Ilustración de Marc Torices en Cortázar (Nórdica)
A la gran corriente de cómics biográficos de artistas y escritores se suma ahora Julio Cortázar. Nórdica publica este lunes Cortázar, una novela gráfica de más de 200 páginas sobre el autor de Rayuela con guion del escritor y periodista Jesús Marchamalo y dibujos de Marc Torices, con un estilo gráfico muy peculiar, cambiante y simbólico, idóneo para contar la vida y la obra del argentino. El libro huye de la narración lineal y se divide en capítulos que recogen los hitos principales de la biografía de Cortázar y también algunas anécdotas poco conocidas que, en conjunto, construyen esta especie de vidriera con la efigie multicolor de Cortázar."Cuando uno lee una biografía, tiene la certeza de que todo va a ocurrir cronológicamente. Para que eso no ocurriera, seleccioné algunos episodios que aportasen sorpresa al relato. Quería que el libro tuviese todos los episodios que los lectores de Cortázar esperasen encontrar, pero también otros aspectos menos conocidos", explica Marchamalo. "Por ejemplo, no sé si todo el mundo sabe que Cortázar no es argentino de nacimiento, que nació en Bruselas, que no hablaba español cuando llegó a Argentina, sino un perfecto francés; que fue profesor y antes maestro de escuela, que vivió el peronismo, que le encantaba el boxeo y que un histórico combate le sirvió para escribir uno de sus relatos más conocidos...".
Un día Cortázar recibió la visita del escritor Carlos Fuentes. Eran amigos por correspondencia pero nunca se habían visto. Cuando Cortázar abrió la puerta, Fuentes le dijo: "¡Che, pibe! ¿Podé avisar a tu papá?". El anfitrión contestó: "Pasá, Carlos, mi papá soy yo". La anécdota, además de muy graciosa, es ilustrativa de ese aspecto eternamente joven que le confería su figura espigada y su rostro lampiño hasta la madurez. El mismo aspecto que años antes, en Argentina, hizo que uno de los policías que desalojaron una concentración de estudiantes y profesores en huelga le confundiese con un alumno al grito de: "¡¿Adónde vas vos, pendejo de mierda?!"
Viñeta de Cortázar, de Jesús Marchamalo y Marc Torices
"Cuando colaboro con otras personas me gusta que cada uno trabaje libremente en la parte que domina", explica Marchamalo, que declara su completa satisfacción con el trabajo realizado por Torices. De modo que el escritor se limitó a redactar los textos de cada capítulo sin darle al dibujante ninguna indicación sobre secuencias, composiciones ni ningún otro aspecto visual.
Torices es un dibujante conocido en el mundo de los fanzines y del cómic más underground. Es editor de Zángano Cómix, donde publica fanzines como La cultura del duodeno o Viaje a Maiame. En digital firma historietas como El perro Cornelius y El estafador, y en papel uno de sus trabajos más conocidos en papel es Nuevos románticos, una historia de pocas páginas publicadas por Apa-Apa en un cómic a medias con Ana Galvañ.
Cortázar es el proyecto más ambicioso y mainstream de Torices hasta la fecha. El encargo le llegó por medio de Toni Mascaró, editor de Apa-Apa que también coordina la división de cómic de Nórdica. "Antes de sumergirme en el proyecto -explica el dibujante- releí en profundidad la obra de Cortázar, para ver si encontraba cosas de su estilo que pudiera incluir en la manera de enfocar el trabajo. Me interesa mucho su forma de entender los libros, como si fueran almanaques y recopilaciones de cosas diferentes, donde caben poemas, fotografías, dibujos y cuentos".
"Tengo la sensación de haber saldado "una viejísima deuda secreta que tenía con Cortázar", afirma Marchamalo. "Nací en 1960, y para mi generación ha sido un escritor imprescindible. Con 18 años todos empezamos a leer Historias de cronopios y de famas, Último round o La vuelta al día en ochenta mundos, y Rayuela fue un auténtico hallazgo para nosotros. Es de esos escritores que te convierte en escritor. Nos gustaba que fuera tan alto, tan joven, tan lúdico en su manera de plantear la literatura, que viviera en París, que viajara tanto, que estuviera comprometido con la revolución cubana y otras revoluciones".
El libro acaba con una fotografía que tomó una amiga de Marchamalo en la tumba de Cortázar, en el cementerio de Montparnasse, el mismo día en que se cumplieron 33 años de su muerte, en febrero de este año. En la imagen se ve la multitud de ofrendas que los lectores suelen dejar sobre la lápida: ejemplares de Rayuela, flores, velas, llaves, cigarros, monedas, billetes de metro... "Ha sido muy emocionante que estuviéramos terminando el libro justo en este aniversario y que hayamos podido incluir esa foto para cerrar el libro", señala su guionista.
@FDQuijano