Alberto Rodríguez Torices. Foto: Vicente García

Gadir. Madrid, 2015. 168 páginas, 15'50€

Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde, aunque a veces, como le ocurre al innominado protagonista de Sacrificio, comience a intuirlo mientras deja de ser niño y descubre el amor y el deseo, la culpa y el dolor. Alberto R. Torices (Guernica, 1972) ha confesado que abandonó la escritura de esta obra en 2007 y que sólo después de una profunda crisis (desde 2009 no publicaba nada), y tras varias reescrituras, decidió recuperarla. Galardonada con el premio Fundación Monteleón, esta novela breve sorprende por su aparente sencillez, su cuidado lenguaje y su carga de profundidad. Parece un relato más, mil veces leído, sobre cómo un muchacho de trece años, en la España tardofranquista, se enamora por primera vez durante sus vacaciones en un pueblo costero. Su timidez, su falta de mundo y sus lagunas emocionales y culturales acentúan su desamparo ante Diana, la seductora vecina de quince años que le enseña algo más que los lugares prohibidos del pueblo. Al fondo, insinuados, se dibujan las sombras de tempranas depresiones e intentos de suicidios, pero todo pierde importancia ante la aparición del hermano mayor del protagonista, que desencadena un final inesperado. El resto (la culpa, los daños colaterales, y la certeza de que el fracaso es necesario para madurar) hace de este interesante Sacrificio una novela recomendable. @nmazancot