Silvia Coma

Un día lluvioso de 1846 una aristócrata que vive con sus sirvientes en una gran casa en una colina decide bajar a la ciudad. Allí, en Nighthill, se encuentra con un vagabundo al que da cobijo durante unas semanas. Ambos se encierran en el salón de la casa y este, a petición de ella, le cuenta una historia. Su historia. Después de mucho tiempo intentando olvidarla y llevándola en silencio lady Blackburn decide revivirla. Lo que Bartholmew (el vagabundo) narra se remonta a 1820 cuando un barco naufragó a causa de una gran tormenta y los niños y jóvenes a bordo del navío llegaron a una isla desierta. Estas son las dos historias que se narran en Aún está oscuro (La esfera de los libros), la primera novela de la escritora y periodista Silvia Coma (Barcelona, 1990).



"La historia central ocurre a principios del siglo XIX y sucede cuando unos niños y jóvenes entre los 18 y los 25 años se ven abocados a una situación límite en un entorno hostil en el que no hay una sociedad, ni ley, ni guía y se ven forzados a convivir", explica la autora. Para este relato Coma se ha centrado en la adolescencia porque "es una de las épocas fundamentales en las que se forja el carácter" y esto le permitía "profundizar en el comportamiento humano en el momento del despertar sexual".



El segundo relato, el de los dos personajes ya adultos (hay que leer la novela para conocer cómo lady Blackburn se relaciona con los acontecimientos de la isla), transcurre en 1846 y la narra la doncella Alice que los escucha hablar, intrigada, tras la puerta del salón cada noche. Las protagonistas tejen una historia en la que las narraciones se suceden y, a través de ellas, encuentran su salvación. "Me interesaba ambientarla en la época victoriana porque todas ellas son mujeres y, ahora que estamos reivindicando la igualdad, quería plasmar su situación hace dos siglos", anota. En cierto modo las tres viven sometidas y "la libertad la encuentran evadiéndose de la realidad a través de la ficción".



La pérdida, el desarraigo y la muerte son algunos de los temas en los que la autora indaga en Aún está oscuro. Y como en toda historia de ficción, la realidad está presente: la experiencia con el dolor vivido en primera persona le ha valido a Silvia Coma de gasolina para su escritura. Su padre falleció en 2017 después de luchar durante diez años contra el cáncer que padecía y su madre estuvo sometida a la misma batalla durante 18 años (sobrevivió). "Mis cuentos han estado impregnados siempre de este tema, incluso uno que escribí a los 10 años", asegura.



Su padre (Javier Coma), también escritor y amigo de Juan Marsé y Enrique Vila-Matas, con los que compartía tertulias cada domingo, fue el otro motor que le guió en la escritura. Desde pequeña lo vio escribir día y noche. Por contagio ella hacía lo mismo y cuando le enseñaba sus cuentos este, tachando aquí y tachando allá, le instruía en el arte de la reescritura. Este mismo consejo le dio Marsé cuando supo que la joven estaba enfrascada en su primera novela. En ese sentido, a Silvia Coma la ficción le ha "salvado la vida". Y lo mismo les sucede a los niños y mujeres de su relato. "Los niños habitan en la miseria y lo que les une, y al mismo tiempo las únicas escenas tiernas de toda la narración, es cuando se reúnen junto a la hoguera y ella (la chica que llega en el segundo naufragio) les cuenta historias".



El señor de las moscas es un claro referente aunque su gran influencia, admite, es William Faulkner (junto a Ernest Hemingway, John Steinbeck y F. Scott Fiztgerald). "Me gusta cómo en Santuario consigue retratar una violación pero la sublima, el lector lo va entendiendo a medida que lee pero nunca nombra el concepto. Esa sublimación es una manera magistral de narrar el dolor e intensificar el impacto", sostiene Coma. En su novela también hay una violación y un asesinato, escenas en las que ha intentado hacer lo mismo que su referente, dejando que sea el lector quien averigüe los hechos.



Tampoco el título de la novela es casual ya que la mayor parte de las escenas importantes transcurren en la penumbra. Pero más allá de lo evidente, dice la autora, "por mucha esperanza que haya, por mucho que consigamos sobreponernos ante algunas pérdidas, estas situaciones nos crean una oscuridad y es nuestra responsabilidad sobrellevarlas y seguir con nuestra vida".



@scamarzana