Este fin de semana se ha celebrado el décimo aniversario de las nuevas Conversaciones Literarias de Formentor, creadas a imagen y semejanza de las que inventaron en 1959 Camilo José Cela y Carlos Barral y que han llevado por título un polisémico "Bohemios, magos y vagabundos" que abarca muchas formas de entender y practicar la literatura y la vida.



En este oasis de naturaleza y literatura ubicado en el último rincón de la isla de Mallorca, las verdaderas conversaciones ocurren junto a la piscina, en la cola del jamón, en los pasillos o con una copa en la mano. Muchas de ellas, por supuesto, giran en torno a lo que ha sucedido o va a suceder en el escenario, que son en realidad monólogos. Agrupados en sesiones, los ponentes hablan por turnos del autor, libro o personaje que cada uno haya elegido.



Además de Alberto Manguel, que recibió el Premio Formentor de las Letras, el otro invitado de honor de las Conversaciones Literarias fue el escritor rumano de origen judío Norman Manea, considerado por muchos candidato al Nobel. Le presentó Raúl Padilla, director de la FIL de Guadalajara, que le concedió el año pasado a Manea el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Manea pasó su infancia en un campo de concentración, deportado junto a su familia por el régimen fascista rumano, aliado de los nazis. Después, tras ver su obra perseguida por la Rumanía comunista durante décadas, se exilió en 1986 en Nueva York, "la capital mundial del exilio". De modo que el autor de la autobiografía El regreso del húligan -su libro más conocido- tiene sobrados motivos para empezar por sí mismo su disertación sobre personajes errantes, que le lleva después a hablar de otros dos autores rumanos, como Panaid Istrati y Mircea Eliade, y de los lazos del pueblo gitano con Rumanía.



Norman Manea. Foto: Paula Islas

¿Qué es la bohemia?

¿Qué significa realmente "bohemia", esta palabra desgastada y convertida en cliché? El director de las Conversaciones, el escritor, editor y periodista Basilio Baltasar, encuentra el mejor ejemplo en Un artista del hambre, de Franz Kafka. Sirviéndose de este libro, Baltasar intenta derribar el tópico que imputa al bohemio "los caprichos de un burgués biempensante" y se le tacha de "poeta maldito, descastado, sinvergüenza, sablista, impostor, pedigüeño e individuo de pobreza resentida", con "una hostilidad caprichosa y un violento rechazo a las normas de etiqueta que nos horroriza". Pero en realidad el bohemio es aquel que "elige vivir a la intemperie, que le deja a merced de un dios desconocido". Es, como en la obra de Kafka, "un artista del hambre que rechaza nuestros manjares porque espera un alimento más elevado, un maná que pueda saciar el apetito que solo él siente en este mundo", explica Baltasar.




A continuación destacamos cinco recomendaciones literarias propuestas durante este fin de semana como puerta de entrada a esa tumultuosa procesión de personajes y escritores de vida disoluta, errante o aventurera.



Alberto Manguel

20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne



Alberto Manguel / Ilustración del capitán Nemo en una edición clásica de 20.000 leguas...

El lector voraz y erudito que es Alberto Manguel podría haber sorprendido al público descubriéndole una obra poco conocida, pero prefirió dedicar su intervención a uno de los autores más leídos desde temprana edad por millones de lectores. Según el ganador del Premio Formentor de las Letras 2017, Julio Verne "ha tenido la desgracia de ser considerado un autor de libros para niños, pero es uno de los más grandes escritores franceses y, por qué no, de la literatura universal. "No era un estilista, pero tampoco lo fue Cervantes, y no sería deshonorable poner algunas de sus obras, como Viaje al centro de la Tierra y, sobre todo, 20.000 leguas de viaje submarino, junto al Quijote y otras obras maestras".



Siendo un experto en bibliotecas, el ganador del Premio Formentor de las Letras 2017 no podía dejar de hablar en su conferencia sobre la biblioteca de 12.000 volúmenes con la que el capitán Nemo se sumergió a bordo del Nautilus. Manguel cree que todo arquitecto de bibliotecas debería estudiar el pasaje en el que se describe la estancia, dominada por la soledad y el silencio, que son los atributos esenciales que, para Nemo y para Manguel, debe tener una biblioteca. Esos 12.000 libros son los únicos vehículos que unen al capitán con tierra firme y entre ellos no hay ninguno reciente, porque el mundo acabó para Nemo el día que su submarino se sumergió por primera vez. "Desde entonces quiero creer que la humanidad no ha pensado ni escrito más", dice Nemo, y añade Manguel: "Imagínense una biblioteca que no conoce a Joyce, ni a Marx, ni a Freud, ni a Borges".




