Juan Jacinto Muñoz Rengel
Juan Jacinto Muñoz Rengel (Málaga, 1974), autor de El sueño de otro (Plaza & Janés, 2013) y El asesino hipocondríaco (Plaza & Janés, 2012), acaba de publicar El gran imaginador o la fabulosa historia del viajero de los cien nombres (Plaza & Janés, 2016). Esta novela, ambientada en el siglo XVI y protagonizada por un estrambótico personaje que cuenta con una imaginación sin límites, empezó a dibujarse en la cabeza del escritor hace 14 años y desde entonces ha ido definiéndose y creciendo lentamente, contaminando y dejándose contaminar por otros proyectos, adquiriendo consistencia mediante una sesuda investigación y documentación. No en vano, el libro recorre una gran variedad de escenarios y culturas ya que Popoulos, como se llama el protagonista, se verá inmerso en un épico viaje que le llevará desde la Grecia otomana a conocer al pirata Barbarroja, a la Condesa Sangrienta, inspiradora del mito de Drácula; al creador del golem, antecedente de Frankenstein; y a Miguel de Cervantes nada menos que en la batalla de Lepanto. Así realiza Muñoz Rengel un sentido homenaje a la literatura y a la imaginación, con humor y abogando por un sano mestizaje de géneros.Pregunta.- Desde las primeras páginas se detecta un gran trabajo de documentación…
Respuesta.- El problema con este libro radica en que el personaje no para de moverse. Cuando ya tienes claro los detalles de un determinado escenario tienes que volver a empezar… De los 14 años que me ha llevado la novela casi todo el tiempo lo he empleado en documentarme y en diseñar la estructura. Los últimos tres años ya han sido de escritura pura y dura, con horario intensivo. Este último año empezaba a trabajar a las 5.30 de la mañana y acababa a las 11 de la noche, y así los siete días de la semana.
Pregunta.- ¿Qué sensaciones produce finalizar un trabajo tan intenso?
Respuesta.- Por un lado echo de menos a Popoulos, hemos estado juntos muchísimo tiempo. Es el personaje que tiene más carne de todos los que he podido inventar, el más real, el que tiene más encanto. Pero al mismo tiempo he acabado agotado, mal de salud incluso. Ni siquiera tengo fuerzas para sentirme liberado.
Pregunta.- ¿Cómo ha ido evolucionando con el tiempo la idea original de la novela?
Respuesta.- Fue creciendo su capacidad fabulosa. En su inicio la novela planteaba un diálogo con El Quijote. Miguel de Cervantes aparece desde las primeras páginas como personaje y se hace amigo de mi protagonista. Quería ver que ocurría si intentaba hacer algo modestamente parecido a lo que Cervantes hizo en su tiempo. Él no solo inventó la novela contemporánea, también cruzó un montón de géneros dentro del mismo libro y yo me cuestioné cómo podría un escritor moderno hacer algo parecido. Por eso en mi novela hay literatura de terror, pasajes de ciencia ficción...Y en el tono del narrador hay un componente de realismo mágico pero desde Occidente, desde el mediterráneo del siglo XVI. Todo este cruce es mi humilde homenaje a Cervantes, un genio anacrónico que se adelantó a todo el mundo.
P.- De ahí que aparezcan algunos de los mitos literarios modernos…
R.- La novela trata de revisar el origen de la ficción en Occidente en su estrecha relación con Oriente. Para ello había que indagar en las huellas que el Imperio Otomano, durante siglos de convivencia, ha ido dejando en nuestro imaginario en general, así como en el impacto de lo musulmán en la obra de Cervantes.
P.-¿Querías que coincidiera la publicación de la novela con el cuarto centenario del escritor alcalaíno?
R.- En realidad ha sido pura casualidad porque la idea la tuve hace mucho tiempo, pero sí es cierto que al final estábamos pendientes de que no se pasara la fecha.
P.- ¿Temía que esa mezcla de géneros se le fuera de las manos?
R.- La mezcla tiene muchos peligros. Por ejemplo no es habitual rondar lo fantástico en una novela que pretende ser muy veraz con la historia. Después está la extensión, la disparidad de tramas, personajes, escenarios… Hubo momentos en los que pensé que la novela iba a vencerme pero al final todo fue encajando.
