Hubert Haddad

Demipage publica en España Teoría de la niña fea, una obra de ficción sobre la historia real de las hermanas Fox, pioneras del movimiento espiritista en Estados Unidos.

Hubert Haddad (Túnez, 1947) es, sin duda, uno de los grandes intelectuales franceses del momento. Lejos del ruido del éxito, de la fama engañadiza y de la ambición, escribe, sin respiro, desde los años 70. En España, la editorial Demipage ha publicado Palestina (2010), Viento de primavera (2011) y Opium Poppy (2012). A lo largo de su carrera como escritor, Haddad ha ganado varios premios como el de los Cinco Continentes de la Francofonía, el Premio Renaudot y el Premio Louis-Guillaux. Además, Haddad es autor de otras veinte novelas, una amplia obra poética, ensayos de arte y de historia y fundador de revistas como El Horla o Apulée.



"La escritura me da libertad", dice, a los pocos minutos de encontrarse con El Cultural en París, en el primer piso de un café frente a la Iglesia de Saint Sulpice. "Arriba estaremos más tranquilos para conversar", explica con voz pausada e intimista. Haddad habla en un francés culto y elegante, un francés que parece venir de otro tiempo. Igual que su fisionomía, va siempre vestido de oscuro, con un sombrero negro. Su figura delgada nos recuerda a la del Quijote y como él, Haddad vive del imaginario, pero con los pies en la realidad.



"Soy un escritor del imaginario, es decir un escritor que se enfrenta a todo tipo de realidades. En mi trabajo como cuentista me siento muy próximo a García Márquez, Borges, Bioy Casares. Y, al mismo tiempo, he escrito novelas que hablan de la actualidad política, como Palestina, Opium Poppy, etc. Puedo pasar de una dimensión a otra sin ningún problema".



Estos días se publicaba en España Teoría de la niña fea, una obra de ficción sobre la historia real de las hermanas Fox, pioneras del movimiento espiritista en Estados Unidos. Haddad realizó su investigación a partir de cartas auténticas de los protagonistas, raros daguerrotipos, comentarios de aquí y de allí recogidos en la prensa de la época y diversos testigos. A través de su novela, el escritor rescata un fenómeno socio-cultural mayor, a la vez perdido entre las historias fabulosas: la aventura de las hermanas Fox, la génesis eminentemente novelesca del espiritismo en la América en ebullición de la segunda mitad del siglo XIX. Los personajes, reales o ficticios, recompuestos a partir de frases sueltas en archivos, pueden ser considerados más verdaderos que la propia realidad, teniendo en cuenta los poderes de "mediación" del imaginario.



Pregunta.- ¿Cómo surge la idea del libro?

Respuesta.- En el fondo, yo mismo estoy "poseído" antes de escribir una novela. Los personajes históricos de Teoría de la niña fea, los frecuento desde mi adolescencia. En 1848, Kate y Maggie eran las hijas de unos campesinos de Hydesville, en el estado de Nueva York. Estamos en la época convulsa de todas las revoluciones sociales y culturales, entre buscadores de oro y guerra civil, evangelismos sectarios de los puritanos y luchas de liberación de los esclavos negros, masacres de los índios y triunfo del liberalismo económico e industrial. En este contexto, dos niñas inventan nada menos que el espiritismo, entonces llamado "espiritismo moderno", por su hermana mayor Leah que ve la ocasión de enriquecerse. De un juego algo macabro de niños interpelando a un espíritu llamado "Mister Splitfoot", nace un extravagante fenómeno de sociedad que tendrá repercusiones sobre miles de americanos y europeos.



P.- ¿Podemos decir que estas hermanas Fox fueron las primeras médiums de nuestra historia?

R.- Por supuesto. Las primeras que inventaron las mesas voladores, las paredes y muebles que crujen, que responden a sonidos, fueron las primeras médiums a aparecer en los salones de sociedad y en los circos (el famoso Barnum las contrató), celebradas por los movimientos feministas y abolicionistas, las grandes figuras políticas, banqueros de Wall Street, científicos, y por supuesto imitadas por miles de charlatanes. La palabra espiritismo, en cambio, es una invención francesa de Allan Cardeck en su famoso libro sobre los espíritus, unos años más adelante y que se inspiró de las hermanas Fox.



