Librería Alberti de Madrid, una de las favoritas de Rosa Montero

El último informe publicado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) tiene fecha de 2014. En él la asociación concluye que aquel año se cerró con la desaparición de 912 librerías, la aparición de 226 nuevas y la reducción de más de un 18% en ventas. Unas cifras nada optimistas de un sector para el que está siendo complicado reinventarse. Un oficio casi casi heroico, el de la venta de libros, como reconocen algunos de los invitados a realizar este recorrido por sus librerías favoritas. No están todas, ni son quizá las más grandes o las mejores, no es eso lo que queremos reflejar hoy. Son las preferidas por quienes tienen la palabra como oficio, que ejercen a la vez de productores y clientes de este preciado objeto que es el libro.



Rosa Montero

Librería Marcial Pons y Librería Rafael Alberti. Madrid



En Madrid hay varias librerías maravillosas. Podría nombrar media docena y me va a costar mucho ceñirme a dos: Marcial Pons, en Conde del Valle Suchil, por su maravillosa especialización en humanidades y ciencias sociales y porque Luis Domínguez es un librero genial capaz de encontrar cualquier libro que necesites por imposible que sea, hasta el punto de que, si no lo consigue, llega a localizarte a un cliente que pueda prestártelo; y Rafael Alberti, en Tutor, porque, siendo una librería muy veterana, sin embargo mantiene un dinamismo juvenil y eléctrico, un interesante calendario cultural y una aguda atención a las últimas tendencias literarias. Y por el encanto de su principal anfitriona, Lola Larumbe.



Jorge Carrión

Librería Malpaso. Barcelona



Realmente no tengo una librería favorita. Frecuento varias, las dos Laie, Altaïr, las dos Central, La Calders, Malpaso, Nollegiu. Pero dado que nunca he hablado de Malpaso, porque es muy reciente, voy a explicar por qué en pocas semanas se ha convertido en una de mis librerías preferidas de esta ciudad: porque siento que ha sido pensada, conceptualizada, con la voluntad de marcar su diferencia. La novedad, por supuesto, está en los detalles: en las bolsas personalizadas (con enormes tampones), en los rincones de boutique con firma invitada, en la defensa de la librería de barrio (en estos momentos en que el centro de Barcelona se vacía de librerías y se ha creado un círculo relativamente periférico) o en la cercanía con el restaurante Malpaso (que, a su vez, expone los libros de la editorial).



Nueva librería Malpaso, en Barcelona, recomendada por Jorge Carrión

Carlos Marzal

Librería Ramón Llull. Valencia



Me gustan las librerías que constituyen un proyecto autobiográfico. Para que esto ocurra, las librerías, más que muchos y buenos libros, han de empezar por tener un librero. Sin librero, las librerías son almacenes, depósitos de papel impreso. En la Ramón Llull hay una librera: Almudena Amador. Ella ha sabido seleccionar muchos y buenos libros que constituyen un retrato: el de su amor hacia los libros, el de su aventura lectora. Cuando sucede algo así, una librería se convierte en un ámbito mágico desde donde irradia energía medicinal.



Fernando Aramburu

Librería Lagun. San Sebastián



Mi librería de toda la vida en San Sebastián ha sido Lagun. En ella compré el primer libro de mi vida y luego, en el curso de varias décadas, otros muchos. A pesar de vivir lejos, nunca me desvinculé de ella. En Lagun he presentado libros míos. Es un sitio adonde uno va a charlar un rato con el librero. La defendí con textos solidarios cuando fue atacada. Cada vez que visito la ciudad, Lagun es de visita obligatoria para mí.



Espido Freire

Librería Cámara. Bilbao



Mi librería preferida en Bilbao es Cámara: un clásico, sí, pero sigue siendo clásica por algo, sigue abierta pese a la crisis por algo, y nada es por casualidad: el mimo del trato, la personalidad del librero, que se marca en las elecciones de libros y editoriales, el buen gusto del catálogo... Cámara ha sido y seguirá siendo un punto de encuentro para lectores y curiosos, un espacio absolutamente único.



Sergio del Molino

Cálamo, Antígona y Los portadores de sueños. Zaragoza



No me puedo quedar sólo con una. En Zaragoza hay al menos tres librerías fabulosas, con carácter, llevadas por libreros inteligentes y puestos al día. Soy cliente de las tres, pero, más que eso, soy amigo suyo. Me siento a gusto cuando entro en ellas, como si fueran extensiones de mi casa. Cálamo es el nervio hecho librería; Antígona es una cueva borgiana donde perderse horas escuchando la música clásica que siempre tienen puesta, y Portadores es la coquetería de un escaparate mimado. Si tuviera que discriminarlas (cosa que no hago en la práctica), escogería Cálamo para llevarme un buen ensayo político o histórico; Antígona para la poesía y clásicos, y Portadores, para la narrativa contemporánea.



