Ilustración de El arte, de Juanjo Sáez
Aquí puedes leer y descargar las primeras páginas de El arte, de Juanjo Sáez
Sáez dota de emoción a su libro mezclando con naturalidad sus impresiones sobre el arte con algunas vivencias familiares. Al fin y al cabo el libro es, además de un manual muy subjetivo sobre arte, una declaración de amor del autor a su madre, que ejerce como interlocutora de las explicaciones, un diálogo platónico de andar por casa. Era su manera de decirle "te quiero" y "necesito que entiendas mi trabajo" (una necesidad que también experimentó el dibujante Paco Roca, como nos contó en esta entrevista).
Todo el mundo ha asumido que hoy ya no hay criterios más o menos objetivos y estables para determinar el valor artístico de una obra. El origen de esta situación, opina Sáez, está en Duchamp y su famoso urinario. "Duchamp con este acto, en principio antiartístico, dio a los artistas un poder maligno. A partir de ese momento ya no tenían que hacer nada, solo señalar con el dedito. [...] Hoy en día todavía hay mucho sinvergüenza que sigue chupando de esa idea".
Otra de las razones del distanciamiento entre el arte contemporáneo y el público, según Sáez, es que los intelectuales "han encerrado el arte en un cofre de conocimientos, para abrir la cerradura es necesario haber leído mucho. Pero cualquier persona mínimamente sensible puede saltarse la cerradura y abrir el tesoro".
Aunque El arte ofrece sencillas explicaciones de algunas de las teorías y conceptos que han configurado el arte contemporáneo, Sáez afirma en él que "el arte no se puede enseñar, al menos de la forma en la que se enseñan otras disciplinas. Los conocimientos son necesarios, pero no fundamentales. El arte es una búsqueda sin fin, y en la escuela sólo te pueden enseñar a reconocer las herramientas que necesitas. Que son: la creatividad, la sensibilidad y la intuición".
Para Sáez, en estos diez años todo sigue más o menos igual en el mundillo del arte. Solo le parece que hay una cosa en el libro que quizá hoy haya perdido vigencia: el capítulo en el que critica a algunos artistas -y no se corta en dar nombres de la escena española-, que decidieron llevar sus desfiles de moda a las galerías, convertir el Reina Sofía en una discoteca o sacar su propio perfume. "Afortunadamente esa moda ya pasó", comenta el dibujante al otro lado del teléfono. Aparte de eso, el gran cambio que ha observado en estos diez años son precisamente esas largas colas a las que aludíamos antes. "La gente acude en masa a los grandes eventos: a la exposición del año, a la película del año... Pero bueno, más vale que la gente vaya a los museos aunque sea por eso", se conforma el autor.
El arte contemporáneo en 7 nombres
A lo largo del libro, Sáez intercala algunos capítulos dedicados a sus artistas favoritos. A continuación unas pinceladas de lo que piensa de cada uno de ellos:Alexander Calder
"Para disfrutar de Calder no es necesario saber nada, sólo hay que mirar los colores en equilibrio, como cuando nos entretenemos contempladno la luna o viendo volar a los pájaros o las formas que crean las nubes. Nuestra mente está preparada para eso".
Joan Miró
"Miró hizo como homenaje a Salvador Puig Antich (el último condenado a muerte por el franquismo) una pintura titulada La esperanza del condenado a muerte. Para mí las pinturas de Miró son como una puerta al más allá; otros fenómenos posibles, otros mundos y universos que contemplar... Y qué mejor regalo puede haber para la desesperación de un condenado a muerte".
"Pero hay que decir que como todo el mundo también tiene trabajos horribles. Pero a estos artistas tan respetados se les idolatra y todo lo que hacen es oro, y no es así, también tienen mierda".
Antoni Tàpies
"Existen artistas que aparte de hacer "cosas nuevas" también se ocupan de señalar otras "cosas" que a ellos también les parecen arte. Antoni Tàpies es uno de ellos, es como si colgara un marco vacío en la pared, y a través de él podemos ver las imperfecciones del muro".
"En mi barrio me acuerdo de Tàpies prácticamente cada día, cada vez que veo las diferentes instalaciones que hacen los artistas del barrio [...]. Un día me encontré delante de mi casa una tabla de planchar perfectamente montada y lista para ser usada, junto a una gran mierda de perro, esto sin duda era una gran obra de arte [...]".
Pablo Picasso
"Picasso era un genio sin escrúpulos. A Picasso no le importó avanzar hacia la fealdad y así llegar más lejos y acabar de destrozar la realidad hasta sus últimas consecuencias... No eligió un camino autocomplaciente y fácil. Así llegó al cubismo. [...] Atreveos a decir que Picasso os parece horroroso, pero entended que el arte algunas veces, si quiere avanzar, tiene que serlo".
Andy Warhol
"Andy Warhol es uno de mis favoritos, pero también le tengo un poco de manía por todo lo que ha acarreado su trabajo. [...] Warhol se rió de todo el mundo, se meó encima de todos y por eso se merece mi máximo respeto".
Salvador Dalí
"- ¡Ves, Dalí sí que me gusta!
- Ya, porque es un virtuoso. Pintaba cosas raras pero figurativas, se entiende lo que es, además lo hacía muy muy "realista". Eso a los mayores os encanta".
"Dalí en realidad [...] sólo quería llevar a la realidad el subconsciente, la libertad de los sueños, lo irracional, con sus pinturas intentaba explicar esto, hacer visible su inconsciente, y con su comportamiento pretendía lo mismo: llevar lo irracional al mundo racional".
Eduardo Chillida
"Chillida puede parecer que esculpe con hierro y cemento, que trabaja con materiales pesados, pero es todo lo contrario, trabaja con el vacío, esculpe la nada, esas grandes masas son en realidad agujeros en el vacío".
"Chillida decía que hay dos tipos de personas, los ingenieros y los artistas. Los ingenieros son los que trabajan con lo que existe, aplican los descubrimientos de otros. Los artistas son los que inventan, son los que experimentan y descubren cosas. El problema es que hay ingenieros que se quieren hacer pasar por artistas".
@FDQuijano