Hugh Thomas
La muerte el sábado de lord Thomas of Swynnerton (1931-2017), más conocido entre nosotros como Hugh Thomas, supone la desaparición de uno de los más destacados hispanistas británicos. En este caso, el apelativo de hispanista le corresponde, sobre todo, por ser autor de una obra tan conocida como La Guerra Civil Española, editada primero en inglés en 1961 por la pequeña casa londinense Eyre and Spottiswoode, y al año siguiente por Ruedo Ibérico en español. Fue la magnífica acogida de esta versión lo que provocó que en 1965 el libro apareciese en Penguin Books, lo cual garantizó su difusión internacional. Puede decirse que la visión de Thomas sobre el conflicto civil se convirtió en la predominante de los intelectuales anglosajones durante la segunda mitad del siglo XX. Pero sobre todo, tuvo una notable influencia en la España tardofranquista y de los primeros momentos de la Transición, al menos entre la izquierda y los sectores que propugnaban la democracia.Hoy en día el libro de Thomas ha sido ampliamente superado por el avance de la investigación y por varias generaciones de historiadores rigurosos, principalmente españoles, pero es innegable el valor de la empresa acometida por este historiador neófito formado en Cambridge y la Sorbona, con treinta años, que se atrevió a plantear una síntesis de un fenómeno tan complejo y controvertido no solo para los españoles, sino también para todos los demás europeos y que aún pesaba sobre la vida política del continente. Cierto es que su texto contiene errores, tópicos y desconocimientos significativos, y que el manejo de las fuentes es criticable, pero la verdad es que ayudó mucho a comenzar a comprender la Guerra de España en su doble vertiente de enfrentamiento interior y europeo. Por esto último el libro fue leído con avidez dentro -primero clandestinamente- y fuera, y también, no hay que olvidarlo, porque sostenía una clara simpatía hacia la causa republicana.
En esta fase de su vida Thomas se ubicaba ideológicamente en el Partido Laborista y con ellos colaboró hasta que Harold Wilson, líder la oposición en 1974, decidió replantear la posición del Reino Unido en Europa y propuso al país celebrar un referéndum sobre la permanencia en la Unión, que se celebró en 1975 cuando los laboristas llegaron al poder. Thomas, de profundas convicciones europeístas, se pasó a los tories, que en esos momentos mantenían una postura mucho más favorable al proyecto europeo. Dando una singular muestra de independencia y pragmatismo, no tuvo complejos en apoyar luego a Margaret Thatcher y colaborar con ella desde la dirección del Centre for Policy Studies, un think tank conservador que propició las políticas de liberalización económica del thatcherismo. Siendo consecuente, cuando los tories empezaron a mostrarse renuentes a que el Reino Unido se adhiriese a la unión monetaria, tras su derrota electoral de mayo de 1997, Thomas decidió abandonar al que hasta en ese momento había considerado "el partido de Europa", y se unió a los liberal-demócratas. Siguió ocupando un lugar en la vida pública de su país, como historiador de una obra amplia y siempre enfocada al mundo hispánico, y voz libre en el debate político y de las ideas.
Prueba de su distancia respecto de las opiniones mayoritarias y de su cercanía a España, fue su declaración a favor de que Gran Bretaña aceptase la soberanía compartida de Gibraltar. Esto, junto con su militancia proeuropea, cobran especial relevancia en tiempos de Brexit. Descanse en paz, pues, un enamorado de la España de hoy y de su historia, y un leal europeísta.