Los editores españoles presentan los datos 2017 de su estudio de hábitos de lectura, que reanudan tras suspenderlo hace cinco años por culpa de la crisis. Aumenta ligeramente el número de lectores habituales y se dispara la lectura "instantánea e impulsiva" de todo tipo de contenidos en soporte digital pero disminuye la lectura "exigente y reposada", y todavía hay un 40 % de españoles que jamás abre un libro por gusto.
Las apreturas de la crisis económica obligaron a la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) a suspender hace cinco años la elaboración de su anual Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros en España. Retomado con el apoyo del Ministerio de Cultura en virtud del Plan de Fomento de la Lectura, la asociación sectorial ha presentado este jueves en la Biblioteca Nacional los resultados de 2017. En los seis años que han transcurrido desde el último informe de esta serie no ha cambiado mucho el número de lectores habituales -un pequeño incremento de tres puntos hasta alcanzar el 65,8 % de la población-, pero sí ha cambiado enormemente la forma en que leemos.Y aquí llega el primer lamento, al que ha dado voz el presidente de la FGEE, Daniel Fernández (editor de Edhasa), a quien la lectura de los resultados deja "un sabor agridulce". Las curvas, barras y sectores de las gráficas apuntan hacia arriba en casi todos los supuestos, segmentos de población y comunidades (excepto en Extremadura), pero, debido al auge de las redes sociales y los dispositivos móviles (que ya eran una realidad consolidada en 2012 pero en este lustro su avance ha sido exponencial), está disminuyendo esa "lectura reposada, tranquila, exigente y aislada que necesita el libro".
La lectura en soporte digital (un tótum revolútum en el que caben blogs, webs, prensa en línea y redes sociales además de los libros electrónicos) se ha disparado con respecto a 2012. Entonces un 58 % de la población practicaba este tipo de lectura al menos una vez al trimestre; ahora lo hace un 76,3 %.
Aunque se ha disparado ese tipo de lectura "fragmentaria, instantánea e impulsiva" de contenidos de internet, especialmente del muro de Facebook y similares, a la hora de leer un libro los lectores siguen prefiriendo el papel. No obstante, el porcentaje de españoles que leen e-books de manera habitual ha aumentado en los últimos cinco años del 11,7 % al 27,2 % y son lectores más intensivos que los de papel: de media leen 16,8 libros al año, mientras que los lectores en papel, 11,6.
Aunque la lectura de libros electrónicos se ha duplicado con creces, se trata de un segmento de usuarios que no reporta grandes beneficios a los editores: solo el 29 % está dispuesto a pagar por los libros electrónicos que acaban en su tablet o e-reader; "lo cual no significa que lo hagan", añade con cierta ironía Antonio María Ávila, secretario de la FGEE y encargado de desglosar los datos en la rueda de prensa. Así pues, la inmensa mayoría de los libros electrónicos que se leen en España siguen siendo piratas, un problema que se suma al 21 % de IVA con el que son gravados los pocos que se adquieren de manera legal (recordemos que el de los libros impresos es del 4 %).
Por otra parte, si bien el número de lectores habituales de libros (al menos una vez al trimestre) en su tiempo de ocio se ha incrementado del 59,1 al 59,7 %, al mismo tiempo "hay un 40 % de españoles que parece inmune a los encantos del libro, y que debería llevarnos a hacer estudios sociológicos más profundos y reflexiones en el campo educativo", destaca Fernández. Quienes no leen siguen esgrimiendo la falta de tiempo como principal excusa para ello (un 47 %) y solo el 0,7 % arguye que los libros son excesivamente caros.
Además, entre los lectores habituales, se ha reducido el porcentaje de los que lo hacen "todos o casi todos los días", del 31,2 al 29,9 %. La reducción es ínfima, pero para el presidente de la FGEE es otro síntoma de que las "pantallitas" le roban tiempo y atención al libro. Fernández no le tiene mucho cariño a la palabra "teléfono inteligente": "Siempre he supuesto que la inteligencia la teníamos los usuarios, pero se ve que la hemos traspasado al aparato".
La lectura de libros en tiempo libre sigue siendo mayor entre las mujeres (64,9 %) que en los hombres (54,4 %), brecha que se dispara hasta los 20 puntos porcentuales en la franja de edad de 45 a 54 años. "No sé si es culpa del fútbol o de la testosterona", apunta Fernández. Aunque, por otra parte, es un fenómeno que ocurre en todo el mundo, según los responsables de este informe que se ha basado en 5.000 encuestas.
No es que en estos cinco años hayamos estado precisamente a oscuras en cuanto a hábitos de lectura en nuestro país. Cada año se publican varios informes, bien directamente sobre hábitos de lectura o sobre el sector editorial (que permiten de manera indirecta hacerse una idea de esos mismos hábitos), como Observatorio de las Librerías y la Panorámica de la edición española de libros, elaborados por el Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura; y además el Centro de Investigaciones Sociológicas incluye un apartado especialmente dedicado a la lectura de manera periódica en su barómetro general. Pero el sector editorial, asegura Fernández, necesitaba un estudio a su medida que fuera la foto del "paisaje después de la batalla", si bien la organización que preside ha venido realizando otros estudios como La lectura en España o su Análisis del mercado editorial en España: comercio interior y exterior.
Pesimistas y optimistas, como ha señalado el presidente de la FGEE, encontrarán en este y otros estudios estadísticos sobre la lectura datos que alimenten su natural inclinación: los niños y adolescentes leen cada vez más, pero tienden a abandonar la lectura a los 20 años; los españoles valoramos mucho las bibliotecas (en general son evaluadas con un notable alto), pero las pisamos poco, y esto, según Fernández, es indicativo de que se compran menos libros nuevos que atraigan a los usuarios; hay una parte importante de la población que no entra jamás en una librería, y son los mismos que no van a museos o teatros.
Entre los optimistas hay voces de peso como la de Antonio Basanta, bibliófilo, escritor, editor y durante 25 años director general de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, que opina que en España hay mucho que celebrar en el mundo de las letras y la lectura teniendo en cuenta de dónde venimos y recuerda que en 1982 solo el 35 % de la población española se declaraba lectora habitual. También lo ha subrayado Fernández en la presentación del informe: en plena Transición aún teníamos un importante porcentaje de analfabetismo funcional en España, y hoy nuestros hábitos culturales se asemejan, al menos en cuanto a estadísticas, al espejo europeo en el que siempre nos miramos y en el que, por cierto, los lectores habituales alcanzan hoy el 70 %, no muy lejos de nuestro 65,8 %.
@FDQuijano