retirado desde hacía décadas. Tournier se hizo escritor a los 42 años y con su debut, Viernes o los limbos del Pacífico, alcanzó el éxito y ganó en 1967 el Gran Premio de la Academia Francesa. Tres años después confirmó su valía al ganar el Premio Goncourt con su segunda novela, El rey de los alisos, título tomado de un célebre poema de Goethe. Además fue candidato al Nobel en varias ocasiones pero nunca lo ganó.



Las novelas de Tournier reescriben y actualizan con ironía la historia de personajes míticos e históricos como Moisés (en Eleazar o el manantial y la zarza), los Reyes Magos (en Gaspar, Melchor y Baltasar), Robinson Crusoe (en Viernes o los limbos del Pacífico) o Juana de Arco y Gilles de Rais (en Gilles et Jeanne). Escribió nueve novelas, varias antologías de narrativa breve y dos decenas de ensayos.



En Celebraciones, el autor construye "un dietario reminiscente", como lo califica Darío Villanueva, en el que alterna recuerdos de infancia y juventud con sus opiniones sobre muy diversos asuntos que van del cine y la televisión al oficio de ebanista, pasando por Michael Jackson o el muñeco de Michelin. Todo ello aplicando dos de sus cualidades principales: "sensibilidad en la visión" y "acierto para encontrar la palabra justa", opinaba el director de la RAE en su reseña del libro. En El espejo de las ideas, Tournier nos presenta sus impresiones sobre cien conceptos filosóficos fundamentales como el ser y la nada, el hombre y la mujer, izquierda y derecha o Dios y el diablo. Y en Lecturas de juventud, recuerda a escritores como Defoe, Kipling, Lewis Carroll, Verne, Jack London o Karl May.



Tournier nació en París en una familia acomodada. Sus padres eran germanistas y él aprendió alemán desde niño. Viajó a menudo a Alemania y en Berlín presenció desfiles nazis y discursos de Hitler, que décadas después le sirvieron como material literario. Fue un estudiante mediocre durante la infancia, pero luego acabó el bachillerato en el Instituto Pasteur y estudió Filosofía en la Sorbona. Antes de iniciarse en la literatura, ejerció como periodista y traductor en radio y televisión y colaboró con Le Figaro.

En los cincuenta frecuentó al filósofo Gilles Deleuze, al compositor Pierre Boulez y al fotógrafo Lucien Clergue, con quien fundó en 1969 el festival de fotografía de Arlés, referente de esta disciplina a nivel internacional.