Péter Gárdos

El reputado director de cine húngaro Péter Gárdos publica su primera novela, Fiebre al amanecer (Alfaguara), en la que recrea el inicio de la relación de sus padres, ambos recluidos en campamentos de enfermos en Suecia tras su liberación de los campos de concentración nazis.

Tras la muerte de su padre en 1998, el reputado director de cine húngaro Péter Gárdos (Budapest, 1948) recibió de su madre dos voluminosos paquetes de cartas atados con sendos lazos. Ahí se encontraba la memoria oculta de su familia, la fantástica historia de amor que protagonizaron sus progenitores tras la Segunda Guerra Mundial, mientras ambos se recuperaban en campamentos de enfermos en Suecia de las heridas físicas y psicológicas de su reclusión en campos de concentración nazis. Nada sabía hasta la fecha de esta historia el cineasta húngaro, en España estos días para participar en Hay Festival y presentar Fiebre al amanecer (Alfaguara), libro en el que noveliza esta amorosa correspondencia, incluyendo fragmentos de algunas de las cartas en el texto. "Mi familia era muda al respecto, pero no solo con la historia de cómo se conocieron mis padres", explica Gárdos. "Hasta mi adolescencia puedo contar con los dedos de la mano las veces que escuché la palabra judío".



Este desconocimiento de su propia condición le llevó a agredir durante su infancia a un compañero de escuela con labio leporino que se apellidaba Weiss. Cuando su padre se enteró, le propinó una sonora bofetada. "Me informó entonces que nosotros también éramos judíos, como aquel chico, aunque siempre fue un tema tabú en casa, tanto éste como las experiencias de mis padres durante el Holocausto". Tras la muerte del progenitor y la lectura de las cartas, el pasado alcanzó por fin a Gárdos y, algo todavía más importante, su madre se liberó, abrió el compartimento estanco en el que guardaba sus más dolorosos recuerdos, e inundó la imaginación del cineasta. "La gente normalmente no recuerda que llevaba puesto el día anterior y sin embargo ella, después de 50 años, era capaz de recordar que el 16 de octubre de 1944 en el andén de una estación, esperando al tren que la llevaría al campo de concentración, tenía el cordón de su zapato desatado", asegura Gárdos. "A partir de ahí abrí una senda hacia el conocimiento de mi familia y sobre todo de mi padre".



Fiebre al amanecer, sin embargo, comienza después del horror, en el que apenas se detiene unas líneas, para hablarnos de la esperanza y de las ganas de vivir. Con ligeras modificaciones sobre la historia real de sus padres, Gárdos consigue una emocionante novela de amor. De lo que no se atrevió a tocar nada es de los fragmentos de las cartas que aparecen en el texto. "Aquellas páginas manuscritas estaban llenas de pasión, de un amor tan descarado que anulaba todo el horror", explica el cineasta húngaro. "Conozco bien toda la literatura y todo el cine sobre el Holocausto y siempre está dominada por la tristeza, algo que superó personalmente a autores como Primo Levi o Imre Kertész. Sin embargo, en estas cartas había una fuerza enorme por volver a vivir".



Cuando el padre de Gárdos llegó a Suecia, los médicos le informaron de que le quedaban tan solo unos meses de vida, un diagnóstico que a la postre no se cumplió. Sin embargo él estaba decidido a encontrar esposa en lo que le quedara de vida. Se hizo con un listado de las ciento diecisiete jóvenes húngaras convalecientes en distintos hospitales de campaña y a cada una de ellas les escribió la misma carta. A muchos kilómetros de allí, Lily decidió contestar a la extravagante misiva, iniciando una intensa correspondencia que provocaría que acabaran intensamente enamorados el uno del otro. "No tuve ninguna duda de que debía contar la historia", explica el autor. "Estuve durante nueve años escribiendo el guion pero justo cuando lo iba a entregar el Fondo de Películas Húngaras esta institución desapareció y no hubo manera de hacer la película. Me dio tanta rabia que me senté y escribí la novela en tres meses". El libro se publicó cinco años atrás en Hungría, fue la sensación de la Feria de Londres y sus derechos ya han sido comprados por treinta editoriales extranjeras. Finalmente, en diciembre de 2015, se estrenó la versión cinematográfica de la historia, también con indudable éxito.



Trailer de la adaptación al cine

Quién más dudas tuvo con el trabajo realizado por Gárdos fue la protagonista de la historia, su madre, Ágnes, que se empeñó en aparecer en el libro con otro nombre: Lily. "Al principio estaba entusiasmada, pero cuando ya llevaba 7 años con el tema empezó a parecerle una pérdida de tiempo", relata divertido el escritor y cineasta. "Cuando le enseñé la tercera versión me dijo que estaba llena de mentiras, pero la realidad es que no se acordaba de muchas cosas que ella misma había dejado por escrito, por ejemplo que había pedido que la convirtieran al catolicismo, algo que le podía acarrear problemas con su mejor amiga, la esposa del rabino principal de Hungría". Sin embargo, tras el éxito cosechado por el libro, Ágnes le pidió a su hijo que le restituyera el nombre en la novela, lo que demuestra que finalmente le dio su bendición.



Gárdos, que dice que la única película sobre el Holocausto que merece la pena es El pianista de Roman Polanski, se muestra muy crítico con su país respecto a cómo está tratando a los refugiados sirios. "Me avergüenzo profundamente", asegura. "Es una respuesta insensible. Si en 1945 Suecia, Inglaterra y otros países no hubieran abierto sus puertas a refugiados de toda Europa, algunos de ellos con enfermedades contagiosas que se podrían haber propagado entre la población, yo no estaría aquí. La construcción de vallas es algo siempre cruel".



Cuestionado por las consecuencias que tiene en segundas y terceras generaciones la ocultación de la memoria familiar, el director no se corta al hablar de su tendencia a la agresividad. "Me muevo en la dicotomía de tender a la agresividad y de tratar de evitarla. Esa es también la historia de Hungría". Gárdos, de manera terapéutica, ha logrado rellenar ese vacío vital que dejó en blanco su padre, su país sigue tropezando en la misma piedra y Ágnes, protagonista real de esta historia, seguirá siendo Lily en las páginas de Fiebre al amanecer.



@JavierYusteTosi