Jorge Eduardo Benavides
Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964) ha presentado su última novela, El asesinato de Laura Olivo (Alianza Editorial), una novela negra que se inscribe por completo dentro de los cánones del género y le ha hecho merecedor del XIX Premio Unicaja Fernando Quiñones. El autor es consciente del gran riesgo de escribir una novela completamente canónica, que obliga constantemente a luchar por no limitarse a incluir tópico tras tópico. "Hay que apelar a los clichés -dice el escritor-, pero de tal manera que pasen desapercibidos para que la historia se mueva por sí misma".Pero la novela no es simplemente una historia policiaca. "No creo en las novelas planas", explica Benavides. El asesinato de Laura Oliva es una novela que ofrece muchísimas lecturas posibles sin dejar de lado su carácter de novela negra, de investigación, que ofrece un enigma enrevesado cuya solución es siempre el objetivo final. "La verdad está delante de nosotros, aunque no la queramos ver", en palabras del autor.
La novela arranca cuando al "Colorado" Larrazábal, expolicía peruano afincado en Madrid, le encargan la investigación del asesinato de Laura Oliva, una importante agente literaria. Esta clásica premisa permite a Benavides desarrollar su novela adentrándose en el mundo editorial, el trasfondo de las relaciones entre escritores, agentes y editores, un mundo "plagado de tensiones, suspicacias y egos frágiles, que constituye un caldo de cultivo especialmente fértil para este tipo de historias".
Personajes de este mundo desfilan por las páginas de la novela, facilitando al autor elaborar una aguda y fina crítica al sector, aunque, afirma, no es nada personal. "He sido una persona con una inmensa fortuna editorial, pero conozco bien, por amigos, ese desasosiego, esas tensiones". La relación entre el autor y el editor "está en permanente crisis", y precisamente eso hace que el tema sea tan interesante para una novela negra. "Es raro -bromea el escritor- que no se haya cometido aún un crimen en esas circunstancias". Es un mundo muy interesante, pero desconocido para el público.
Además de la descripción de ambientes, el mundo editorial ofrece la posibilidad de elaborar una novela "metaliteraria", no sólo en el sentido de la reflexión sobre el mundillo, sino que también aparecen escritores reales y personajes de ficción de otros autores. Así, encontramos por ejemplo la presencia del escritor chileno Jorge Edwards, amigo personal del autor y asociado al boom latinoamericano, o a Marcelo Chiriboga, el escritor ecuatoriano creado por Carlos Fuentes y José Donoso para incluir a Ecuador en el boom, junto a personajes procedentes de obras anteriores del mismo Benavides, como la propia Laura Oliva. "Me gusta que las historias se interrelacionen, tanto las mías propias como las de otros escritores", dice el autor, porque permite jugar con las fronteras entre lo real y lo ficticio.
Por otra parte, ambientar la novela en Madrid permite al escritor peruano tratar otros temas. "Colorado" Larrazábal es peruano de origen vasco que vive en Lavapiés, barrio multicultural madrileño por excelencia, y eso brinda la posibilidad de reflexionar sobre las migraciones y la hibridación. El origen peruano del escritor (Perú es un país con un carácter especialmente híbrido por su historia) le hace consciente de la importancia de aceptar los propios orígenes y no rechazar lo externo, pero sabe también que "la multiculturalidad, a menudo, genera choques".
En El asesinato de Laura Oliva aparece retratada la sociedad madrileña en sus diferentes estratos, desde los barrios populares de Usera y Lavapiés hasta las clases altas. Benavides ha intentado captar el espíritu de cada uno de estos barrios, "porque, así como las ciudades están vivas, y cada una es diferente, las circunstancias cambian de barrio en barrio". Encontramos en la novela una disección interesante y crítica de la ciudad, con la mezcla de "ambientes mestizos y efervescentes" y lugares más cerrados. El otro lugar en que se desarrolla la novela es Barcelona, con una "sociedad que se ha vuelto cada vez más hermética y cerrada", un triste cambio con respecto a aquella ciudad abierta y universal de años atrás.
La novela muestra, además, una gran cantidad de personajes femeninos muy fuertes, lo que responde en gran medida al trasfondo del libro. "El mundo editorial es un mundo con una presencia femenina muy marcada. Una gran parte de los agentes y de quienes manejan el mundo editorial son mujeres que han luchado mucho para llegar a donde lo han hecho". Los personajes masculinos de la obra, de hecho, "dependen en cierta manera de unas mujeres que manejan su destino".