Gente votando en Poetry Slam. Foto: Paula Díaz
La poesía sigue contando con un halo de misterio y elitismo que hace difícil su acceso a un mayor público. Sin embargo, en Madrid existen varias librerías-cafeterías que organizan sesiones poéticas y noches de micrófono abierto para acercar la disciplina a un mayor espectro. Hablamos con cuatro organizadores sobre su programación y los retos a los que se enfrentan.
En Aleatorio bar, en el barrio de Malasaña, apuestan por una agenda cultural diaria. Presentaciones de libros, conferencias y encuentros además de una jam sesión poética cada miércoles del mes. Este proyecto, organizado y liderado por el escritor Carlos Salem, comenzó, en realidad, hace ya más de diez años cuando junto a Inés Pradilla fundaron el bar cultural Bukowski. "Nosotros hicimos algo muy sencillo y a la vez muy eficaz. Fue establecer un día fijo a la semana en el que cualquier persona podía leer poemas propios", recuerda Salem.
Algo similar ocurre en La fugitiva, otro espacio donde "todo fluye de manera orgánica pues la misma necesidad de compartir literatura y poesía conllevó el resto", explica Santiago Méndez Alpízar, escritor y coordinador del espacio. Ese resto son los recitales que organizan bajo el interés "de que los autores reconozcan este lugar como su casa". Pero si Lavapiés le queda más a mano, el lugar para una cita con la poesía es El dinosaurio todavía estaba allí, una librería gastrobar que aúna ambas cosas, un modelo que su propietaria, Marisol Torres, importó de un viaje por Dinamarca. "En Madrid entonces no había ninguna propuesta que aunase literatura y gastronomía", explica la gestora de esta librería especializada en poesía y en relato breve. De ahí también que el nombre sea "un homenaje a Monterroso".
Poesía elitista vs poesía urbana
Se dividen, sin embargo, las opiniones acerca del halo elitista con el que siempre ha contado la poesía. "Desde hace mucho tiempo la poesía es un ejercicio minoritario. Tanto ha desmejorado su situación que hoy en día son cantautores quienes logran vender libros", critica Méndez Alpízar de La Fugitiva. En la misma dirección Silvia Nieva, de Poetry Slam, opina que hay "mucho interés por la poesía pero también existe una transdisciplinariedad que crea confusión con los músicos que quieren ser poetas". Por eso, continúa, "lo que hay que conseguir es comunicarla de manera adecuada", y en ese sentido, en eventos como el suyo "los poetas se preocupan por cómo llegan sus textos al público". No hay que olvidar, de hecho, que en este evento la participación del público es vital y "la comunicación entre ambas partes es inmediata".Una de las sesiones en El dinosaurio
Para Carlos Salem, por otro lado, "hace ya unos años que los reductos de la poesía están donde la gente hace poesía y no dónde unos pocos deciden qué es poesía". Aleatorio bar ha tomado la herencia de aquel Bukowski pero lo ha llevado más lejos con "una programación más amplia, logrando un espacio donde participan desde poetas novísimos hasta otros con larga trayectoria", especifica. Desde El dinosaurio opinan que "en los últimos años la poesía ha salido a la calle y son los jóvenes quienes están descubriendo una forma distinta de hacerla". Alaba, por otro lado, a los chicos del Poetry Slam que llenan espacios públicos con sus eventos. Sus Combates Poéticos salen a la calle porque es ahí donde debe de estar, "en contacto con las inquietudes, los miedos y las esperanzas de la gente", amplía. Sin embargo, La fugitiva tiene clara su apuesta: "Un espacio para que los poetas confronten y compartan sus obras más allá del resultado comercial de las mismas". Por eso, alude, "no hay que desmitificar la poesía, es bueno que conserve su halo de misterio" aunque han desarrollado eventos "para que puedan participar tanto escritores noveles como ya editados".Noches de micrófono abierto
Ninguno de estos proyectos exige unas características determinadas a los participantes. En el caso de la cita mensual con el Poetry Slam se abre la convocatoria a través de un email y participan en riguroso orden de llegada. Salem piensa que "si algo caracteriza una jam session es que lo único que hay que hacer es llevar el material y leerlo. Sería absurdo, siendo un acto de libertad expresiva, exigirle a quienes leen que tengan unas características determinadas, o escriban en un tipo determinado de poesía, que formen parte de una corriente o cualquier otra etiqueta parecida". Como estas sesiones no son un campeonato los participantes van a ser escuchados. "El concepto de calidad en poesía es tan subjetivo que sería establecer un ranking o unos requisitos. Quien solo quiera ir a exhibirse puede hacerlo pero acabará aburriéndose y aburriendo".En El dinosaurio, por su parte, además de presentaciones de libros, charlas con autores, mesas redondas y conferencias apuestan también por jornadas de micrófono abierto. Estas sesiones las abre un poeta que es "dueño del escenario durante aproximadamente media hora. Durante ese tiempo puede acompañarle algún invitado que haga música en directo, una performance de teatro o marionetas. Dejamos que exprese su libertad creativa. Luego se abre el micrófono a cualquier persona que quiera participar".
Aleatorio Bar un miércoles de sesión poética
Sin embargo, Silvia Nieva critica el poco apoyo que reciben de las instituciones y lo achaca a que "las élites consideran que este movimiento es de menor prestigio". Quizá, añade, haya cierto miedo o reparo "a exponerse a la escucha directa". Actualmente se sigue escribiendo poesía con métrica o sonetos sobre temas sociales pero lo que es cierto, para Torres, es que "la poesía que se está haciendo ahora es un reflejo del mundo en el que vivimos". En ese sentido, Salem considera que las redes sociales han facilitado la aparición de todo tipo de fenómenos, "algunos mejores y otros peores" apostilla, pero todos "positivos ya que la importancia reside en que se le está prestando más atención". Además, sostiene que es preferible que se lea poesía, "incluso la que puedo considerar mala desde un punto de vista subjetivo", que ver la televisión y dejarse llenar la cabeza de mentiras.
@scamarzana