Ricardo Menéndez Salmón
Ricardo Menéndez Salmón, autor de libros como Niños en el tiempo, Los arrebatados, La noche feroz o La luz es más antigua que el amor, ha ganado el Premio Biblioteca Breve 2016, que entrega la editorial Seix Barral, el sello en el que venía publicando desde 2007, con El Sistema, una novela distópica que, según el jurado, supone "una obra mayor" dentro de la producción literaria del escritor asturiano. El galardón está dotado con 30.000 euros y la novela llegará a las librerías a principios de marzo.El jurado, formado por Pere Gimferrer, Manuel Longares, José Manuel Caballero Bonald y Elena Ramírez, ha destacado en el acta que se trata de "una novela de ideas, de enorme ambición intelectual y literaria, que abre nuevos caminos en la narrativa contemporánea". Estamos en un futuro denominado Historia Nueva. Nuestro mundo se ha convertido en un archipiélago en el que viven dos fuerzas en pugna: los Propios, "súbditos de las islas", y los Ajenos, "residuos que las disputas ideológicas y económicas han purgado". "Dentro del Sistema existe una entidad, no se sabe si física o simbólica, llamada el Dado, que se configura como su centro".
Tanto el jurado como el autor han destacado la vertiente política, de intervención, de la novela, que el autor escribió el año pasado en Baviera, Alemania, en donde estuvo un año gracias a un programa para artistas. "Como lector me gustan también las novelas incómodas, que interpelan", ha dicho Menéndez Salmón, y ha recordado después una cita de Bataille que resume bien lo que, a su juicio, ha de contener la narrativa: "La literatura es lo esencial o no es nada".
Según Longares, El Sistema es una "condensación" de lo publicado anteriormente por Menéndez Salmón. Al mismo tiempo, ha dicho, "rompe" con lo precedente, si bien se reflexiona sobre algunos temas constantes en su obra: la encarnación histórica del mal (en la guerra civil, con La noche feroz; en la segunda guerra mundial, con La ofensa y con Medusa), el lugar del individuo en la historia.
Es El Sistema, sin embargo, como ha reconocido el escritor, su novela más ambiciosa, aunque solo sea por la extensión: más de trescientas páginas frente al centenar largo que solían tener, de media, sus libros anteriores. Otros temas sobre los que reflexiona: la identidad, "nuestra necesidad de estar siempre definiéndonos por oposición al otro", nuestra distinta visión de la realidad dependiendo del lugar desde el que la contemplemos (hay un mismo narrador que, en tres de las cuatro partes, narra, sucesivamente, desde la primera, la segunda y la tercera persona) o el destino de los seres humanos. La última de las cuatro partes de El Sistema se desarrolla en "un futuro posthumano".
Caballero Bonald no ha podido estar en el anuncio del fallo, aunque ha enviado un texto en el que manifestaba su entusiasmo por el ganador de este año. Ha subrayado, entre otros aspectos, su "modulación estilística", o su "preocupación por el lenguaje". De esto último, de su vocación estilística, han hablado también Longares y Pere Gimferrer. Uno y otro lo han emparentado con Valle-Inclán por sus asociaciones inesperadas y su cuidado del lenguaje. En cuanto al fondo, y pese a ser una distopía -ucronía la ha llamado Gimferrer-, han mencionado más el nombre de Kafka que el de Orwell. Según Clara Usón, El Sistema está más cerca del checo, o de Don DeLillo, que "de una distopía de Hollywood".