Antonio Ramírez, Basola Vallés, el periodista Alberto Ojeda y Enrique Bueres en un momento de la conferencia

Basola Vallés, CEO de entradas.com, Antonio Ramírez, propietario de La Central y Enrique Bueres, coordinador de Yomvi, han debatido sobre los retos de las industrias culturales tras la revolución digital en la última Clase Magistral, patrocinada por Iberdrola, para los alumnos del Máster de Crítica y Comunicación Cultural de El Cultural.

La piratería sigue siendo un mal endémico para las empresas que se dedican a la cultura y el interés por lo gratuito lo que hace que muchas de ellas se tengan que renovar sobre la marcha. Este ha sido el tema central del encuentro, moderado por Alberto Ojeda, entre Basola Vallés, CEO de entradas.com, Antonio Ramírez, propietario de la librería La Central y Enrique Bueres, coordinador de Yomvi de Movistar, en la última Clase Magistral realizada hasta la fecha y dirigida a los alumnos del Máster de Crítica y Comunicación Cultural de esta revista. Además, se han tratado otros temas como los retos de las industrias culturales después de la revolución digital.



A pesar de que los tres se dedican a prácticas diferentes dentro del consumo de cultura, a lo que ninguno de ellos escapa, de un modo u otro, es a la piratería. "Hoy en día cualquier libro que sale a la venta se puede encontrar de manera gratuita en la red", comenta el propietario de La Central. En España no ha prosperado la industria del libro digital, dice, porque "el 85% de la descargas de libros son gratuitas". Es esa la razón por la que editoriales como Pretextos o Acantilado no digitalizan sus fondos y, sin embargo, sus obras también están en la red. La razón es que "hay alguien que se dedica a ello y que está ganando dinero". En cuanto a la venta de entradas, no hay tanto piratería sino la competencia del ocio gratuito. "La diferencia está en que el disfrute que consigues asistiendo a un evento tiene que compensar eso que puedes hacer gratis desde tu casa", apunta la CEO de entradas.com. Y añade que "es una cuestión de educación y moralidad, la piratería debería de verse como algo malo y no como un acto inteligente", se queja.



El libro digital no prospera en España porque el 85% de las descargas son gratuitas". Antonio Ramírez

Ramírez echa la vista atrás y recuerda un dato que a muchos nos puede resultar conocido y es "la promoción de descarga gratuita de los libros universitarios. No se habla mucho y se criminaliza la piratería y solo es un parte del problema. Se promovió mucho el uso de fotocopias y luego la descarga en PDF. Se da por supuesto que un estudiante no necesita comprar libros sino que se puede recurrir a papeles gratuitos", se lamenta Antonio Ramírez. En el caso del contenido digital "en España tiene una cuota alta porque la gente cree que debe pagar por el reader pero se asume que el contenido digital no se paga". Además, existe una tendencia a piratearlo todo "sin saber si es para un público amplio o reducido" y esa es la razón de que estén en la red casi todos los libros que salen al mercado a los tres o cuatro días de su publicación.



"En España hemos carecido de una legislación que protegiese a los creadores. La revolución digital, para mal, afectó primero a la música, luego cine y la televisión y, por último, la industria editorial", añade Enrique Bueres, coordinador de Yomvi. Hace unos años "la gente quería ver las series y no estaban disponibles por el problema de las ventanas. Había que conseguir derechos, subtitular, doblar, etc. Nosotros ahora emitimos las series en el mismo momento en que se estrenan en su mercado de origen", señala. "El consumidor no quiere esperar cuatro meses para poder ver una película que al mes de su estreno se ha ido de la cartelera". Por eso las distribuidoras "quieren acortar este lapso de tiempo" y las plataformas digitales están haciendo un buen trabajo. Están fomentando la descarga legal y, además, a precios competitivos. En un momento en el que ir al cine con los niños puede suponer un coste de más de 30 euros tener plataformas como Wuaki, Filmin, Netflix, Yomvi y HBO, que llegará pronto a España, que ofrecen un catálogo por alrededor de 10 euros resulta disuasorio. Ocurrió lo mismo cuando apareció Spotify y es que por 10 euros al mes o de manera gratuita con publicidad se tiene acceso al mismo contenido que ofrecen las plataformas de descarga ilegal.



Los retos de las industrias culturales tras la revolución

Las plataformas digitales están fomentando la descarga legal de series y películas". Enrique Bueres


También les une es el objetivo de querer ofrecer al público el mejor producto y servicio posible, ya sean libros, eventos o series de televisión. En un mundo donde impera la tecnología y lo digital uno de los mayores retos de La Central es que el consumidor entre en contacto con el libro físico en un lugar concreto y en un determinado momento. "Hemos tenido que transformarnos para ser también un punto de encuentro", dice Ramírez. Por ello, la librería que regenta (tienen seis y dos de ellas cuentan con cafetería y restaurante) programa charlas, talleres y presentaciones de libros que se convierten en lugares de encuentro.



Como los eventos que se llevan a cabo en las ciudades y mueven a cantidades ingentes de personas. Conciertos, teatro, musicales... incluso entradas de cine son lo que venden en entradas.com. Aunque este último arte es el que menos vende online porque "la gente improvisa", cuenta Vallés. Además, la venta de entradas a través de internet depende "de la digitalización del recinto y varía entre ciudades y rango de edad" por eso, apunta la CEO de la empresa, el objetivo es "ofrecer el mejor servicio y apoyo posible". Y, también, "reportar las ventajas que tiene comprar por internet, como poder escoger la butaca en la que te vas a sentar, ofrecer una plataforma de compra intuitiva y sencilla y manejar las consecuencias". Es decir, en caso de una confusión en la compra poder reportarlo de manera sencilla y si algún usuario necesita ayuda en la navegación facilitar un servicio de ayuda en la compra.



"Tenemos ofrecer una plataforma de compra intuitiva y manejar las consecuencias". Basola Vallés

El caso de Yomvi, por ejemplo, es paradigmático y las cifras que manejan son también interesantes. Un millón de usuarios, 15 millones de descargas mensuales y 30 millones de visionados al mes. La televisión bajo demanda tiene dos características principales, destaca Bueres. Por un lado, "está sometida al poder del usuario que es quien escoge lo que quiere ver" y, por otro, "la tecnología". El consumo personalizado permite que cada usuario pueda acceder a lo que más le apetece y "los sistemas de recomendación cada vez atinan mejor gracias a un algoritmo refinado", comenta. Además, la tendencia confirma el auge de este tipo de producto bajo demanda. En el caso de la exitosa serie Juego de Tronos se ve claramente este movimiento en alza. En el año 2014 el 51% del público veía la serie a través de la televisión lineal, el 28% en diferido y el 21% bajo demanda. Un año más tarde esos datos ya se han invertido y el 58% se ha pasado al consumo personalizado frente al 32% de la televisión lineal.



Y si hay una nota positiva y que hace sonreír hasta a los más pesimistas es que se han abierto hasta 200 librerías y la venta de libros infantiles, aun en tiempos de crisis, ha aumentado en casi un 20% en los últimos años. "Queremos inculcar a los niños el amor por los libros, por el teatro", comenta Vallés. Y es que "cuando se sale de una crisis se pone el énfasis en los niños como modo de inversión", concluye el dueño de La Central. Los niños como capital del futuro.



@scamarzana