El polifacético Luis Eduardo Aute es sin duda uno de los creadores españoles más admirados y queridos, tanto por el público como por otros profesionales de las artes y las letras. Quedó constatado una vez más este lunes en la presentación de la poesía completa del cantautor, poeta, pintor, escultor, actor y director de cine, que ha reunido la editorial Espasa en una edición al cuidado de Miguel Munárriz con el título Luis Eduardo Aute. Toda la poesía. En la sala de columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid se congregaron para rendirle tributo, cantar sus canciones y leer sus poemas Ana Belén, Miguel Poveda, Aitana Sánchez-Gijón, José Luis Gómez, Pastora Vega, Luis Antonio de Villena, Fernando Beltrán, Cristina Narea, Luis Mendo y Xoel López. Y frente a ellos unas 500 personas, entre las que había incontables personalidades de la cultura, que habían formado minutos antes una cola que doblaba la esquina de Marqués de Casa Riera con Alcalá. Sólo faltó el propio Aute, convaleciente aún del infarto que sufrió en agosto de 2016 y que le mantuvo en coma durante un mes y medio.
Alejado del mundo por el bien de su salud, Aute ha participado no obstante en la edición de su poesía completa y desde su retiro agradece las muestras de afecto recibidas durante todo este tiempo. Cuenta su hijo Miguel que hace poco, al preguntarle cómo se encontraba, este le respondió con unos versos: "No sé si voy o vengo / de algún sitio / donde nunca estuve".
En el prólogo de la antología, el poeta y Premio Cervantes José Manuel Caballero Bonald, al que cuarenta años de magisterio y amistad unen a Aute, asegura que este es un "renacentista del siglo XXI" y que su actitud humanística es una "exploración de los resortes que intercomunican a las artes llamadas bellas". La editora de Espasa Belén Bermejo leyó unos fragmentos del prólogo y calificó a Aute como “el artista más completo de la época actual en España”, antes de que el poeta Luis Antonio de Villena celebrase su amistad con él recordando anécdotas y conversaciones vividas y mantenidas juntos. Antes de conocerse en persona, un Villena adolescente conoció la figura de Aute en blanco y negro. Era el año de 1967 y el joven cantautor apareció en un programa musical de la televisión cantando “Aleluya n.° 1”. Villena sintió que aquello que cantaba Aute, con elementos surrealistas, era “una transgresión no ya del lenguaje, sino en la vida, una protesta que implicaba una magia, un sentido de libertad pero no de votar a un político o a otro, sino del individuo, que es la verdadera libertad, muy anterior a la libertad de las multitudes”.
También recordó Villena la primera vez que se conocieron en persona, en 1981, en la sala de espera de una radio, pues los dos iban a ser entrevistados en el mismo programa. “A los cinco minutos ya estábamos hablando de Stevenson y de irnos a los mares del sur para huir del chusmerío que lo invade todo”. El poeta madrileño también reivindicó la conexión entre la poesía y las canciones de Aute, aunque su propio autor desvincula una de otras. “Anda, quítate el vestido, las flores y las trampas (letra de “Anda”)... para mí eso es poesía”. Por último, Villena ensalzó la “enorme honestidad y la sobriedad” de Aute, que “nunca ha querido ocupar un primer plano”.
Tras la lectura de varios poemas de Aute por parte de Pastora Vega, el poeta Fernando Beltrán situó a Aute en esa categoría de seres únicos que son “solos de trompeta tocando a sus anchas”, “seres sin amansar que tuvieron y tienen el don de no necesitar invocar a las musas más propicias para hallar la belleza, la grieta y la fisura y, finalmente, la armonía”, aquellos seres que “nos hacen a todos mejores con los dones en carne viva de la poesía”.
Por su parte, el editor de esta poesía completa, Miguel Munárriz, leyó una carta dirigida a Aute construida hilvanando las letras de sus canciones: “Siempre has sido libre y no has tenido miedo en proclamar esa locura porque decir espera es un crimen. [...] Algunas veces nos lo hemos preguntado: ¿Y tú qué te pides: ser payaso, mago, acróbata o faquir? Y ante esa coyuntura, de claridad y lucidez, con sensatez, vas y eliges la locura. Aleluya, Eduardo, tú sabrás lo que haces”.
Como señala Caballero Bonald, “según avanzaba por su ya extenso territorio poético”, a Aute “se le iba agudizando una sutil tendencia a trubar la paz de los covabularios, valiéndose para ello de juegos de palabras, combinaciones simbólicas, variadas especies de figuras retóricas”. Y en su búsqueda de nuevas formas de expresión, combinando el registro surrealista con el coloquial, “Aute pasó casi sin transición del cultivo de una lírica de cuño intimista al de una épica de extravertidas alegorías, entre cuyos tentáculos forcejean algunos de los más tipificados signos de una sociedad atrofiada por su propia estulticia o su propia zafiedad”.
Así, el universo poético de Aute transita por un vasto territorio que va del chiste, el aforismo, el ingenioso juego de palabras, la poesía gráfica y concreta a poemas de gran hondura lírica, como “Descendimiento”, que repitieron en sus lecturas los actores José Luis Gómez y Pastora Vega:
Arráncame la corona de espinas
Que por ti padezco
Y lávame con tus lágrimas la herida
Que por ti sangra en mi costado
Consúmame el dolor
Hasta la muerte y abandóname
En tus brazos, por piedad
Luego, al enterrarme, hazlo
En lo más profundo de tu vientre
Allí donde resucitar sea un delito
Castigado con la pena
Capital
Tras las lecturas de poemas de Vega, Gómez y Aitana Sánchez Gijón, Ana Belén interpretó acompañada al piano una de las canciones más emblemáticas del repertorio de Aute, “Las cuatro y diez”, Cristina Narea y Luis Mendo interpretaron “A caso una mirada”, Xoel López elevó aún más la emoción del auditorio con una límpida y a la vez desgarradora versión de “Al alba” y remató la velada Miguel Poveda poniéndole condimento flamenco a otra de las canciones más queridas de Aute, “Prefiero amar”.