Jorge Volpi. Foto: Daniel Mordzinski.

Hay pueblos famosos por su artesanía; otros, por sus cosechas o por sus monumentos. Tenancingo lo es por sus prostitutas. La actividad más conocida de este pueblo de 11.000 habitantes del estado mexicano de Tlaxcala es la explotación sexual de niñas y mujeres. Esto ocurre por lo menos desde principios del siglo XX, pero según la crónica popular desde la era prehispánica. Las chicas no eligen. Sus familias las obligan a vender su cuerpo desde los 12 o 13 años, y enseñan a los hombres para que sean los chulos de sus hermanas. También cientos de muchachas de otros lugares de México son secuestradas o seducidas por los cabecillas de estas redes y explotadas como esclavas sexuales en el Distrito Federal o en estados fronterizos como Tijuana e incluso en territorio estadounidense. Un hecho sorprendente ilustra el alcance de esta "hiperespecialización": hasta hace poco, los cinco criminales más buscados en Estados Unidos por tráfico de mujeres eran de Tenancingo. El dato lo aporta Jorge Volpi (México, 1968), que quedó conmocionado por este fenómeno a raíz del caso de los hermanos Salazar Juárez, detenidos en 2001. Con todos estos ingredientes, el escritor ha dado forma a un proyecto múltiple: escribió el libreto de la ópera Cuatro corridos, estrenada en varias ciudades de Estados Unidos y de México; el "protoguión" de la película Las elegidas, de David Pablos; y ahora ve la luz una novela homónima escrita en verso y publicada por Alfaguara.



De un modo parecido al de Emiliano Monge en Las tierras arrasadas, Volpi se aproxima a la barbarie criminal de México con un lenguaje que busca la belleza. En aquélla, el autor se refería a las víctimas, inmigrantes centroamericanos que atraviesan México rumbo a EE.UU., como Dante se refería a los condenados de su Divina comedia, y estas se expresaban a su vez como un coro de tragedia griega. En Las elegidas, Volpi emplea la letanía como medio de expresión de las víctimas, y toma una cita del Génesis en la que Abraham es descrito como un proxeneta y la aplica al protagonista de su historia, El Chino. El episodio bíblico narra cómo Abraham, para salvar su vida, dijo al llegar a Egipto que Sara era su hermana y no su mujer, dejando que el faraón la tomara para sí.



"Siempre intento que mis novelas cortas sean muy experimentales, pero aquí me parecía todavía más necesario, ante una historia tan violenta y terrible me parecía que la poesía podía atemperar y al mismo tiempo subrayar muchas partes de esta historia, eliminando el amarillismo y lo escandaloso". En una novela, como en cualquier forma de arte, la estética es un valor irrenunciable, opina Volpi. Cambiar la realidad es un objetivo secundario, un efecto indirecto. "Si uno quiere cambiar la realidad directamente con una novela, lo más probable es que no se consiga y que la novela termine padeciendo de un carácter práctico y hasta panfletario".



En este sentido, Volpi y Monge, entre otros, abren una vía alternativa a aquellas por las que suele discurrir la narcoliteratura: "Con esta etiqueta se han dado muchas cosas distintas y de niveles muy distintos, desde novelas de género policiaco hasta novelas muy importantes de nuestro tiempo, pero es cierto que ha habido una especie de moda de hablar de lo terrible del mundo del narcotráfico en México, era inevitable que escritores y artistas hablaran de ello", señala Volpi.



El negocio local de Tenancingo se expandió más allá de las fronteras nacionales y creó redes de tráfico de mujeres en ciudades como San Diego, Los Ángeles, Chicago o Nueva York, "e incluso en ciudades como Atlanta o Dallas, que apenas tienen vinculación con los inmigrantes mexicanos". Para esta internacionalización del negocio, Volpi sostiene que ha sido necesaria la complicidad de los políticos y de la policía. "Por supuesto, estas redes existen gracias a la complicidad de las autoridades. Por otra parte, que se hayan infiltrado en Estados Unidos demuestra que esto ocurre también en sociedades en las que existe un Estado de derecho muy sólido. También en Europa sabemos constantemente de este fenómeno e incluso en España muchas veces es difícil saber si estamos solo ante prostitución o si detrás de ella hay esta coerción absoluta que la convierte en esclavitud".



Al menos en los últimos años la lacra de Tenancingo se ha vuelto más visible. "Se han realizado muchos más reportajes que han permitido que la gente tome una mayor conciencia del fenómeno, que antes estaba muy oculto. Se ha detenido a muchos líderes y algunas bandas de Tenancingo han sido desmanteladas por las policías de México y de EE.UU. No obstante, el fenómeno se mantiene y aún falta mucho para eliminarlo por completo", informa el escritor.



El tráfico de mujeres, así como el de armas, están estrechamente relacionados con el narcotráfico, ya que "las redes criminales que se dedican a ello son las mismas", explica Volpi. En este sentido, califica de "catastrófica" la guerra abierta contra el narcotráfico que impulsó desde 2006 el anterior presidente de México, Felipe Calderón. Una guerra que ha causado más de 100.000 muertos y 30.000 desaparecidos y que ha resultado "absolutamente inútil". "Es inmoral que una sociedad como la mexicana tenga que librar una guerra que no ha tenido consecuencia positiva alguna en la vida real. En cualquier lugar basta con hacer dos llamadas para conseguir cualquier droga a precios que no son mucho mayores que antes. Igual que muchos otros, creo que la única opción es la legalización general de las drogas para los adultos, porque detrás de esto solo existe un planteamiento moral puritano que considera que el Estado debe impedir que los adultos se hagan daño a sí mismos, pero esto no se aplica con el alcohol o el suicidio. Lo que debe hacer el Estado es dar la educación para que los adultos tomen la decisión que ellos consideren conveniente", opina el autor de Memorial del engaño.



Con cada noticia truculenta que nos llega de México, uno se pregunta: ¿Por qué tanta violencia en ese país? "Creo que muchas sociedades han tenido momentos de una enorme violencia, no creo que sea algo privativo de México, sino de la naturaleza humana. México había sido una sociedad relativamente pacífica porque la violencia estaba soterrada durante todo el régimen priísta. Anteriormente, el régimen de la revolución articuló una especie de entendimiento entre los caudillos y se consiguieron varios años de relativa paz, por lo menos una paz infinitamente mayor que en el resto de América Latina. Pero al mismo tiempo hubo una ausencia de Estado de derecho y una enorme corrupción, sobre todo en el ámbito de la justicia. Cuando aparece el narcotráfico y, sobre todo, cuando aparece esta guerra abierta contra el narcotráfico estalla todo porque el sistema de justicia no funciona".



@FDQuijano