David Bowie. Ilustración de María Hesse para Bowie. Una biografía
David Bowie aterrizó en la Tierra un 8 de enero de 1947. Cuando tenía quince años un meteorito impactó en su ojo izquierdo y lo transformó para siempre. Con este planteamiento empieza Bowie. Una biografía, la novela gráfica que María Hesse y Fran Ruiz acaban de publicar en la editorial Lumen y que se adentra en los aspectos de la vida, los enigmas y anécdotas del músico. "Parecía más interesante, más lógico, hacerlo con esos componentes de ciencia ficción -explica Ruiz al respecto-. Funcionaba muy bien como metáfora, y al mismo tiempo nos parecía coherente con la misma obra de Bowie que en muchos casos es un juego de espejos. Hemos hecho lo que precisamente él hacía con las ficciones, subrayarlas".Escrito en primera persona, a mitad de camino entre la biografía y la ficción, a lo largo de sus páginas se mezclan pasajes de la vida real de este mago de la reinvención con elementos fantásticos. "La verdad era su música y su legado artístico -interviene María Hesse -. Lo demás es relativo". Ella repite formato después del éxito obtenido con Frida Kahlo. Una biografía que la misma editorial publicó en 2016. Satisfecha con aquella experiencia, confiesa que "el mejor lugar donde puede estar un dibujo es el libro. Experimentar con otros formatos es enriquecedor, pero al sitio al que siempre quiero volver es este". Al contrario que con la pintora mexicana, que se le "agarró desde el principio" de un modo "muy visceral", cuenta que cuando se puso a investigar sobre la vida de Bowie se bloqueó porque "no lograba conectar con la persona que hay detrás". Es ahí cuando pensó en Fran Ruiz.
Para entonces, "María ya tenía cierto concepto de lo que quería que fuese el libro -interviene él-. Partiendo de esa base, comencé a quitar capas de maquillaje para ver el personaje que había debajo".
David Bowie. Ilustración: María Hesse
Bowie tuvo "unos comienzos muy duros -prosigue el autor-. Uno pensaría que un genio de este calado era como Mozart, alguien que nace con un talento innato y que desde muy pronto lo tiene muy fácil y acierta, pero es todo lo contrario. Fue una labor de muchísimo trabajo y muchísimo esfuerzo para él". Ese Bowie, su Bowie, el de los dos, "era una persona vanidosa en lo personal. En la primera etapa de su vida, tenía una necesidad de conquistar y de seducir". Pero era también un hombre calculador, según reconoce Hesse, "controlaba hasta el mínimo detalle. Es muy interesante ver el trabajo que había detrás". De hecho, reconoce Ruiz "era perfectamente capaz de coincidir con un productor a las dos de la madrugada en una discoteca de Nueva York así como si solo fuera una coincidencia aunque estuviera perfectamente medido".
David Bowie. Ilustración: María Hesse
En términos creativos, ambos coinciden en señalar el último periodo de la vida de esta leyenda del rock como su etapa más complicada, aunque por diferentes motivos. "Con los años se vuelve más sobrio -explica la ilustradora- desaparece de la vida pública, empieza a hablar de otros temas que son, a la hora de ilustrar, mucho menos llamativos". Con una personalidad muy marcada, María Hesse dice que ella dibuja como cocina. "Los pinceles los tengo siempre rotos. No me gustan los colores puros que venden en los botes. Siempre tengo que mezclarlos. Y es verdad que empecé a retomar los pinceles y a veces trabajo en lo digital, pero como que se pierde parte del placer. Como cocinar a fuego lento o con la Thermomix". En el caso concreto de David Bowie, comenta que hasta que llegó a él, ella siempre había ilustrado mujeres. "Me encuentro con un hombre que sí, era andrógino pero también era muy masculino y en la última etapa no era nada andrógino. En su última etapa ya no hay tanto disfraz. Eso era lo más complicado y lo más interesante también".Él, a diferencia de Frida Kahlo, que volcaba su vida en su arte, "no es una persona a la que le interesara hacer canciones sobre lo que le había pasado", analiza Ruiz. Sus últimos años son, de hecho, su etapa más oscura informativamente hablando. Pero además, suponen el final de este artista camaleónico. "Teníamos muy claro cómo queríamos hacerlo, de una manera que estuviera a la altura del personaje. No podíamos sacar una imagen de Bowie en la cama de un hospital. Lo que yo intento hacer es una narración de su muerte con mucha honestidad y cariño, narrando algo que vuelve a ser de ciencia ficción pero creo que es coherente con su personalidad y con su obra". Fue una parte compleja. "Ningún artista me ha dado tanto como Bowie", confiesa. Consciente de que, como en aquella cita de Dalí, los genios no pueden morir porque son necesarios, "es verdad que cuando una persona así muere hay menos energía creativa en el mundo".
@mailouti