Un escritor disparatado
P.- El libro sigue a una persona que tiene una imaginación sin límite. Esto le forzaba a ponerse a la altura del propio personaje.R.- Además de todo el tema técnico, ése era el mayor reto de la novela. De alguna manera tienes que ejemplarizarlo y me veía obligado a dar rienda suelta a mi imaginación, a disparatarme. Me ha sido de gran ayuda recurrir a temas pasados, a mis otros libros o microrrelatos, a todas mis obsesiones. También hay mucha intertextualidad, me apoyo en muchos autores que son posteriores a Popoulos. Es un homenaje a la literatura de la imaginación.
P.- A lo largo de la novela también es complicado ver donde acaba la realidad y comienza la imaginación de Popoulos. ¿Están tan claros los límites entre una y otra?
R.- Es uno de los grandes interrogantes que plantea la novela. Entendemos el mundo a través de la imaginación. Una hipótesis científica es también ficcional, no podemos llegar a aprehender la realidad. A veces hay sistemas enteros que nos han servido durante siglos y de repente llega Einstein y tumba toda la teoría de Newton. Realmente no hay una separación entre realidad y ficción, hay un continuo con una graduación complejísima. Todo es ficción pero hay distintos grados de ficción.
P.- Por ejemplo…
R.- Yo creo que los demás tienen una conciencia como la mía, pero no deja de ser una hipótesis. Y creo en la ficción de mi identidad o en la idea de la muerte aunque nunca he estado muerto. Después hay ficciones que tienen una consistencia real como el merchandising sobre Drácula, que es un personaje de ficción. Y, por último, hay una ficción que está solo dentro de nuestra cabeza. En medio, en algún lugar a caballo entre uno y otro de estos niveles, está la historia de la literatura.
P.- ¿Cree que el mestizaje de géneros es el camino a seguir?
R.- La literatura está demasiado compartimentada en géneros y en ese reduccionismo es muy difícil evolucionar. El género policíaco se agota a sí mismo, pero la novela negra es algo mucho más amplio. Vemos como hoy da cabida a crítica social y a otro tipo de tramas… La fusión que dé lugar a cosas nuevas es la única manera de ampliar el horizonte literario del mañana.
P.- ¿Es la literatura española especialmente reacia a este tipo de ideas?
R.- En España hay muchos complejos con determinadas cosas, por ejemplo, con la literatura fantástica. Salvo autores muy puntuales, que van desde Cunqueiro hasta José María Merino, la mayoría de los escritores españoles han ignorado la literatura que está más entroncada con la imaginación y que los latinoamericanos han explotado tan bien.
P.- ¿Cuáles son los motivos para que esto sea así?
R.- La Guerra Civil provocó una fractura tremenda en nuestra literatura. Durante la posguerra no había posibilidad de evadirse. Lo único que parecía sensato era una literatura de compromiso que hablara de lo que estaba sucediendo, del sufrimiento de la gente, incluso a nivel político a pesar de la censura. Y eso lo hemos arrastrado durante mucho tiempo.
P.- Pero la literatura latinoamericana, más imaginativa, sí que caló en España…
R.- Sí, y cuando llegó se leía con admiración pero nadie era capaz de reproducirla porque la impronta de la literatura realista era muy fuerte. No cuajó en España hasta generaciones posteriores, que ya nacieron leyendo a estos escritores y a otros como Poe y Lovecraft, sin olvidarnos del influjo de lo audiovisual, donde es más habitual que haya anomalías extraordinarias y fantásticas.
El peligro de ser imaginativo
P.- A pesar de todo la imaginación también puede ser un don peligroso…R.- Existe un rechazo generalizado a lo distinto. Las personas necesitan autoafirmarse y para ello tienen que defender su modo de vida. Si se enfrentan a algo muy distinto se sienten amenazados. En su infancia Popoulos hace algo distinto de lo que se espera de él. Los padres siempre esperan que sus hijos hagan lo de siempre, lo que está establecido. Si no es así puede haber un rechazo e incluso un intento de sabotaje.
P.- Hemos mejorado en ese aspecto cinco siglos después…
R.- A nivel de familia esto se va a seguir repitiendo probablemente durante toda la historia de la humanidad. Va a haber muchos hijos que no encajen dentro de sus familias, va a haber muchas personas que nazcan en un entorno hostil. ¿Cuántos Einstein habrán nacido en países que no le han facilitado la más mínima educación? ¿Y cuantos dictadores y asesinos? Hay todo tipo de personajes y vidas que no han sido pero que perfectamente podrían haberlo sido.
@JavierYusteTosi