Belén Gopegui, Luis Goytisolo y Felipe Benítez Reyes

Los aniversarios redondos son una buena excusa para que las editoriales recuperen libros que merece la pena releer o descubrir a una nueva generación de lectores. En una corta franja de tiempo han coincidido en las librerías bastantes reediciones de este tipo, algunas de ellas con varios factores en común: son obras de juventud de narradores españoles que comenzaron a publicar más o menos a finales de los 80 y principios de los 90 y que, como señala Germán Gullón en un interesante artículo sobre la narrativa de entonces, consiguieron con ellas una amplia atención por parte de la crítica que no obtuvieron las obras primerizas de generaciones literarias precedentes. Además, muchas de estas obras, que están cumpliendo ahora 20, 25 o 30 años, ganaron en su día premios importantes.



En esta línea, Seix Barral reeditó en 2016 las novelas Beatus Ille y El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina, que cumplieron 30 y 25 años respectivamente; en 2017, Páginas de Espuma reeditó la colección de cuentos Velocidad de los jardines, de Eloy Tizón, en su 25.° aniversario; dos décadas acaba de cumplir El novio del mundo, de Felipe Benítez Reyes, reeditado por la Fundación José Manuel Lara; y el próximo 8 de febrero verá la luz, de la mano de Literatura Random House, una nueva edición de La escala de los mapas, de Belén Gopegui.



"Yo creo que en esto de las conmemoraciones hay un elemento de nostalgia excesiva, y que es parte de la manía conmemorativa de las culturas hispanas. No he visto nada semejante en Estados Unidos, por ejemplo", opina Muñoz Molina, que debutó con la citada Beatus Ille y que ya con su segunda novela, El invierno en Lisboa, ganó el Premio Nacional de Narrativa, que volvió a recibir con la cuarta, El jinete polaco. "Hay tal vez un interés histórico en el hecho de que varios de estos libros que se conmemoran fueron el comienzo de un gran cambio generacional y social en España, y también en el lugar de la literatura española en nuestro país y fuera de él. Hay un elemento positivo, y es que casi todos esos libros siguen teniendo lectores, independientemente de que se conmemoren o no, como los siguen teniendo algunos de Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite o Julio Llamazares [de quien Seix Barral reeditó en 2013 La lluvia amarilla, también al cumplir 25 años]. Fuimos la primera generación literaria de la democracia, un hecho que en sí no implica mérito o ausencia de él, pero que forma parte de la gran transformación de nuestro país. Por primera vez escribíamos sin censura y sin límites a lo que podíamos leer. Y para nuestra sorpresa, empezaron a aparecer también muchos lectores".



Por su parte, Benítez Reyes considera que, salvo excepciones, la vida de los libros en las librerías es cada vez más efímera. Con este tipo de reediciones, "se recuperan determinados títulos que en su momento tuvieron una buena acogida y esa labor de recuperación sirve para captar nuevos lectores. Lo veo más como una especie de consideración al autor que como una operación comercial", afirma.



Con respecto a generaciones y afinidades, Gopegui, que ganó el Premio Tigre Juan con La escala de los mapas en 1993, recuerda: "Tizón, Magrinyà, Loriga y yo empezamos a publicar más o menos a la vez; aunque sus proyectos literarios son muy distintos entre sí y distintos a su vez del mío, creo que nos tomábamos la literatura en serio en la misma medida en que tomábamos muy poco en serio nuestra identidad pues, quizá, para escribir conviene desarmar las reputaciones, huir de cierto hieratismo que había en la generación que nos precedió. Y, creo, lo hemos seguido haciendo, cada cual a su manera".



Eloy Tizón, Javier Marías y Antonio Muñoz Molina

Por su parte, Tizón recuerda sus primeras tentativas literarias en el nuevo prólogo que (se) escribió para la nueva edición de Velocidad de los jardines: "Primeros tanteos serios de prosa narrativa, al filo de tus veintidós años. El hormigueo de un cuento. ¿Cómo se escribe un cuento, si puede saberse, en el pliegue entre dos siglos? Porque a ti te parece algo imposible, peligroso. [...] Te preocupa la exactitud, ser preciso en el manejo del lenguaje, evitando tanto los lugares comunes como la sobreactuación de la prosa. No siempre lo consigues, claro. Cometes muchos errores. Todavía estás buscándote. Hablas poco y lo que no hablas te lo guardas en algún rincón secreto, muy trabajado, donde macera y fructifica, entre semillas y agua. En cierto momento, todo aquello tiene que explotar y salir a la superficie. Saldrá. De esa mudez proceden estos primeros cuentos, o lo que sean".



Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma, interpreta el fenómeno como un tributo a aquella generación que supuso un "florecimiento de la narrativa española". Por lo que le toca, considera a Tizón "el más clásico de los cuentistas contemporáneos españoles" y señala que la principal razón para la reedición de Velocidad de los jardines (tanto en rústica como en edición especial con tapa dura y fotografías en color del manuscrito) es que estaba inencontrable en librerías. "Las ediciones de Anagrama (la editorial original) ya estaban descatalogadas y fuera de contrato". Además de este, y con la excepción de los de Muñoz Molina y Llamazares, los demás libros mencionados también han sido reeditados por editoriales distintas a las que los publicaron originalmente, una muestra de los vaivenes habituales entre sellos y autores.



De aquellos años iniciáticos Gopegui recuerda también "la desmesura, la fe y ese hambre de inmersión total con la que muchas personas escribíamos entonces; estaban, no eran necesariamente buenos. De la publicación y la acogida, un asombro permanente, no llegar a creerme del todo que eso estuviera pasando. Eran tiempos distintos, la red no existía y la publicación de un libro significaba un cambio cualitativo".



En el grupo de los aniversarios redondos no se puede obviar la reedición, con motivo de su 25.° aniversario, de Corazón tan blanco, de Javier Marías, aunque su autor pertenece a una generación anterior que los demás escritores mencionados, y este libro no fue de sus primeras novelas, aunque sí el que terminó por consagrarlo como uno de los escritores contemporáneos más importantes, y que hoy es uno de los más firmes candidatos españoles al Nobel.



Por último cabe mencionar un libro que ha regresado a las librerías hace una semana y que dobla en edad a los mencionados: Las afueras, el debut de Luis Goytisolo, con el que ganó la primera edición del Premio Biblioteca Breve, hace ahora 50 años. Anagrama reedita esta novela que se compone de siete relatos y que traza un fresco de Barcelona y sus alrededores en la época y cuya "intención renovadora" destacó en su día el legendario crítico José María Castellet.



"Yo no creo que nadie necesite otro homenaje que la lectura de sus libros", concluye Muñoz Molina. "A mí me provoca gratitud que novelas escritas por mí hace tanto tiempo sean leídas a veces por personas que entonces no habían nacido. Y de cualquier modo, para un autor nada de eso tiene demasiada importancia, porque lo que a uno le preocupa no es lo que ha hecho, y menos aún lo que hizo 25 años atrás, sino lo que ahora tiene entre manos".



En la misma dirección, Gopegui apunta que "los libros están ahí pero el periodismo exige perchas, razones para hablar de ellos más allá de sus páginas. La reedición lo permite, aunque al mismo tiempo pueda llevar aparejado el campo semántico de la nostalgia. Impugno la nostalgia tal como suele entenderse. Prefiero aquella actitud que, en palabras de la crítica Joana Hurtado, no conmemora el pasado sino que lo pone en duda y reflexiona sobre él pero desde dentro. Algo así he buscado en el epílogo de La escala de los mapas".



@FDQuijano