Pedro Mairal

Especial: Lo mejor del año

Las listas no sólo están condenadas a la polémica, sino a la caducidad. Diría incluso "al fracaso", si me permiten usar el término en tono esperanzado: es el tipo de fracaso que da claves de un ecosistema literario. Además, a veces se fracasa menos. La lista que El Cultural ha elaborado a base de acumular sensibilidades de sus críticos nos deja una noticia excelente: tal vez Museo animal de Carlos Fonseca no sea ese animal mitológico y fungible al que llamamos "mejor novela del año"... porque es más valiosa que eso. Además, sin ánimo de reducir el libro a uno solo de sus muchos ejes, la novela hace visible el traspaso de poderes de una mirada que nos ha abandonado, la de Ricardo Piglia, a una generación de narradores latinoamericanos que asumen cierta deuda contraída con ella. Si se necesitan pruebas de la centralidad pigliana, las dedicatorias a su nombre que este año han encabezado algunos libros importantes y el tono indagatorio de la obra de Fonseca caen de ese lado.



Por eso, siendo fiel a una convicción que ya expuse en años anteriores, diré que nuestra lista incluye el libro más importante de los últimos tiempos entre nosotros: la tercera parte de Los diarios de Emilio Renzi. Ese diálogo entre voces latinoamericanas, al que por otra parte es ajena la narración perfecta titulada La uruguaya, de Pedro Mairal (una presencia en la lista que es complicado no celebrar), sobreexpone la razón por la que las listas en España están siendo siempre polémicas: un relativo cortocircuito generacional, de la mano de la revisión generalizada de las instituciones del país llevada a cabo desde la sospecha fundada.



Las otras tres noticias importantes en este canon urgente de 2017 son Años felices de Gonzalo Torné (otra novela más o menos perfecta; si Fonseca investiga a partir de sus referentes, Torné juega con ellos); la asunción por la crítica ‘convencional' del mundo fantástico y excéntrico de Laura Fernández en la descomunal Connerland, una autora que ha recalado en Random House pero que ha estado vinculada a proyectos editoriales tan importantes y al mismo tiempo excéntricos (nótese la reiteración) como Aristas Martínez; y la sofisticada indagación política e histórica de Cristina Morales en Terroristas modernos. No sólo son tres libros poderosos; es que los tres dan pistas de presente y futuro. Es ahí donde nuestra lista se agita de verdad, aunque hayan quedado fuera autores y sellos editoriales de potencia equiparable.



Con Clavícula de Marta Sanz desarrollando su propio método (uno menos consensuable que su anterior novela Farándula), quedan otros tres títulos. Berta Isla de Javier Marías, La vida negociable de Luis Landero, y El monarca de las sombras de Javier Cercas. La de Marías es su mejor novela desde que cerró la trilogía Tu nombre mañana, algo que justifica su presencia aquí; claro que se puede caricaturizar el estilo de Marías, pero sólo a condición de admitir que no es menos caricaturesco el discurso reactivo que le niega coherencia y arraigo literario en su propia tradición inventada. Los nombres de Cercas y Landero completan la puesta en escena de un canon de prestigio vigente que excede estos nombres y, en parte, admite una interpretación en clave de acompañamiento generacional.



Este año, dejo otros balances estadísticos a su cargo, lector (género, géneros, premios, coordenadas geográficas… ¿Cómo quedan representados? En ese juego hay también muchas claves valiosas, no siempre amables). Pero tal vez valga la pena practicar el optimismo: 2017 ha tenido un puñado de libros que exigen lectores, y no merodeadores.



La poesía ha contado con ediciones necesarias de grandes poetas como Lowell, Eliot, Frost, mientras la palabra exacta de Zagajewski obtenía el Princesa de Asturias de las Letras, y se agitaba la polémica que enfrenta a los poetas consagrados con los jóvenes cantautores que copan las listas de los más vendidos.



En ensayo, aunque hay sensibles variaciones en cuanto a temas y enfoques, se mantiene cierta tónica general: historias pequeñas que explican la gran historia, ensayos polifónicos, testimoniales, que sustituyen a los grandes relatos, quizá a excepción de la gran panóramica del siglo XIX que propone Evans. Temas como el nacionalismo catalán (en donde parecen agotarse este año los instant books que antes se ocupaban de las sociologías de la crisis) han hecho hueco a la Revolución rusa y al siempre fértil nazismo y sus consecuencias, que no necesita efemérides.



Nuevos sellos independientes y librerías especializadas justifican que el balance final sea positivo, al multiplicarse las propuestas alternativas y el número de lectores y novedades de interés.