Los portadores de sueños, en Zaragoza, es una de las elegidas por Sergio del Molino

Antonio Colinas

Santos Ochoa, Letras Corsarias, Hidrya y Víctor Jara. Salamanca



Como lector y como autor no podría citar una sola de las buenas librerías que hay en Salamanca. Hay, especialmente, cuatro librerías de fondo que visito habitualmente: Santos Ochoa, Letras Corsarias, Hidrya y Víctor Jara. Tampoco debo olvidarme de otras cuatro librerías "de viejo" que hay en la ciudad: La Galatea, Mundus Libris, La Nave y El Buscón. Soy un fervoroso seguidor de ambos tipos de librerías: de las de fondo y de las de "viejo o anticuarias". Y sobre todo, soy muy partidario de su continuidad, de su salvación, frente a las librerías meramente ocasionales o mercantiles.



José María Merino

Librería Pastor. León



La librería Pastor, que había comenzado como modesta papelería, acabó teniendo una envergadura notable, y en ella encontrabas todo lo que pudiera interesarte. Con el tiempo, hasta creó una pequeña pero muy cuidada editorial. Está en la plaza de Santo Domingo, en el centro de León.



Sara Mesa

Librería Palas. Sevilla



Es una librería que lleva 35 años en Sevilla, algo heroico sin duda, con una orientación tradicional centrada solamente en los libros. Es exquisita, con un escaparate en el que jamás encontrarás un best seller. Los libreros, y en especial Amparo, la dueña, son lectores apasionados y perspicaces; su selección es magnífica; es una librería pequeña pero sus estantes están abarrotados de libros que otras librerías devuelven enseguida: ellos luchan así contra la tiranía de la novedad. Para mí, el mejor indicativo de su calidad es que entras a buscar un libro y sales con otros tres o cuatro que no habías previsto comprar.



Joaquín Pérez Azaústre

La República de las Letras. Córdoba



Siempre que voy a Córdoba acabo -o empiezo- en La República de las Letras. Me gusta sentarme con José Luis Rey y José Daniel García en la entrada, frente la plaza de Chirinos, con el abrigo de libros rodeándonos y las cervezas de doble malta en la mesa. Su selección de ensayo, poesía y vino es excelente. Tiene amplios sofás y un piano de cola al fondo, que alguien toca siempre, mientras los niños leen comics de superhéroes. Una Shakespeare and Co. de paredes blancas, geografía infinita y anaqueles eléctricos.



Joaquín Pérez Azaústre elige La República de las Letras, en Córdoba

Aurora Luque

Librería Áncora. Málaga



Mi librería favorita de Málaga se llama Áncora. Contiene librero sabio e ilustrado. Es pequeña y céntrica y resiste los embates del todopoderoso negocio de los cruceros que invade la ciudad, que lo ha convertido todo en pasatiempo de cruceristas. La librería Áncora se vale para ello del ancla de la buena literatura. La literatura seria, noble, acogedora, inquietante, enigmática y generosa, aquella literatura, sí. No vende best sellers populares. Está en la plaza Uncibay y la escoltan la Fuente de Diana y Acteón y sus perros.



Luis García Montero

Librería Picasso. Granada



Mi librería en Granada es ahora la Librería Picasso, en la calle Obispo Hurtado. Las librerías de mi juventud han cerrado. Yo llegué a trabajar de librero. Ahora trabajan en la Picasso Claudio y Mercedes a los que conocí en una librería anterior cerrada, Atlántida. La Picasso mantiene un buen fondo y está atenta a las novedades literarias. Pertenece a un grupo de librerías de prestigio en Andalucía.



Miguel Ángel Hernández Navarro

Expolibro. Murcia



Murcia no es una ciudad en la que abunden las librerías, aunque la situación parece haber comenzado a cambiar con iniciativas como Educania, un lugar que apuesta por la edición independiente y donde se nota la mano del librero. Esta sería mi librería de futuro. Sin embargo, la librería en la que he crecido y la que sigue siendo mi hogar es Expolibro. Allí pasaba las horas muertas al salir de la universidad como alumno y ahora las paso como profesor. Entro parte de los días a examinar las mesas de novedades pero también a perderme entre sus estanterías -su fondo editorial es su mayor virtud-. Sigue siendo mi refugio.



J.J. Armas Marcelo

Librería Canaima, Las Palmas de Gran Canaria



Para mí, como lector y escritor, Canaima es la mejor librería de Las Palmas de Gran Canaria. No sólo por el ambiente de respeto hacia los libros que transmiten todos quienes trabajan en ella, desde el propietario (hijo del fundador, un canario emigrado a Venezuela que volvió a su tierra y plantó el árbol de su librería en la ciudad) a todos los empleados. Saben de libros, saben del mundo editorial, saben informar al cliente hipotético. Tienen, además, su blog de información, sus actos culturales y en ella se reúnen escritores y aficionados a la lectura en un contexto intelectualmente muy gratificante. Canaima, además, la primera librería canaria en obtener el Sello de Calidad que otorga el Ministerio de Cultura de España y este año de 2016 ha obtenido el Premio Librería Cultural otorgado por la Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros). Es, por tanto, un espacio necesario para la ciudad y para la buena memoria de los libros.