P.- Además de las luchas políticas, es un momento propicio para los grandes inventos, como la locomoción, la electricidad o los descubrimientos científicos en el terreno de la medicina. ¿La ciencia podía coexistir con el espiritismo?

R.- Precismaente el desarrollo de la ciencia propició que el espiritismo se desarrollara con mayor intensidad. Todas las invenciones esconden una dimensión mágica. La ciencia es magia para la mayoría de los seres humanos y de ahí su relación con el magnetismo animal, la hipnosis y, por supuesto, el espiritismo. Se inventa pero no se explica forzosamente. Todo este desconocimiento durará hasta principios del XX. Muchos científicos, escritores, filósofos, políticos, abogarán por el espiritismo.



P.- ¿Qué es lo que propició el auge del espiritismo en una sociedad como la americana?

R.- Quizá fuera la presencia de la muerte en la sociedad. En esta época, se convive con la muerte. Un niño de cada dos fallecía en edad temprana, había epidemias, tifus, cólera que mataba a emigrantes del viejo mundo, los colonos, masacres de indios, todo eso rondaba en el inconsciente de la población. La muerte "poseía" las demás almas, puritanas y supersticiosas. Era la religión del duelo. Como se sabe, en el Cristianismo un hombre sin sepultura se convierte en espíritu vagabundo. Estamos en un mundo hechizado. Y en todo ese espacio, dos muchachas pretenderán escuchar ruidos intencionales. De esos ruidos, las jóvenes sacan palabras, inventando lo que se llamó la telegrafía espiritual. Lo que me sedujo en su extravagante aventura fue el síntoma de histeria general por el que se descubre un verdadero cosmos, el del inconsciente. De repente, se abrieron las puertas de universos inexplorados.



P.- ¿Ve usted alguna similitud entre el momento histórico en el que se apoya su novela y la actualidad?

R.- Sí. El poder de alienación de la gente. Su credulidad. Ciertos hombres con deseos de poder y dominación se inspiran en los métodos de hipnosis para la manipulación de la mente humana. La fragilidad de la psique se desestima totalmente. Además de la historia de las hermanas Fox, también me interesaba el fenómeno social, entender el liberalismo económico a través del espiritismo. Cómo pueden llegar a surgir los fenómenos de masas, de histerismo en una sociedad. El poder tan grande de credulidad que posee el hombre y que explica el fenómeno de hoy en día de esta juventud que puede adherir al sectarismo.



P.- Usted llama a su novela Teoría de la niña fea, pero ¿quién es esa niña fea, una de las hermanas Fox, la magia del espiritismo o América?

R.- Hubo un famoso crítico espiritista que estudiaba los fenómenos paranormales y que constató que, en todas las situaciones espiritistas, había siempre una niña cerca, una adolescente. En mi novela, tanto Kate como Margaret son dos ejemplos de esta teoría.



P.- ¿Cuál sería la función de un escritor en la actualidad, su función en la sociedad?

R.- El escritor no tiene ninguna función. Solo debe manifestar una dimensión que parece inútil y que sin embargo es esencial y permite a la sociedad vivir: la libertad. Por eso siempre es difícil hablar de un libro, ya que tiene un carácter fuera de la realidad. Igual que un cuadro. O la música. ¡Pensar que hay gente que quiere prohibir la música! Yo escribo libros, sobre arte, literatura, también pinto, hago exposiciones. Todo está conectado para mí. Una historia puede convertirse en una novela, un cuadro en un poema, o desaparecer.



P.- ¿Usted que ha escrito en diferentes géneros literarios, cómo definiría el género de la novela?

R.- El riesgo de un escritor es escribir siempre el mismo libro. Con cada libro, intento cambiar de ambiente, de personajes, de lugar, de época. He escrito una novela de más de 500 páginas que se llama El Universo y que se puede leer de muchas maneras posibles empezando por donde se quiere, como si fuera un diccionario, pero es una novela. Pienso que la mejor definición de una novela es la invención de la novela. No hay un género de novelas, sino miles de ellas.



@JacintaCremades