Kim Stanley Robinson

Kim Stanley Robinson cree que las novelas de ciencia ficción no son más que novelas históricas "del futuro", y quizá por eso, y por su realismo casi científico, un realismo que presenta el mundo futuro con una ingente cantidad de detalles del todo creíbles, está considerado el pionero de la llamada 'climate fiction', la ciencia ficción que se ocupa de todo aquello que va a hacer el cambio climático con el planeta.

Kim Stanley Robinson está considerado el padre de la 'climate-fiction'. Es decir, el padre de la ciencia ficción que se ocupa del cambio climático y sus devastadoras consecuencias. Devastadoras consecuencias que, en la literatura del autor de la trilogía Marte, que creció en una California siempre soleada, no lo son tanto. O lo son, pero sirven para que el mundo se reorganice. Para que recolaboremos. Para que refundemos aquello que considerábamos Humanidad. Porque, como dice él mismo, "el mundo no va acabarse con el cambio climático". "Que el clima cambie significa que vamos a tener que vérnoslas con un montón de nuevos problemas, pero no que ha llegado el apocalipsis", añade. Robinson, al que en realidad no le gusta demasiado que consideren sus novelas 'cli-fi', que preferiría que las llamaran simplemente novelas de ciencia ficción, acaba de publicar Chamán (Minotauro), un regreso al pasado, a un pasado muy remoto -a hace 32.000 años- para tratar de imaginar cómo fue la Edad de Hielo.



El hecho de que el cambio climático esté muy presente en todo lo que escribe tiene que ver, por un lado, con el realismo que imprime a sus novelas, algo que persigue incansablemente, y que buena parte de ellas se ocupan de lo que se en ciencia ficción se llama "el futuro cercano" -"near future"-, dos hechos que, combinados, llevan inevitablemente a tratar el cambio climático. "También está el hecho de que en 1995 hice un viaje a la Antártida y me impactó muchísimo lo que vi. Desde entonces todos mis libros tratan el tema del clima pero siempre desde un punto de vista utópico. Se diría que yo soy el optimista y que Paolo Bacigalupi es el pesimista, el que cree que el fin del mundo llegará con el cambio climático", dice. Su conferencia al respecto fue uno de los actos centrales del pasado Kosmópolis.



La izquierda nunca se da por vencida, no cree que haya nada que no se puede solucionar"

Pregunta.- Define su literatura como utópica e insiste en que el cambio climático no es más que un cambio, ¿es optimismo o está siendo tan realista como sus novelas?

Respuesta.- Supongo que soy optimista y es algo que me viene de mi madre, es una auténtica bendición, aunque con el paso de los años me esté volviendo cada vez más pesimista. Podría decirse que mi optimismo es una postura política y de izquierdas. La izquierda nunca se da por vencida, no cree que haya nada que no se puede solucionar. Y efectivamente, con el cambio climático no se va acabar el mundo. No nos enfrentamos a una extinción ni nada parecido. Acobardarse y rendirse en un caso así es lo que haría la derecha. Pero el futuro, cualquier futuro, puede ser bueno, si lo trabajamos.



P.- ¿Y qué me dice de Donald Trump, y su inexistente interés por el peligro del cambio climático?

R.- Trump es una prueba del sistema. Si el sistema es lo suficientemente fuerte, resistirá su paso por el gobierno de Estados Unidos. El sistema puede soportar cualquier cosa si es lo suficientemente fuerte. El poder está muy distribuido en Estados Unidos. El presidente no tiene tanto poder como creemos. Igualmente puede estropearlo todo en cuatro años, pero son sólo cuatro años. Después de eso, volverá todo a su lugar.



P.- Decía que usted se considera por encima de todo escritor de ciencia ficción, ¿qué cree que le llevó a la ciencia ficción?

R.- Crecí en California. En una época maravillosa, en la que había campos de naranjos, limoneros y aguacates. De ahí que se le llame Orange County. Luego llegó la ciudad, y se talaron todos los árboles. Yo era un adolescente. Me entristeció muchísimo. Cuando llegué a la universidad, empecé a leer ciencia ficción y me dije que nunca había leído nada tan realista. Nada que encajara tanto con el mundo en el que vivía como aquello. Quizá no fue más que el estrés post-traumático de la desaparición del paisaje de mi infancia, pero tuve la sensación de que California en sí misma era una historia de ciencia ficción, y me dije que si iba a explicar el mundo, lo haría a través de la ciencia ficción.



P.- ¿Quiénes fueron sus maestros?

R.- Mis escritores favoritos son los que pertenecieron a la llamada 'New Wave' de la ciencia ficción norteamericana. Escritores de los años 60 y 70, como Ursula K. Le Guin, Gary K. Wolfe, James Triptee, y Michael Moorcock.



¿Cómo será Nueva York en 100 años si sube el nivel del mar 15 o 20 metros?, me pregunto. Luego el argumento se crea solo"


P.- Es usted siempre extremadamente realista en lo que narra, de manera que sus novelas más conocidas -la trilogía de Marte, Aurora- están siendo leídas como aquello que verdaderamente podría ocurrir en un futuro no muy lejano, ¿cómo lo hace?

R.- La ciencia ficción es una novela histórica que va hacia el futuro. Así que lo tomo yo, al menos. Queremos saber qué le pasará a la Humanidad en el futuro del mundo en el que vivimos, y lo imaginamos. No sé, intento ser lo más realista posible en ese sentido, por eso mis libros son largos y lentos, están repletos de detalles que a veces, como en el caso de Chamán, saco de mi propia vida. Yo soy obseso de la montaña. Me encanta. Sé lo que es pasar la noche al raso, y ese tipo de cosas. Y todo eso lo he incoporado en una historia que habla de la Edad de Hielo. Pero, después de todo, somos humanos, el ADN es el mismo, ¿no haríamos las mismas cosas? En cualquier caso, todas mis novelas parten siempre de una pregunta, o de una situación. ¿Cómo será Nueva York en 100 años si sube el nivel del mar 15 o 20 metros?, me pregunto. Luego elijo al elenco protagonista, y el argumento va tomando forma solo.



P.- ¿De eso va su próxima novela?

R.- Sí. Se titula Nueva York 2140, y presenta un mundo en el que el nivel del mar ha subido 15 o 20 metros, y por lo tanto Nueva York está inundada, y a la vez, el pueblo se ha hecho con el control de la economía global, desde un punto de vista utópico, claro.



P.- Siempre optimista.

R.- Sí, hay en todas mis novelas cierto humor negro, que conecta con la utopía, con la idea de luchar contra el mal, de cooperar, en un mundo que puede parecer que se viene abajo, pero en el que debes decirte: 'Si no tengo nada, más vale que sea positivo, porque ser positivo ya es algo'. Pero a menudo, cada vez más, es un optimismo enfadado.



@laura_fernandez