Antonio Iturbe

El buen soldado Švejk, de Jaroslav Hašek



Antonio Iturbe / Švejk en la portada de la edición de Acantilado

El periodista y escritor Antonio Iturbe, ganador del Premio Biblioteca Breve con la novela A cielo abierto, recomendó leer esta novela de Hašek -"más bohemio que ninguno porque era de Bohemia"- protagonizada por un soldado barrigón, borrachuzo y cándido del cual uno no sabe "si es tonto, si parece tonto o si se hace el tonto". El soldado checo, reclutado para luchar en la Primera Guerra Mundial con el ejército austrohúngaro, "desactiva el engranaje militar diciendo a todo que sí, entrando en una deriva esperpéntica", explica Iturbe. Es decir, "obedeciendo, acaba boicoteando". A la mínima oportunidad, Švejk se escapará a la taberna más cercana. "En este tiempo de trincheras y banderas", Iturbe reivindicó "el coraje y la altura moral del desertor".




Alia Trabucco

Todos los caminos están abiertos, de Annemarie Schwarzenbach



Alia Trabucco / Annemarie Schwarzenbach

La escritora chilena Alia Trabucco, autora de La resta, sumergió a la audiencia en la agitada vida de la suiza Annemarie Schwarzenbach, una escritora "andrógina, ambigua, extraordinariamente bella" que recorrió España, Estados Unidos, El Congo o el desierto del Sáhara como cronista, novelista, fotógrafa y arqueóloga. Todos los caminos están abiertos es una selección de los textos que escribió durante un largo viaje en coche que emprendió en 1939 junto a su amiga Ella Maillart, en el que recorrieron los Balcanes, Turquía, Irán y Afganistán. Por el camino estalló la Segunda Guerra Mundial, circunstancia que, unida a su personalidad atormentada, ensombreció el viaje hasta que ambas se separaron.



"La escritura, los viajes y las drogas -era adicta a la morfina, que agudizó sus ataques depresivos- se entrelazan en su vida como un modo de abandonar sus propias fronteras", explica Trabucco. Enfrentada a su familia por su modo de vida, su identidad sexual y sus ideas políticas -sus padres eran filonazis-, se quitó la vida a los 34 años despeñándose con una bicicleta.




Juan Gabriel Vásquez

El paseo, de Robert Walser



Juan Gabriel Vásquez / Robert Walser

El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez disertó sobre la pasión de Walser por las caminatas. El autor suizo "no era un bohemio pero era un mago y seguro un vagabundo. Elevó el paseo a una obra de arte", opina el autor de La forma de las ruinas, que prepara una nueva traducción de El corazón de las tinieblas, de Conrad.



El paseo "es un retrato social que Walser pinta a partir de una serie de encuentros del protagonista con varios vecinos que representan a los distintos estamentos de la sociedad. "Debajo de su tono de sarcasmo descubrimos una melancolía muy profunda porque algo no está bien. Nos vamos dando cuenta de que el narrador está construido a imagen y semejanza de Walser. Trata de escapar de algo y la distracción de la caminata es un antídoto contra la soledad y el desconsuelo", señala Vásquez.



Viviendo en Berna, Walser se despertó una noche creyendo que lo ahorcaban y salió a caminar para escapar de la paranoia. Desde entonces sus caminatas nocturnas se convirtieron en su mejor tratamiento para paliar la esquizofrenia. Capaz de caminar durante toda la noche, fue encontrado muerto en la nieve el día de Navidad de 1956.




Andreu Jaume

Enrique IV, de William Shakespeare



Andreu Jaume / Recreación pictórica del personaje John Falstaff

El editor, poeta y profesor Andreu Jaume, responsable de la edición de las memorias del creador de las primeras conversaciones, Carlos Barral, eligió para su conferencia el personaje de John Falstaff, el bufón gordo, viejo, borracho y corrupto creado por Shakespeare que apareció por primera vez en su obra Enrique IV y que, como le ocurrió a Sancho Panza, rápidamente se convirtió en un personaje fundamental del imaginario popular inglés, además de inspirar una ópera de Verdi y otra de Salieri. Para Jaume, "es el personaje cómico más grande de la literatura moderna".



Como explica Jaume, Enrique IV marca la transición entre el periodo de aprendizaje de Shakespeare, centrado en la comedia, y su etapa de madurez, focalizada en la tragedia. Al mismo tiempo, la obra trata del paso de la juventud despreocupada a la madurez llena de responsabilidades. Al ser coronado como Enrique IV en la segunda parte de la obra, el príncipe Hal, que había sido amigo y compañero de juergas de Falstaff, "lo repudia y, con él, toda su juventud".



@FDQuijano